Política
‘La política del amor’: El día que de niño a Gustavo Petro se le disparó una escopeta
El candidato presidencial lanzó un largometraje de su vida por fuera del ojo público. Estos son algunos datos desconocidos de su vida
El martes pasado, el Teatro Astor Plaza de Bogotá estaba lleno. Gustavo Petro presentaba el largometraje, producido y dirigido por la colombo-alemana Jennifer Steffens, que relata cada etapa de la vida del líder del Pacto Histórico por medio de las voces de su familia y allegados. A pocos días de la primera vuelta presidencial, se da a conocer al candidato desde un ángulo nunca antes visto.
Entre los detalles, resaltan varios que llaman la atención. Uno de los primeros, cuando se relató su infancia, fue el día que accionó una escopeta por accidente. A pesar de haber nacido en Ciénega de Oro, Petro vivió gran parte de su vida en el municipio de Zipaquirá. Al pueblo cordobés volvía cada seis meses por vacaciones.
“Recuerdo que un tío guardaba una escopeta en un escaparate. Él la cogió, dentro de su ingenuidad, y se le disparó. Atravesó una puerta y una pared. Los tiros pegaron en la pared. Afortunadamente, no había nadie sentado en la sala y no hubo heridos. Pero esa situación lo impactó en la medida de que podía haber alguien sentado allá”, dijo un familiar.
Otro detalle de Petro que salió a relucir en el video fue su faceta de enamorador. El candidato era tímido en su juventud, pero según cuenta él y sus familiares, nunca tuvo problemas a la hora de seducir a una mujer.
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“Era bastante tímido, pero dentro de su timidez tenía cierta atracción por las chicas de acá del pueblo, era bastante enamorador. De igual forma, a veces le preguntaba que cómo hacía para enamorarlas, que me diera el secreto. Me decía que a través de la mirada, se quedaba mirándolas y con eso era suficiente para que las chicas se sintieran atraídas”, dijo un allegado que narra las vivencias de Petro en Ciénega de Oro.
Su primera novia, cuenta Petro, era de la región y de familia árabe. “La niña vivía en la otra esquina de mi casa, ahí se escuchaba música árabe y hablaban en el idioma árabe. A mí me seducía esa exuberancia, de cierta forma”, contó el candidato.
Entre las anécdotas de niño, su padre contó que, por medio de un cuento escrito a temprana edad, Petro predijo su insurgencia militando en el M-19. Gustavo Petro Sierra encontró un cuaderno con hojas escritas, las cuales identificó como de su hijo y leyó.
“Me puse a leer y era una especie de novela que Gustavo había empezado a escribir cuando solo tenía ocho años. En cierta forma, era casi un anticipo de su propia vida. Manifestaba que era hijo de un inmigrante, que lo perseguía la Interpol, que un día lo cogieron y al día siguiente lo fusilaron. Él presenció el fusilamiento de su padre, no quiso ir a la casa y se fue al monte”, narró el padre del candidato.
“En el monte se encontró con la guerrilla y formó parte de esa guerrilla en el proyecto de novela que estaba escribiendo. Se dio cuenta que yo me había enterado de lo que había escrito y no volvió a escribir”, agregó.
Petro también habló de lo mucho que le costó quitarse la “frialdad” zipaquireña. Esto lo hizo a través del baile y el porro, arte que, según su familia, no domina del todo bien.
“Por ese lado fue que yo aprendí del amor y la mujer, fue ahí, no fue en otra parte. Fue primero bailando, porque si no sabes bailar no puedes conquistar a una muchacha. No tienes forma, estás perdido. De alguna manera, mi frialdad zipaquireña tenía que quitarse y ser reemplazada por el instinto caribeño. Más o menos lo logré en el porro”, reveló el candidato.
El candidato aseguró que “mientras iba bailando iba enamorando, y funcionaba. Yo aprendí como cualquier costeño de córdoba a enamorar bailando y nunca se me olvidó”.
Sin embargo, el padre del candidato no opina lo mismo: “Gustavo cree que baila, pero la verdad es que no lo hace bien”, dijo mientras veía a Petro bailar con Verónica Alcocer, su esposa, durante la celebración de su cumpleaños en Ciénaga de Oro.
Petro también habló sobre una de las tristezas más grandes de su vida, la muerte de Enan Lora, poeta de su municipio natal y su amigo del M-19.
“A Enan Lora lo destrozaron en la tortura aquí en Bogotá. Maza Márquez. Yo tuve que recogerlo, meterlo en un ataúd y mandarlo en un avión de carga a Ciénaga de Oro, a Montería. No pude ir a su entierro, él era mi amigo más querido y yo lo recogí quemado. Vi la forma en la que lo habían colgado de los labios, lo habían destrozado. Ya estábamos en la paz de los años 90″, narró.
Verónica Alcocer, su esposa, tuvo un rol fundamental en la narración y se conoció la historia de cómo nació su relación.
“Me gustaba que era hermosísima. Ahí invité a bailar a Verónica y no pude. Esa es una bailarina excelsa y ahí sí fallé. Y ya, ahí tuve dos niñas y he vivido más con ella que con otra mujer porque ya son 20 años. Mary Luz vivió mi época de guerrillero y azares, ella fue víctima de eso porque la cogieron presa. En cambio, Vero vivió fue mi época parlamentaria, pero era más azarosa aún por los debates de la parapolítica, me tocaba salir corriendo al exilio y ella embarazada”, sostuvo Petro.
Además contó que en su época de parlamentario sistematizó e investigó los asesinatos para poder catalogarlos como masacres y genocidios. Sin embargo, el dolor de cada uno de los procesos se quedaba con él.
“Lo que yo iba captando no era tanto el temor y el miedo que me daban mis propios debates, sino el dolor que yo iba recogiendo de los archivos de procesos judiciales que íbamos juntando. Teníamos en la oficina del Congreso cajas enteras, juntando e hilando. Lo que iba quedando en el corazón de uno era el dolor de la gente, esa barbarie. Se iba juntando”, confesó.
El líder progresista habló sobre su crisis económica cuando su administración en Bogotá terminó. La falta de trabajo hizo que ni el mercado de su casa estuviera asegurado.
“El hecho de volverme parlamentario me dio la subsistencia relativamente cómoda. Un buen salario de privilegiados, porque te va aburguesando, te va dejando cooptar porque te endeudas. Al endeudarte eres un esclavo. Tengo más deudas con las multas que activos, lo cual no me quita el sueño”, dijo.
“Tenía que dar conferencias para poder conseguir para el mercado después de ser alcalde. Todo el mundo cree que si manejaste billones de pesos y miles de millones de dólares gobernando una ciudad tan grande como Bogotá, pues te robaste un pedazo y no tienes problemas. Yo al otro día de salir de la alcaldía, tenía problemas para comprar el mercado. Al mismo tiempo cayeron los embargos. Ni siquiera era que no tenía, sino que estaba en rojo. No podía ni siquiera tener”, confesó.
Además, contó que, a raíz de ese episodio, se enfermó de un sangrado estomacal que lo dejó una semana interno en el hospital. “Era el estrés de no poder actuar”, dijo por lo ocurrido en la época en la que también se avecinaba el plebiscito.
El documental, presentado en el teatro bogotano, está disponible en el canal de YouTube de Gustavo Petro.