INVESTIGACIÓN
La portada de SEMANA que reveló el crimen de Helena Laserna, la nieta del fundador de Los Andes
La joven había desaparecido supuestamente en un tratamiento de células madres para curar el autismo. La realidad es que fue asesinada.
La desaparición de Helena Laserna fue un misterio por meses. La joven, que sufría de autismo, había sido supuestamente enviada a un tratamiento médico, pero todas las versiones que apuntaban a esa tesis no cuadraban. Al final, la justicia acaba de resolver lo que sucedió realmente: Camilo Fidel Pinzón Gómez fue hallado responsable de la desaparición forzada de la nieta de Mario Laserna Pinzón, fundador de la Universidad de los Andes.
El juzgado primero especializado de Cundinamarca determinó que se presentó evidencia suficiente para demostrar que el hombre tuvo conocimiento y participación directa en los hechos que rodearon este extraño caso.
En el mismo fallo, la madre de la joven, María Liliana Laserna Jaramillo, fue absuelta al comprobarse que fue víctima de una presión de parte de su compañero sentimental, quien se aprovechó de su situación emocional y psicológica para que avalara el viaje a Chile en el que supuestamente la menor iba a ser sometida a un experimento con células madre que la iban a “curar del autismo” con el que había nacido.
Varios testigos coincidieron en afirmar que Pinzón Gómez fue la última persona que vio con vida a la joven en el año 2016, en el cual se conoció del inesperado viaje para el experimento científico. Dos años después, Dorotea Laserna Jaramillo, la hermana mayor de la prestigiosa familia, recibió una noticia que la dejó de una sola pieza: una amiga le confesó que Liliana le había revelado que Jesseca Helene había fallecido junto a otros ocho niños.
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Esta revelación unió nuevamente a la familia para denunciar la desaparición de la joven, que para ese momento debía tener 19 años. Yann Serge Shconwald, una persona muy cercana la familia, fue el encargado, en febrero de 2019, de presentar la respectiva denuncia ante la Fiscalía General.
Debido a que se trataba de una menor de edad vulnerable por su condición y los antecedentes que se habían presentado, se le dio celeridad al caso. A los pocos meses los investigadores llegaron a tres conclusiones: Helene estaba muerta.
Liliana -quien padecía de problemas psicológicos cada vez más graves- no sabía cómo había muerto su hija, la única versión con la que contaba era la de Camilo, y que este hombre había mentido una y otra vez sobre lo ocurrido. Y la última, y más obvia, era que justamente Camilo era el responsable.
Un juez avaló interceptar las comunicaciones de Camilo y Liliana (esposa). Cada charla se convertía en una trama demencial por la situación de la menor de edad: en una conversación del 25 de abril de 2019, Liliana le preguntó insistentemente a su pareja sobre la forma en que habían podido ingresar a la menor a Colombia sin que nadie se diera cuenta, a lo que Camilo le respondió: “La hicimos pasar como si estuviera desmayada cuando estaba en el vuel
SEMANA publicó una portada con la tragedia que vivía la familia Laserna. Este es el texto completo, escrito en 2019:
La familia Laserna es una de las más prestantes de la sociedad y de la intelectualidad colombiana desde hace décadas. El patriarca, el fallecido Mario Laserna Pinzón, fue el hombre que revolucionó la educación en Colombia como creador de la Universidad de los Andes. Ese mérito hizo que cuando al expresidente Alfonso López Michelsen le pidieron que hiciera la lista de los diez colombianos más importantes del siglo XX, incluyó a Laserna.
Pero Mario no fue el único Laserna brillante. Ese apellido ha producido intelectuales, académicos, politólogos, políticos, empresarios del agro, médicos, ingenieros y abogados, quienes se han destacado en sus respectivos campos. Los cinco hijos de Mario Laserna heredaron muchos de sus atributos, pero también lo que pareciera ser un sino trágico: Juan Mario, el único hijo varón y un economista con una mente privilegiada, murió hace tres años en un accidente de tránsito. Y ahora, a la familia se le suma otra tragedia.
Helena Laserna en su infancia (izquierda). A la derecha, se ve demacrada y esquelética poco tiempo antes de su muerte. La fotografía habría sido tomada en una casa en Mosquera, Cundinamarca.
Mario Laserna, el papá de Liliana, fue el fundador de la Universidad de los Andes y amigo de Albert Einstein.
Liliana, la tercera de las hermanas, es una mujer inteligentísima con trastornos psiquiátricos de esquizofrenia y paranoia. En una breve relación con un alemán tuvo a Helena, quien nació con autismo en 1998. En su condición de madre soltera, Liliana se enamoró en 2007 de Camilo Fidel Pinzón, un hombre de origen humilde y buena labia, a quien conoció cuando fue a su casa de Ibagué a arreglar un televisor. Hubo química entre los dos y, ya como pareja, se instalaron en la espléndida hacienda familiar ubicada cerca de Sesquilé.
