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La prueba reina: Cesar Gaviria y Rafael Pardo también sabrían de los narcocasetes del 8.000, según Pastrana
La carta de los hermanos Rodríguez Orejuela fue publicada originalmente en el libro de memorias del expresidente conservador. Allí cuenta más reveladores detalles de lo que ocurrió en ese escándalo.
En el extenso relato que le entregó Andrés Pastrana a la Comisión de la Verdad hubo un hecho que quedó en el aire y abrió muchas preguntas. El expresidente entregó una carta, una especie de prueba reina según la cual Ernesto Samper sí sabía de la financiación de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, cabezas del Cartel de Cali, a su campaña presidencial. ¿Por qué si tenía semejante documento no lo entregó antes?
La respuesta la dio María Isabel Rueda en su Tik Tak para SEMANA. Allí, la periodista entregó otra verdad: que la carta había sido publicada años atrás y estaba incluida en el libro Memorias olvidadas del expresidente conservador.
El libro tiene mucho más que la carta. En un capítulo titulado precisamente La prueba reina, Pastrana asegura que va a contar por primera vez la verdadera historia de los narcocasetes y explica que no lo había hecho antes pues no tenía el permiso de sus protagonistas.
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El expresidente asegura en ese libro que solo contaba la verdad, 19 años después, pues quería proteger a la fuente que le envió esos archivos. Como se recordará, ese episodio fue uno de los más controvertidos de la historia política del siglo pasado.
Al otro día de la elección de Ernesto Samper como presidente de Colombia, el 19 de junio de 1994, el país conoció un casete que comprometía la campaña samperista con dineros provenientes del narcotráfico. El fiscal del momento, Gustavo de Greiff, se abstuvo de abrir investigación. En el transcurso de esa semana aparecieron nuevos casetes, en los cuales se confirmaban los vínculos financieros de la campaña samperista con el cartel de Cali y se aumentaba el número de políticos involucrados. En abril de 1995 el nuevo fiscal, Alfonso Valdivieso, decidió reabrir la investigación, dando comienzo al llamado ‘proceso 8.000’, el caso judicial más sonado de esa década en Colombia.
Pastrana narra en el libro que los casetes se los entregó un oficial de inteligencia, el teniente coronel Carlos Barragán Galindo. El hombre le pidió una grabadora y entre los dos oyeron los famosos casetes. Se trataba de extensas conversaciones de los jefes del cartel de Cali con el periodista Alberto Giraldo. Los capos hablan de cinco puntos que pidieron, a cambio de ese dinero.
El expresidente narra cuál fue su reflexión en ese momento, cuando faltaban apenas unos días para la segunda vuelta. “Iban a comprar la presidencia”, escribe Pastrana. Tener esos casetes en sus manos era, en cierto modo, una bomba de tiempo. El entonces candidato decidió hablar con su mano derecha, Luis Alberto Moreno, y luego con su padre, Misael Pastrana. El primero quedó atónito y el segundo le dijo que debía enviarle ese material al presidente de la República.
Pastrana le pidió una cita a Cesar Gaviria y le dijo que para el encuentro eran necesarias dos cosas: que en la reunión estuviera presente Rafael Pardo y que lo dejaran entrar por la puerta de atrás para no despertar noticias, pues era muy raro que un candidato llegara a Casa de Nariño pocas horas de las elecciones. Pastrana, a su vez, fue con Luis Alberto Moreno.
Los cuatro oyeron los casetes y tanto el entonces presidente Gaviria como Rafael Pardo quedaron impactados y sin decir nada, solo se miraban entre ellos. Luego hablaron de los graves que eran esas grabaciones y se despidieron.
Claudia de Francisco, entonces esposa de Pardo, era la tesorera de la campaña de Pastrana, quien fue a visitarla a su casa por la noche. Allí, según Pastrana, Pardo le propuso “un pacto de caballeros” que consistía en no revelar nunca que él le había entregado esos casetes a Gaviria con su intermediación. Pastrana decidió salir de allí a contarle esa propuesta, tan increíble a su juicio, a su padre. Desde allá, llamó a Pardo a decirle que había tomado una posición: que las grabaciones debían ser públicas.
Se hicieron varias copias de los casetes y se las entregaron a una serie de personas clave, en la política y en los medios. Nadie publicó nada.
Unos días antes de las votaciones, Pastrana invitó a Samper a renunciar si se probaba que había entrado dinero sucio a sus campañas. Los resultados de las urnas fueron muy cercanos: Samper 3.733.336 votos y Pastrana, 3.576.781.
A la semana siguiente, según Pastrana, solo el noticiero de Álvaro Gómez quiso publicar los casetes. Sin embargo, luego de que él hizo una rueda de prensa la noticia tomó la dimensión nacional que todos los colombianos recuerdan. “Hoy mi preocupación consiste en saber por qué si Gaviria y Pardo sabían no hicieron nada”, escribe el expresidente Pastrana.