El Ñeñe Hernández aparece en un par de fotos junto al presidente Iván Duque. Los dos se conocieron hace varios años porque sus padres eran amigos. En esta imagen también está la exreina y presentadora María Mónica Urbina, esposa del Ñeñe.

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El fantasma del Ñeñe

Unas conversaciones de un polémico personaje de La Guajira asesinado en Brasil, perdidas por años en la Fiscalía, desataron un escándalo político que terminó por salpicar al presidente Duque y al senador Álvaro Uribe. ¿Qué puede pasar? 

7 de marzo de 2020

La transcripción de la llamada telefónica que generó el escándalo estuvo en poder de la Fiscalía durante 21 meses sin que pasara absolutamente nada. En esta, según el informe de la Policía Judicial, José Guillermo Hernández, alias el Ñeñe, hablaba con una mujer hasta ahora desconocida sobre supuestos delitos electorales en La Guajira, para favorecer, presuntamente, a la candidatura de Iván Duque. La llamada habría ocurrido a 14 días de la segunda vuelta presidencial, en la que Duque enfrentaba a Gustavo Petro. La investigación judicial comienza con varias preguntas en el aire. ¿Quiénes son los mencionados? ¿Por qué pasó tanto tiempo sin que las autoridades actuaran?

Al Ñeñe lo asesinaron el 2 de mayo pasado en un asalto en Brasil, justo cuando afrontaba procesos por sus presuntos vínculos como testaferro del narcotraficante y contrabandista Marquitos Figueroa. También estaba en el radar de la Fiscalía como uno de los posibles autores intelectuales del asesinato de un joven en Barranquilla en 2011. La Fiscalía y la Policía interceptaron su teléfono en el marco de ese caso.

Si bien las consecuencias jurídicas del escándalo dependerán de las investigaciones de la Fiscalía, los coletazos políticos ya se sienten con fuerza.

Según el informe judicial, publicado por el periodista Gonzalo Guillén, el Ñeñe recibió la llamada del escándalo a las 9:58 de la mañana del 3 de junio de 2018. La mujer desconocida, identificada en el documento como ‘MD’, le dijo que estaba preocupada por las elecciones: “Hay que trabajar mucho”. El Ñeñe le respondió: “Yo ayer le decía a Priscila que nos tenemos que poner las pilas. Hay que buscar una plata para pasar bajo la mesa para soltarla en los departamentos”. La desconocida le contestó que consiguió 1.000 millones y que estaba buscando empresarios para mover la plata.

El Ñeñe replicó: “En la pasada nos aprovechamos de la plata que se robaron de Vargas Lleras, de transporte y de cosas; en estas otras no la vamos a tener, usted se imagina donde nos hubieran cogido esos ciento y pico de millones de pesos, qué hubiera pasado en el Valle. Mauricio se lo dijo a Priscila: no se dejen llevar de la vieja Francia Sierra”. Luego, la mujer le dijo al Ñeñe que le llegaron unas pruebas sobre el esposo de Sierra: “Con video y todo el martes se las voy a llevar a Uribe”. El informe de esta interceptación registra al final que la mujer dijo: “Me mandó Iván y Uribe para Manaure, Uribia, Riohacha y Maicao, tenemos que ganar en La Guajira”.

El expresidente Álvaro Uribe asegura que no conoció al Ñeñe, aunque aparece en una foto a su lado y también envió un mensaje de condolencia cuando lo asesinaron en mayo del año pasado.

El registro de la conversación se conoció esta semana y de inmediato levantó polvo. Francisco Barbosa, el recién posesionado fiscal, dejó claro que las grabaciones se hicieron en la administración del fiscal general encargado, Fabio Espitia, pero realmente ocurrieron durante el periodo de Néstor Humberto Martínez. Y agregó que compulsará copias “a las autoridades competentes para los fines pertinentes”. Sin embargo, no aclaró quiénes son esos destinatarios de la información.

El caso podría llegar a la jurisdicción de varias instancias: del Consejo Nacional Electoral, porque hablan de dineros irregulares en una campaña; de la Comisión de Acusación de la Cámara, por la supuesta mención a Duque; de la misma Fiscalía, porque relaciona a varios particulares en posibles delitos; de la Corte Suprema de Justicia, si se establece que uno de los mencionados es Álvaro Uribe. De hecho, el alto tribunal ya le entregó el caso al magistrado Misael Rodríguez, luego de recibir una denuncia del periodista Guillén contra el senador. 