Rápidamente salió a flote que se trataba de una relación conflictiva dada la vulnerabilidad mental de Liliana y la personalidad dominante de Camilo. Al hacerse esto evidente todos los hermanos se preocuparon por el bienestar de la joven Helena, quien al ser una menor autista requería de cuidados especiales y estaba en situación de indefensión.
Ante esos riesgos, la familia pidió en 2008 la intervención del Instituto de Bienestar Familiar. Al confirmarse que había serios indicios de maltrato, Helena fue separada de su madre y de Camilo e internada en la Asociación Colombiana de Padres e Hijos Emprendedores Sociales (Acphes), en el norte de Bogotá.
Camilo Pinzón, el novio de Liliana, explotaba la vulnerabilidad de esta con fines económicos. Liliana Laserna, la madre de Helena, fue recluida en el Buen Pastor a pesar de la oposición de la Procuraduría dado su diagnóstico psiquiátrico.
La decisión desató la ira de Liliana y de Camilo, quienes entraron en confrontación con la familia y llegaron hasta la sede donde había sido internada la niña, quien para ese momento tenía 9 años. La pareja rompió los vidrios e intentó trepar por las paredes. Esas acciones fueron interpretadas como desequilibrio mental de ambos, lo cual llevó a que fueran internados en la clínica psiquiátrica La Inmaculada durante varios días. Gradualmente, las cosas fueron evolucionando: primero salió Camilo, después Liliana y algún tiempo después, Bienestar Familiar les devolvió a la niña.
Ese intento frustrado de salvar a Helena hizo que se rompieran del todo las relaciones entre Liliana y Camilo con el resto de la familia Laserna. Fue tal el distanciamiento, que la Fiscalía afirma que desde 2008 ninguno volvió a tener noticias de la menor.
Las alarmas sobre la suerte de Helena se encendieron de nuevo en 2016, cuando tenía 17 años. En esos días, Camilo le reveló a Juan Mario Laserna que Liliana le había entregado la custodia de la menor y que estaban viviendo en la casa de su hermana en Mosquera (Cundinamarca). Agregó que él y Helena iban a tener que viajar al exterior para someterla a un tratamiento experimental de trasplante de células madre que supuestamente le curaría el autismo.
Esta información produjo pánico. El concepto de tratamientos experimentales milagrosos sonaba sospechoso y el hecho de que la niña viajara sola con Camilo todavía más. En medio de esa situación se presentaron, en forma sucesiva, dos tragedias: en poco tiempo de diferencia Juan Mario murió en un accidente automovilístico, y posteriormente la madre del clan, Liliana Jaramillo de Laserna. El liderazgo de la defensa de Helena pasó entonces a manos de Dorotea, la hermana mayor de los Laserna Jaramillo.
¿Experimento científico?
En diciembre de 2018, Dorotea recibió una información escalofriante. Liliana le había dicho a una amiga en común que su hija había muerto como consecuencia de un tratamiento de trasplante de células madre en Chile. Junto a Helena habrían muerto otros ocho niños, lo que llevó a tres de los científicos a cargo del experimento a suicidarse. Esa versión demencial no podía ser verdad porque de haber ocurrido habría sido una noticia mundial.
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Esto llevó a la familia Laserna a pensar que se trataba de un caso que debería ser investigado por la Fiscalía General, para que aclarara lo sucedido. Por eso, le pidieron a Yann Serge Schonwald, cercano a la familia, que denunciara ante esa entidad la desaparición de la niña, algo que ocurrió en febrero pasado. A partir de ese momento las investigaciones avanzaron hasta llegar a conclusiones espeluznantes. 1) La menor estaba muerta, 2) Liliana no tenía conocimiento de cómo había fallecido su hija y 3) Camilo le mentía a Liliana sobre lo sucedido. En este momento, Liliana Laserna, Camilo y su hermana, Claudia Patricia Pinzón, están presos y todo indica que la menor fue asesinada en medio de una trama demencial, de dinero y traiciones.
Por lo menos, así lo fueron revelando los investigadores de la Fiscalía a través de la interceptación de los teléfonos de la pareja y sus allegados. En una llamada, por ejemplo, Liliana le preguntó incrédula a su pareja por los detalles de la muerte de su hija: “¿Pero ella (Helena) cómo llegó acá? ¿Entró como fallecida?”, le pregunta Liliana a Camilo en una conversación del pasado 25 de abril. Él le contesta: “La hicimos pasar como si estuviera desmayada cuando estaba en el vuelo (...) Vamos a hacer todo con la cabeza fría. Eso de todos modos es interés económico (supuestamente de los hermanos) para joderte (...) Eso es así, Lili. Nunca hubo amor hacía ti, todo ha sido un juego de poder hacia ti entre Catalina, Juan Mario y Julia”, insiste Camilo.
