NACIÓN
‘La Mona’: la única mujer que se dedica a la pesca artesanal en el mar Caribe
En todo el Atlántico solo una mujer se dedica al oficio de la pesca artesanal. Se trata de Angélica Cifuentes, más conocida como ‘La Mona’. “La gente se sorprende, pero sí, soy una orgullosa mujer pescadora”. Esta es su historia.
Cuando se habla de pescar artesanal, muchos lo asocian inmediatamente con la labor de un hombre, y si bien son mayoría en este gremio en el país, las pocas mujeres de este sector marcan la diferencia.
Ese es el caso de Angélica Cifuentes, a quien es imposible no mirarla. Es trigueña y de contextura fuerte. Resalta al ser la única mujer en un grupo de hombres que, con atarraya en mano, se alistan para adentrarse al tajamar occidental de Bocas de Ceniza, donde desemboca el río Magdalena con el mar.
Su rutina se inicia a las cinco de la mañana. Angélica, de 50 años y madre de dos hijos, desempeña las mismas labores de los demás: arrastra la canoa, carga los trasmallos y rema.
Así son las faenas de pesca de Angélica, más conocida como ‘La Mona’. Es pescadora desde hace quince años gracias al legado familiar que le dejó su padre, trabajador incansable, quien le enseñó las particularidades de la pesca artesanal en las aguas del río Magdalena y el mar Caribe.
Angélica es una pescadora aventurera, a la que le gusta la adrenalina. Esto la lleva a pasar con fuerza sobre las olas, para sentir el movimiento y la dinámica del río, siempre acompañada de su compañero y en su canoa, su fiel medio de transporte. Después de pescar, vende el róbalo, la corvina y el bocachico a los restaurantes y pescaderías de la zona.
“La gente se sorprende, pero sí, soy una orgullosa mujer pescadora. Mis compañeros me dicen que en el Atlántico soy la única que desempeña este oficio, porque no solo tiro atarrayas, sino que realizo todas las labores que comúnmente desempeña un hombre”, expresa en medio de una amplia sonrisa.
“Siempre me ha encantado ver los trasmallos llenitos de peces cada que los sacamos. Pero también reconozco que ahora la pesca no es lo mismo, y que estamos deteriorando nuestro río. Debemos adquirir conciencia y cuidarlo, porque somos muchos los que vivimos de lo que él nos proporciona”, dice con un dejo de tristeza.
El ser consciente de esa situación llevó a “La Mona” a fundar una asociación de pescadores, llamada Estur, a la que hoy pertenecen 50 de sus colegas. Ellos trabajan en acciones enfocadas a fortalecer la pesca, y han encontrado nuevas oportunidades de negocio con la enseñanza y acompañamiento a los turistas que recorren la zona de la desembocadura del río.
“Los turistas llegan a la Asociación con ganas de ir a pescar. Quieren que les enseñemos, y también que les hagamos un recorrido por toda la ciénaga para conocer la majestuosidad de sus paisajes”, explica Angélica.
Y es que nadie conoce mejor el río Magdalena que sus pescadores. Por eso, proyectos como Estur llamaron la atención de Cormagdalena, Findeter, la European Dredging Company, contratista de la draga que trabaja en el canal de acceso a la Zona Portuaria de Barranquilla, y interventora HMV Ingenieros Ltda, interventora de ese contrato, cuando se reunieron para definir las iniciativas que apoyarían a través del programa social para mejoramiento de la calidad de vida de los pescadores y sus familias que vienen desarrollando.
Como resultado, la asociación de “La Mona” fue seleccionada entre los 349 beneficiados por este programa en el barrio Las Flores, por lo que recibieron motobombas y trasmallos nuevos, para seguir con su tarea de transformar el sector pesquero.
“Todos los días, cuando salgo a pescar, me digo a mí misma que tendré un excelente día. Haber sido elegidos para recibir esos insumos es más que excelente, maravilloso, pues esto es una ayuda para toda la comunidad, que agradecemos con el corazón”, concluyó Angélica.