El expresidente Uribe, por su parte, dio varias declaraciones a los medios en las que dijo que Luigi Echeverri, el gerente, manejó las cuentas de la campaña de Duque “con todo rigor”. Y negó ser conocido o amigo del Ñeñe. Lo hizo pese a que hay fotos en las que aparecen juntos, y a que en su cuenta de Twitter publicó un mensaje de condolencia cuando murió el controvertido personaje. “Es posible que (el Ñeñe) hubiera asistido a alguna reunión política, son todavía muchos los que se toman fotos conmigo. Cuando lo asesinaron, los directivos del César me pidieron una mención de duelo. Saqué un tuit”, dijo Uribe.

Al Ñeñe lo asesinaron el 2 de mayo pasado en un asalto en Brasil, justo cuando afrontaba procesos por sus presuntos vínculos como testaferro del narcotraficante y contrabandista Marquitos Figueroa.

El Ñeñe publicó decenas de fotos en su cuenta de Instagram, en la que solía posar junto a su esposa, la presentadora y exreina María Mónica Urbina, y a muchas otras personas conocidas en la costa. Duque aparece en dos imágenes junto a él: una en tiempos de campaña y otra cuando ya era presidente. En otra más, la mamá del Ñeñe posa al lado de Duque. También hay registros de que el Ñeñe asistió a la posesión presidencial. Según La Silla Vacía, el Ñeñe y Duque se conocieron en la infancia por las relaciones entre sus padres, el empresario y político Iván Duque Escobar y el ganadero y líder conservador Aristides Hernández.

El presidente Duque se refirió al escándalo el viernes. Aseguró que conoce a la familia del Ñeñe desde 1995 y a él lo conoció hace cuatro años. “Nunca le pedí al señor Hernández ningún recurso para mi campaña y nunca supe de investigaciones contra él”. Sobre las fotos en las que posan juntos, dijo que las tomaron en “contados” eventos públicos. Aseguró también que muchas de las estructuras del partido en las regiones invitaron a diferentes personas a la posesión. “Yo no puedo asegurarle quién estuvo. En el listado sí está”.

Uribe explicó en Twitter que María Claudia Daza, asesora de su Unidad de Trabajo Legislativo, sí conoció al Ñeñe. Es amiga de infancia de María Mónica Urbina.

Una pregunta clave en este caso es ¿quiénes pueden ser los otros relacionados con la llamada? Por ahora solo hay especulaciones. Una de estas señalaba que la interlocutora del Ñeñe es María Claudia Daza, asesora de la Unidad de Trabajo Legislativo de Uribe. Según el expresidente, ella le aseguró que conoció al Ñeñe porque es amiga desde la infancia de su esposa, la exreina Urbina. Y que aunque sostuvo llamadas telefónicas con el Ñeñe, nunca conversó sobre compra de votos. Hasta ahora no se ha conocido el audio de la grabación, con el que se podría establecer quién estaba al otro lado de la línea.

No solo se identifica el contenido de esa conversación del paquete de interceptaciones al Ñeñe. En su programa en el canal digital de SEMANA, la periodista Vicky Dávila publicó algunas grabaciones de las llamadas del Ñeñe, más de 25.000 registros en total. En varias de ellas mencionan al presidente. Se le oyen frases como “el presidente Duque es mi hermano”; “estuve hablando con el presidente esta semana” y “quedamos de hablar aquí, yo pedí una cita para hablar con él (el presidente Duque)”.

También menciona a otras personas que han sido miembros del gabinete. “Yo tengo que salir ahora con el ministro de Hacienda, con Carrasquilla (…) Ayer me sentaron al lado de Carrasquilla y al lado de María del Rosario Guerra”. En dos audios más asegura que va a reuniones con el ministro de Defensa, en ese entonces Guillermo Botero. Este, por su parte, dijo en el mismo programa que no conoció al Ñeñe.

En las comunicaciones también habla de oficiales del Ejército. “Voy a Bucaramanga, es que viajo con el comandante del Ejército en un avión del Ejército”. En otro audio se le escucha: “Estoy aquí en Paipa con mis generales”. Uno de sus interlocutores toca el tema en una llamada con el Ñeñe, a quien le dice: “Contentos con el cambio de cúpula, contento con esa mierda. Son amigos, guerreros, conocen el país. Es una putería”.

