orden publico
La reconquista de Arauca
Después de 20 años de control guerrillero el gobierno combina todas las formas de lucha para recuperar a Arauca. Juanita León, de SEMANA, viajó a la zona y cuenta cómo lo está haciendo.
La primera vez que Diego vio a un payaso lo vio muerto. Habían llegado dos payasos a Saravena el día anterior con un circo, el único que el niño de 10 años había visto en su vida. Eran dos hombres con pelucas de colores y zapatos puntudos y gigantes. Tomaban café en la concha acústica del pueblo cuando unos guerrilleros los masacraron. Hacía rato que tampoco veían un circo con payasos y eso les despertó la sospecha.
Es que desde que Carlos Castaño anunció hace tres años que llegaría a Arauca la guerrilla sólo ve paramilitares camuflados. De agentes de seguros, de vendedores de piscinas inflables y hasta de payasos. En medio de la paranoia que produce la guerra eso es lo que ven. Por eso casi todos los que llegaron de improviso a este pueblo araucano el año pasado están muertos.
La segunda vez que Diego vio un payaso conducía un tanque de guerra. Diego jugaba a ser 'Soldado por un día' en el programa que emprendió el Ejército en Saravena como parte de su plan integral para la zona de rehabilitación de la cual este municipio forma parte.
Todos los jueves, grupos de 20 niños van al batallón Revéiz Pizarro a jugar con los soldados. Se meten a la piscina, concursan en rifas, hablan con los coroneles y dan un paseo en tanque Cascabel, el mayor juguete que han conocido en su vida los 750 infantes que han participado hasta hoy.
Después de esa visita Diego se volvió un fanático del Ejército. "Cree que son lo máximo, dice su mamá, torciendo la boca en un gesto que si bien no es de rechazo, por lo menos sí tiene su ironía. Ahora dizque quiere ser capitán".
Ese es uno de los objetivos de la estrategia en esa zona, asegura el coronel Santiago Herrera, comandante del Grupo Mecanizado No. 18 General Gabriel Revéiz Pizarro. "Hacer que el hijo del guerrillero cuestione al papá".
Y aunque, a diferencia de muchos de los niños de Saravena, Diego nunca jugó a dispararles a los soldados y policías con revólveres de juguete o con su dedito en forma de pistola, ¡pa! ¡chulo! ¡pa!, él no es el único que ha caído rendido a la estrategia del coronel. Cuando el general Eduardo Morales Beltrán, comandante de la segunda división del Ejército, visitó el pueblo el pasado jueves, escoltado por varias motos con soldados de casco blindado y fusiles alerta, los niños corrieron a saludarlo. Quizás esperaban a cambio un billete de juguete de los que el grupo de operaciones sicológicas del Ejército (Geos) lleva ya dos meses repartiendo a los pequeños. Es idéntico a uno de 20.000 pesos, pero por detrás invita a los guerrilleros a volarse. "El gobierno lo recompensa. Usted y su familia merecen otra oportunidad. Vuélese ya!". Es el mismo mensaje que tienen los miles de volantes que han repartido soldados del Geos por todo el pueblo.
"La idea es que los niños lo lleven a la casa y así llegarles a los papás y a los hermanos mayores", afirma un soldado bachiller de Sogamoso, de 19 años, firme convencido de que su labor es ganar la guerra sin disparar un tiro. "El punto es cambiarle el casete a la población civil".
Y es que así, ganándole terreno a la guerrilla palmo a palmo, el Estado ha ido recuperando el control de Saravena, el mayor fortín del ELN. El caso de este municipio de 92.000 habitantes en la frontera con Venezuela, sobre la vía de acceso de Boyacá y Santander a Arauca, es interesante porque es allí donde el gobierno de Alvaro Uribe y las guerrillas sostienen su primer gran pulso.
Así como Andrés Pastrana le apostó a la zona de distensión del Caguán como piedra angular del proceso de paz, Uribe se juega el futuro de su política de seguridad en los municipios de Arauca.
La decisión del gobierno la semana pasada de controlar desde Bogotá la inversión de las regalías en el departamento, así como la explosión en menos de un mes de cuatro carros bomba, que dejaron 30 muertos (dentro y afuera de la zona de rehabilitación), con chofer incluido, son sólo algunas de las batallas de esta guerra que hasta ahora comienza y que constituye un laboratorio de la que seguramente se librará en el resto del país.
El rompecabezas
En Arauca operan los frentes 10 y 45 de las Farc, con unos 2.000 guerrilleros bajo el mando de 'Grannobles'; el frente Domingo Laín con unos 1.000 combatientes del ELN y casi 800 paramilitares, más que todo en Tame, Cravo Norte y Fortul, afuera del perímetro de la zona de rehabilitación. (Aunque no hay certeza sobre los datos, pues de un lado los inflan y del otro los desinflan, lo cierto es que son centenares de hombres armados).
