Nación
La muerte del pequeño Gabriel Esteban estaba anunciada, su mamá había denunciado a su expareja, papá y asesino del menor
Gabriel Enrique González, el padre y presunto asesino del pequeño Gabriel Esteban, fue capturado cuando trataba de escapar. Intentó sobornar a un policía.
La historia de horror, de un asesino que fue denunciado antes del crimen, se repite con el pequeño Gabriel Esteban Cubillos. Su mamá advirtió el riesgo que corrían al lado de quien ahora será presentado como el presunto asesino del niño, su propio padre. La mujer lo denunció, le dijo a la Comisaría de Familia las amenazas que constantemente recibía y, al contrario de garantizar su seguridad, le permitieron acercarse, incluso estar durante los fines de semana con el niño.
Los vecinos del pequeño Gabriel le contaron a SEMANA cómo las agresiones del ahora capturado, el señor Gabriel Enrique González, eran constantes y no solo en contra de la mamá del menor, también el niño debía soportar las amenazas y hechos de violencia que fueron advertidos a diferentes autoridades como la Comisaría de Familia en la localidad de Usme y en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Irónicamente, la Fiscalía utilizará las denuncias que se radicaron ante las autoridades y en las que la mamá del pequeño Gabriel advertía el riesgo que representaba el hombre capturado para ella y su hijo. Son denuncias que ahora se convierten en la prueba de una predicción fatal que dejó como víctima al niño y que, de haber sido atendida a tiempo por el Distrito, la tragedia se habría evitado.
En los reportes que se conocieron quedó claro que para las autoridades, como la Comisaría de Familia en la localidad de Usme, era suficiente recomendar unas terapias psicológicas para Gabriel Enrique González, el padre del niño, cuando las advertencias y denuncias de la mamá eran muy claras: el hombre los amenazaba y se convirtió en un riesgo para la familia.
Una de las denuncias que estaban en poder de la Comisaría de Familia en la localidad de Usme señalaba hechos de acoso y tenía agendada una cita en la que la víctima y victimario se encontrarían el próximo 30 de octubre para tratar de conciliar, en un hecho que ahora se convirtió en una terrible tragedia para el país.
Las denuncias iban más allá: la mamá del pequeño Gabriel advirtió que tras notificar a la Comisaría de Familia de las agresiones y amenazas, esta entidad lo único que hizo fue restringir algunas visitas, pero autorizó que los fines de semana el niño pudiera estar con quien más adelante se convertiría en el presunto asesino.
Incluso, el Distrito reconoció que existían denuncias y que se emitieron algunas medidas de protección que, de acuerdo con los vecinos, se limitaba a unos documentos, papeles con la clase de restricción en favor de la mujer. “La madre cuenta con un registro de violencia intrafamiliar allí en una Ccomisaría de Familia y a ella se le profirió a favor una medida de protección”, señalaron las autoridades.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar también se pronunció en un comunicado para explicar que en el momento de conocer los hechos designaron a un grupo especial de atención para las menores de ese núcleo familiar, sin embargo, la atención, y a la luz de esta tragedia, parece que fue insuficiente, pues la madre intentó advertir a las autoridades el riesgo que corría y aun así los dejaron solos.
Este no sería el único hecho en el que ampliamente las mujeres, luego víctimas de la violencia intrafamiliar, advierten a las autoridades los hechos que se proyectan como tragedias, en los que los agresores no solo están cerca, sino que se benefician de la inoperancia de las entidades encargadas de proteger y garantizar los derechos de los niños, también de sus madres.