Entre tanto, la transcripción de la Policía Judicial que desató el escándalo no habría salido a la luz de no ser porque el abogado Miguel Ángel del Río la descubrió cuando trabajaba en un caso totalmente diferente. Se trataba del asesinato del joven Óscar Rodríguez, abaleado en agosto de 2011 luego de que un sicario lo confundió con su padre, Carlos Rodríguez, el verdadero objetivo. De acuerdo con la tesis de Del Río, el Ñeñe habría ordenado asesinar al padre para no pagarle una deuda de más de 1.000 millones de pesos. Y para hacerlo, el Ñeñe habría contratado a los matones de su supuesto socio, el narcotraficante y contrabandista Marquitos Figueroa, quienes se equivocaron de blanco.

A la izquierda, el Ñeñe con el general (r) Ricardo Alberto Restrepo Londoño, exdirector de la Policía Antinarcóticos. Arriba, con su esposa. A la derecha, con el general (r) Jorge Jerez, excomandante de la Segunda División del Ejército. 

No solo lo investigaban por ese caso. De hecho, un mes después de su muerte, las autoridades le aplicaron la extinción de dominio a decenas de propiedades suyas, avaluadas en más de un billón de pesos. La lista incluía haciendas, apartamentos, bombas de gasolina, carros y miles de cabezas de ganado. Según el expediente, el Ñeñe era uno de los principales testaferros de la estructura criminal de Figueroa. También investigan el presunto rol del Ñeñe como determinador de varios asesinatos perpetrados por la banda de Figueroa en la costa.

En ese mundo, el Ñeñe también se había vuelto objetivo de los criminales. Había sufrido tres atentados y la casa de su mamá fue hostigada incluso con granadas. En 2018 fue víctima de la banda de los Rolex en Bogotá, donde le robaron uno de sus relojes. Y el año pasado, cuando asistía a una feria ganadera en Brasil, lo asaltaron nuevamente supuestamente para robarle un reloj de esa marca. Teniendo en cuenta sus antecedentes y el número de sus enemigos, esa versión despierta suspicacia.

De lo anterior es posible sacar algunas conclusiones. 1) Que es lamentable que la Fiscalía haya engavetado esa conversación y muestra una clara intención de no meterse con una papa caliente.

2) Que el tema que el Ñeñe y su interlocutora discutían estaba relacionado con una plata para la campaña del entonces candidato Iván Duque, y que había la intención de meterla debajo de la mesa.

3) Que el acceso que tenía el Ñeñe al mundo del poder, que quedó en evidencia en las grabaciones reveladas en el programa de Vicky Dávila, demuestra que Uribe, Duque y los ministros no sospechaban que era narcotraficante. De lo contrario no se hubieran expuesto a tener algún tipo de contacto con él.

Que es lamentable que la Fiscalía haya engavetado esa conversación y muestra una clara intención de no meterse con una papa caliente.

Fuera de eso, es difícil de entender la conversación incriminadora. Para comenzar, nadie ha oído el audio, pues solo se conoce una transcripción que hizo pública el periodista Gonzalo Guillén. La persona identificada como ‘MD’, de quien hasta ahora la justicia no ha establecido su identidad, está en una situación complicada por la forma en la que se refiere al manejo de la plata. La expresión “pasar plata por debajo de la mesa” puede dar pie a compra de votos o a violación de los topes, y las dos son delitos.

Luigi Echeverri, gerente de la campaña de Duque, dijo que nunca conoció al Ñeñe, y que no recibieron donaciones privadas para la segunda vuelta presidencial.

Uribe y Duque están mencionados en la frase “Me mandó Iván y Uribe para Manaure, Uribia, Riohacha y Maicao, tenemos que ganar en La Guajira”. Ahí no hay ninguna referencia a nada ilícito, pues hablan solamente de política. Las otras personas (Priscila, Francia y Mauricio) están simplemente mencionadas como conocidas de los protagonistas, pero no participan directamente en las conversaciones. El hecho de que sus nombres hayan salido a flote en esas llamadas no los involucra en nada grave.

Este episodio deja en evidencia una práctica común y lamentable de las elecciones en Colombia: la compra de votos. Aun cuando no involucra directamente al presidente, sí lo hace con su campaña. Por ahora hay que esperar las investigaciones de la Fiscalía para determinar la contundencia de las pruebas. Si bien las consecuencias jurídicas están por verse, las políticas ya se sienten.