DECISIÓN

La Madame seguirá en la cárcel por ahora

Liliana Campos había solicitado detención domiciliaria ante el juzgado Segundo Especializado de Cartagena.

6 de marzo de 2019
| Foto: Cortesía El Heraldo

Luego de la polémica que suscitó Liliana del Carmen Campos Puello –la Madame– la semana pasada por haber sido vista caminando como una transeúnte más por las calles del centro de Cartagena, en camino a una audiencia en el Complejo Judicial de Cartagena, esta mujer perdió una de sus primeras batallas ante la justicia.

La acusada por la Fiscalía de regentar la mayor red de explotación sexual de jóvenes mujeres en la turística capital bolivarense, solicitó ante el juzgado Segundo Especializado de Cartagena la libertad condicional argumentando que era su deber ejercer el cuidado y custodia de su hijo de 17 años.

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Así mismo, su compañero sentimental, Gustavo Ruiz, pidió ante el mismo despacho casa por cárcel dado que su madre parece cáncer de mama.

En ambos casos el juez negó ambas peticiones. En el caso de la Madame, hay dos hijos más mayores de edad que pueden cuidar de su hermano. En cuanto a Ruiz, hay un hermano que puede ofrecer los cuidados que requiere la enfermedad de su progenitora.

Este jueves se reiniciará la audiencia de acusación del proceso en su contra por los delitos de trata de personas e inducción a la prostitución y concierto para delinquir, que no solo incluyen a su pareja —capturada en Cali luego de que reventara el escándalo— sino a su padre, Carlos Campos.

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En el proceso también están vinculados dos de sus sobrinos de la mujer, uno de ellos puesto en libertad. Un sobrino más, George Anthony Campos, quien tendría nacionalidad estadounidense y es señalado de ser uno de los coordinadores de esta empresa ilegal, es buscado con circular de la Interpol.

Paseo por el centro

El martes de la semana pasada, varias personas vieron caminar a la Madame por el centro histórico de la capital de Bolívar. El asunto se tomó las redes y se convirtió en un escándalo, pues no era sencillo entender porque estaba en las calles cuando se suponía de debería estar tras las rejas.

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El director del penal explicó que la mujer tenía ese día una citación ante un juzgado a pocas cuadras del penal. Según dijo el funcionario, esa cárcel no tiene vehículos para movilizar los detenidos y, como estaba relativamente cerca del despacho judicial, no alquilaron un carro para no “meterse en trancones” y por eso optaron por caminar.

Luego, los propios guardianes del penal revelaron que ese tipo de situaciones eran frecuentes debido a la crisis de la cárcel. Incluso, contaron que no era la primera vez que tenían que salir de esa forma con la Madame.

De hecho, quienes pensaron Campos Puello estaba sola, en realidad iba acompañada de un guardián que pasó desapercibido porque estaba vestido de civil ya que, según contaron, no tiene dotaciones de uniformes.

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La mujer no iba esposada, como ocurre con los detenidos cuando son trasladados, porque en esa cárcel solo hay siete esposas, de las cuales seis están dañadas, y la única que sirve es utilizada como candado para mantener cerrada la puerta principal de la cárcel. Toda una caricatura de la crisis del sitema penitenciario en Colombia.