La dinastía Laserna. En primera fila, la madre Liliana Jaramillo de Laserna con sus hijos Dorotea, Catalina y Juan Mario. En la fila de atrás Pedro Agustín Valencia, Cayetana Valencia, Paloma Valencia, Manuela Londoño, Jaime Laserna y Ramón Laserna.
Aunque no es fácil descifrar el contenido real de esa conversación, lo que los investigadores creen es que Camilo quería hacerle creer que la niña murió en un avión y que él pudo hacerla ingresar al país pasándola por desmayada. Ese cuento es tan absurdo como los anteriores. Si fuera verdad habría una conmoción durante el vuelo y ninguna autoridad de migración permitiría pasar a una joven muerta como una persona sin conocimiento.
A pesar de la irracionalidad de la conversación, quedó claro que Liliana no habría tenido responsabilidad directa en la muerte de su hija y que Camilo la manipulaba invocando el odio de sus hermanos para tenerla de su lado en el encubrimiento de los hechos. Esto quedó confirmado en otro aparte de la misma conversación en la que Camilo presionaba a Liliana para que apoyara una coartada diciendo que la muerte de la niña fue durante un tratamiento en Alemania, el cual habría sido reportado debidamente ante las autoridades de ese país. Liliana le contestó que eso no era verdad y que esa mentira no iba a servir para nada.
Medicina Legal examina restos hallados en la finca para verificar si coinciden con la niña.
Esa conversación interceptada dejó la impresión de que Camilo sí estuvo con la niña en el exterior y que Liliana creyó que después del tratamiento, falleció. Algo que enreda aún más esta historia es que, según Migración Colombia, la única vez que Helena salió del país fue en 2009, con destino a Panamá. En otra llamada quedó en evidencia la vulnerabilidad física y mental de Liliana frente a Camilo. Este le grita: -“Si yo llego a caer preso, usted se va conmigo a la cárcel, tranquila, usted es así. Desagradecida de mierda”, le dice en una acalorada pelea.
Ella responde temerosa:
-“Por qué vas a caer preso, yo te agradezco mucho todo, yo te agradezco todo”.
Él le replica:
-“La voy a arrastrar al infierno se va a dar cuenta”.
Para ese momento, Liliana se habría sometido a la voluntad de Camilo y se habría convertido en su cómplice en el encubrimiento de los hechos. Se sabe que ella le entregó a la Fiscalía un certificado falso de defunción, supuestamente expedido en Chile. En este se decía que Helena había muerto el 8 de julio de 2017 como consecuencia de una “distrofia muscular”. El documento fue enviado a la Embajada de Chile en Colombia, que lo desacreditó al instante.
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A pesar de las investigaciones, todavía no hay claridad sobre la forma como murió la niña y si su cuerpo corresponde con los restos que Medicina Legal acaba de rescatar de la finca en la que vivía la conflictiva pareja en Sesquilé.
La conversación sobre el desmayo en el avión era probablemente parte de un engaño de Camilo contra Liliana. La primera y única versión que se conoce de Liliana quedó registrada en una conversación del 30 de abril, cuando ella le anuncia a la Fiscalía que no asistirá a una citación. “Camilo era el que estaba todo el rato con Helena. Es mejor que lo interroguen a él, después meto la pata, no sé cómo fueron las cosas bien. Y él siempre se ha puesto muy nervioso cuando yo le pregunto”.
Liliana dice que no le cobraron el tratamiento a Helena por ser la primera paciente. No obstante, según ella, Camilo se sometió al mismo experimento a causa de la depresión que le causó la muerte de la niña y por su procedimiento sí se pagaron 10.000 dólares. Asegura también que nunca conoció en dónde los trataron –ni en Colombia ni en el exterior– y que solo logró ver tres veces a Helena después de que se la llevaron. “Lo único que quería era que se recuperara. Si me pongo a bregar con los médicos me devuelven a la niña sin tratar de curarla”, le dijo a un investigador.
Esta conversación es tan desconcertante como muchas de las cosas que han sucedido en esta tragedia. ¿Cómo va a ser que una mamá no sepa en qué país le hacen un tratamiento de varios meses a su hija cuando el que se la lleva es el novio en plena era del WhatsApp? Sin embargo, esos anacronismos refuerzan la tesis de que Liliana sí estuvo convencida de la existencia de un tratamiento médico experimental para su hija. Tanto así que durante la audiencia de legalización de captura se le escuchó decir que todo era una sarta de mentiras y que fácilmente podría probar lo dicho con la comparecencia de Manuel Elkin Patarroyo en el proceso.
