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Esta es la historia de película de Vladimir Taranetc, el ruso del Estado Islámico que cayó en Colombia: espionaje, traición, guerra, fugas y un “inocente” error. Era uno de los más buscados del mundo
Tras varios años de esquivar a la justicia en diferentes partes del mundo, incluso en Colombia, donde trató de saltarse las normas al asegurar que ya había sido juzgado por un cabildo indígena, Vladimir Taranetc será enviado a Rusia, donde es considerado traidor de la patria.
La historia de Vladimir Taranetc, o Vladimirovich, un ruso que formaba parte del Estado Islámico, capturado en Colombia y que ahora será enviado en extradición a su país por el delito de traición a la patria, bien parece el guion de una película: espionaje, traición, guerra, escapes y un inocente error, por el que cayó en el lugar menos esperado. SEMANA revela el expediente completo de este hombre, quien por años fue uno de los más buscados por las autoridades en el mundo.
En septiembre de 2013, cuando tenía 28 años, Taranetc abandonó su natal Rusia y se sumó a las filas de la organización terrorista Jaysh-Muhajirin Val-Ansar, en Siria, para luchar contra el Gobierno de Bashar al-Ásad, en medio de una guerra civil que se ha extendido por años en esa nación.
En medio de la guerra, Taranetc empezó a obtener un reconocimiento dentro de la organización calificada como terrorista, adquirió poder y control en la línea de mando. Según los informes de inteligencia, “V. V. Taranets –como aparecía reseñado–, junto con sus otros miembros, cuenta con armas de fuego automáticas y municiones, participa activamente en enfrentamientos armados en el territorio de la República Árabe Siria contra las tropas oficiales sirias, comete sabotajes y actos terroristas”.
Los documentos son claros: la estructura ilegal a la que pertenecía se destacaba por atentados sistemáticos contra civiles, funcionarios del Gobierno y agentes de Policía para presionar y lograr que la célula extremista se expandiera y alcanzar el poder absoluto. En la búsqueda de estos fines, Taranetc tuvo un papel fundamental, era nada menos que el encargado del armamento en el grupo terrorista.
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Fue tal su poder, que tuvo participación directa en un ataque terrorista en Tayikistán, un pequeño país ubicado en Asia Central, donde murieron varios ciudadanos europeos. La acción alborotó a las autoridades rusas, que no dudaron en exigir la detención de Taranetc. Fue así como en 2016 el Tribunal Municipal de la República de Tayikistán ordenó su captura y privación de la libertad en una cárcel para que respondiera por lo que había hecho.
“Así, con sus acciones, Taranetc V. V. cometió un delito en virtud de la Parte 2 del art. 204.5 del Código Penal de la Federación de Rusia, es decir, la participación en las actividades de una organización que, de acuerdo con la legislación de la Federación Rusa, es reconocida como terrorista”, señala la documentación conocida por SEMANA.
Sin embargo, en medio del conflicto, resultó imposible que en este pequeño país Taranetc fuera capturado y se cumpliera con su extradición. Hecho por el cual ese país buscó a su aliado para que pusiera en marcha todo el trámite diplomático para que se ordenara la captura de este peligroso y temido personaje. Fue así como se emitió una circular roja por parte de la Interpol, lo que dio inicio a una agresiva búsqueda para dar con su paradero. Pero parecía una misión imposible, no había rastro del terrorista.
Sus acciones fueron consideradas por el Kremlin como una amenaza en contra de la seguridad de la Federación de Rusia, hecho por el que es considerado en su tierra natal como un traidor a la patria, una de las peores y más graves acusaciones que se puede hacer en este país en contra de un ciudadano.
Cinco años después, evadiendo por todas las formas a la justicia, traspasando fronteras a la fuerza, con documentos falsos, el terrorista pasó por Estambul, en Turquía, y cruzó el océano para llegar a América Latina, donde estaba seguro de que estaría a salvo, y lejos del fantasma de la extradición hacia Rusia.
Sin embargo, un giro del destino le jugaría una mala pasada: el objetivo de Taranetc, de quien todavía es un misterio cómo pudo abordar ese vuelo, era hacer una escala en Panamá para llegar a su destino final: Guatemala.
Sin embargo, el avión no hizo la tan anhelada parada y terminó llegando a Bogotá. De inmediato se prendieron todas las alertas y se ejecutó un operativo exprés que permitió su detención. Su dicha había terminado por completo. Inmediatamente se buscó un traductor para ponerle de presente todos sus derechos; visiblemente confundido, no puso ningún tipo de resistencia.
En la foto de reseña ante los flashes de la Policía se mostró calmado, pese a su mirada fría y calculadora, muy lejos de ese hombre que hasta hace poco había formado parte de una de las organizaciones más temidas del mundo y que, al parecer, tenía una misión especial para buscar nuevas fuentes de financiación de la célula terrorista yihadista y lograr más apoyo en su lucha contra el Gobierno sirio, esta vez de este lado del hemisferio.
El estudio de la extradición en la Corte Suprema de Justicia no fue fácil. Además de los reclamos por una aparente persecución política y el riesgo que correría Taranetc de ser extraditado a Rusia, la defensa asignada radicó una petición en la que señalaba que ya había sido juzgado y condenado por, léase bien, la autoridad ancestral del Cabildo de Pueblo Nuevo Ceral, ubicado en el Cauca, a quien calificaba como “su juez natural”.
A mediados de diciembre pasado, Taranetc, de quien podría decirse que es uno de los presos extranjeros más custodiados del país por su peligrosidad, fue notificado de la decisión de la Corte Suprema de Justicia, que dio el visto bueno para que sea enviado a Rusia, donde deberá responder por cargos tan graves como “participación en un grupo armado no previsto por la ley federal, así como participación en un grupo armado en el territorio de un Estado extranjero para fines contrarios a los intereses de la Federación de Rusia y participación en las actividades de un grupo reconocido como terrorista”.
“De la lectura de las citadas disposiciones se observa que las conductas por las que es procesado y requerido Vladimir Taranetc constituyen delito tanto en Colombia como en la Federación de Rusia”, resaltó la Corte en su concepto.
Mientras se adelanta todo el trámite de extradición, que solamente tiene pendiente la firma del presidente Gustavo Petro, las autoridades buscan resolver varias preguntas: ¿Taranetc tenía intereses de buscar aliados en Colombia? ¿Cómo pudo burlar durante años la seguridad en los aeropuertos y fronteras? ¿Qué planes tenía en Guatemala?