Secreto radioactivo
En otra llamada, interceptada el 25 de abril, Camilo habla con su hermana. Le pregunta: “¿Tú tienes algo de Helena?”, ella responde que solo la tarjeta de identidad porque él le había ordenado desaparecer todo el resto. Él exclama entonces alarmado: “Llegó el gringo con la familia”. La mujer en pánico afirma: “Dios mío Camilo, ¿y entonces?”. Esta parece ser una de las conversaciones más comprometedora hasta la fecha.
La finca Juntas de Achury, ubicada en Sesquilé, fue donde vivieron Liliana y Camilo. En este hangar fueron hallados los restos que están siendo analizados por Medicina Legal. Foto: Diana Rey Melo
Lo que nadie ha podido establecer es a qué corresponde la palabra “gringo”, pues parece ser un código que habrían acordado entre ellos. Probablemente se referían a alguna autoridad pues la conversación que sigue es sobre qué contestar cuando les pregunten por el cuerpo de Helena. Camilo propone entregar un disco duro con fotos de la niña, diciendo que fueron tomadas durante el tratamiento médico. La voz femenina con tono mandón réplica: “Si no están pidiendo fotos no ofrezca fotos. Usted concentrado, no diga incoherencias, tómelo con calma. No ofrezca cosas que no hay. Dios mío, no me preocupe. Si están quietas las cosas déjelas quietas, por favor, no me preocupe. Esa niña ya no existe. ¿Qué es lo que quieren?, ¿la herencia o qué?”, dice la mujer que sería la hermana de Camilo en medio de la exasperación.
La hermana de Camilo Pinzón es la tercera capturada por la desaparición de Helena. Estuvo bajo su cuidado varios meses.
Lo que se ha establecido es que a Helena la llevaron a vivir a la casa de la hermana de Camilo a finales de 2015. Las autoridades encontraron en el celular de Liliana fotos de los últimos días de la niña, que fueron tomadas en esa vivienda ubicada en Mosquera. En esas imágenes se ve a una joven esquelética, lo que ha dado pie a la teoría de que Helena no fue asesinada sino que simplemente la dejaron morir por inanición.
Claudia Patricia Pinzón, hermana de Camilo, fue capturada como cómplice en la desaparición este jueves. Y un mes antes habían sido encarcelados Camilo y Liliana, ella en la actualidad está en el Buen Pastor, en Bogotá. Al cierre de esta edición todavía faltaba por confirmarse si los restos encontrados por las autoridades en la finca de los Laserna en Sesquilé coincidían con los de Helena y se investiga la presunta participación de otra persona.
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Medicina Legal encontró en ese lugar los rastros de lo que sería un cuerpo incinerado. Según la versión de los trabajadores de la finca, en noviembre de 2016 Camilo y Claudia Patricia llegaron a la finca en una camioneta que tenía en su interior un bulto. Según Camilo, se trataba de material radioactivo por lo cual les prohibieron a los trabajadores acercarse. Pero presintiendo lo peor, el mayordomo Jorge Silva volvió sin ser detectado y descubrió que envuelto en una bolsa estaba el cuerpo de Helena. Aterrorizado, le tomó fotografías que ahora están en poder de la Fiscalía.
Según el mayordomo, el cuerpo fue sacado del carro y quemado en una fogata en la misma hacienda. Del lugar donde ocurrió la quema los peritos se llevaron fragmentos que aún permanecían allí y se adelanta un cotejo para determinar si se trata de restos animales o humanos. Y si coinciden con el ADN de Helena.
De toda esta tenebrosa historia se puede llegar a algunas conclusiones. La primera es que detrás de esta película de terror hay intereses económicos macabros. Ángela Patricia Janiot, la primera periodista que divulgó este caso, presentó un testamento en el cual todo el patrimonio de Liliana le quedaría a Camilo en la eventualidad de su muerte. Esto ha llevado a que miembros de la familia Laserna crean que, con la demanda y la encarcelación de Liliana le salvaron la vida. Para ellos, Camilo era un vividor que explotaba permanentemente la debilidad mental de Liliana para sacarle plata. Se dice que había comprado varios carros, que tenía una amante en Chía y que ella accedía a sus presiones económicas. En privado no descartan que dada la existencia de ese testamento la próxima víctima fatal podría haber sido Liliana.
La otra conclusión es que teniendo en cuenta que Liliana sufre de enfermedades mentales serias, no tendría por qué ser enviada a la cárcel, tal como lo pidió incluso la Procuraduría. Ella en cierta forma ha sido una víctima de un personaje que detectó su vulnerabilidad y la explotó hasta convertirla en una encubridora de la muerte de su propia hija. Si bien ella puede ser cómplice del ocultamiento de los hechos posteriores a la muerte, también está claro que no participó en las circunstancias que llevaron a esa tragedia.