Arauca, Arauquita y Saravena, los tres municipios que el gobierno de Uribe consideró prioritarios para "recuperar y consolidar la autoridad democrática", son estratégicos para el Estado y para los grupos irregulares. Hay entre 12.000 y 18.000 hectáreas de coca, dependiendo de quién las cuente; por allí atraviesan 770 kilómetros del oleoducto Caño Limón-Coveñas y se construye la ruta de Los Libertadores, que acortará la distancia entre la Costa Atlántica de Venezuela y el Pacífico colombiano.
Además colindan con Venezuela, una frontera porosa por donde -coinciden todos los entrevistados por SEMANA- entran bajo la vista gorda de autoridades venezolanas combustible y armas de contrabando, salen aviones cargados de coca y guerrilleros con doble nacionalidad a escampar en Guasdualito y El Amparo, a pocos metros de donde delinquen en el territorio colombiano.
Arauca, sin embargo, tiene dos particularidades en cuanto al conflicto armado. Uno es el territorio. Aunque están las montañas del Sarare es un terreno de sabana, que facilita la acción militar. Pero esta ventaja para el Ejército se ve contrarrestada porque la guerrilla no confronta y que durante casi 20 años el vacío creado por el abandono del Estado fue ocupado, primero por el ELN y más recientemente por las Farc, que penetraron el gobierno, la economía y diversos sectores sociales del departamento.
La guerrilla de Gabino, sobre todo, creó lo que denominaron un 'tejido social' que, como una telaraña, amarró a gran parte de los políticos y a muchas organizaciones departamentales. Las autoridades calculan que a través de esta red el ELN ha usufructuado unos 200 millones de los 1.200 millones de dólares de regalías petroleras que le han entrado a Arauca desde 1986.
La estrategia
Ahora, después de años de negligencia, el Estado ha resuelto en Saravena quebrar estos vínculos entre pobladores y guerrilla. Y la respuesta de la guerrilla ha sido el terrorismo.
El gobierno sostiene que quiere ganarse la mente y el corazón de los araucanos, que esa es la batalla definitiva. Para lograrlo ha emprendido varias estrategias. La primera es militar. Con el apoyo de la Fuerza de Despliegue Rápido (Fudra) ha tratado de cortarle a la guerrilla el corredor hacia Venezuela. El Ejército dice que les localizaron algunas caletas de armas, destruyeron cristalizaderos de coca y controlaron la entrada de insumos y combustibles para el narcotráfico.
Paralelamente, con el apoyo de fuerzas especiales entrenadas para la ciudad, el Ejército aumentó su presencia en Saravena, con requisas, patrullaje 24 horas al día y labores de inteligencia. Los 11 soldados del Geos arrancaron también su labor de acercamiento a la comunidad sin mucho éxito al principio. Cuando los veían venir la gente les cerraba la puerta en la cara, siempre estaban muy ocupados para hablar con ellos y de los primeros 15 pasacalles que colocaron con eslóganes de optimismo, nueve aparecieron al día siguiente y durante los siguientes tres intentos por el piso.
El 11 de noviembre el Estado se anotó una victoria que cambió el péndulo a su favor. Esa noche la gente estaba en sus casas y en las tiendas viendo el reinado de Cartagena cuando aterrizó un avión Hércules con fiscales, procuradores, agentes del DAS y del CTI. Estos, apoyados por el Ejército y la Policía, allanaron decenas de viviendas y arrestaron a 80 personas, de las cuales más de la mitad tenían orden de captura. El coronel Herrera acondicionó un alojamiento para que la Fiscalía los indagara durante tres días. Aseguraron a 49 personas y las llevaron a la cárcel en Bogotá.
Entre los capturados están algunas enfermeras del hospital y varios líderes sociales, lo que ha llevado a algunos representantes de ONG a cuestionar la justicia de las capturas. Uno de los fiscales que participó en la operación las defiende. Dice que eran tan culpables que la gente los señalaba con el dedo y que a todos ellos la Fiscalía ya les dictó aseguramiento. Personas que los conocían sólo dijeron a SEMANA: "No sé si serían guerrilleros. Pero desde que los capturaron no ha vuelto a haber hostigamientos".
En un pueblo donde la guerrilla lanzaba petardos a diario, donde la estación de Policía, los locales aledaños y el aeropuerto habían sido reducidos a escombros, donde los francotiradores les apuntaban a los policías desde cualquier flanco y las diligencias judiciales tenían que hacerse en tanque Cascabel, haber vivido 120 días consecutivos sin ningún incidente es lo más cercano a la paz que han gozado los saraveños desde hace por lo menos cinco años. "Con la zona de rehabilitación hay menos nerviosidad", dice una mujer en el parque principal.
Tanto la Policía como el Ejército atribuyen el éxito de esta operación a la Estructura de Apoyo (EDA) de la Fiscalía, conformada por un grupo pequeño de fiscales que llegaron a Arauca a mediados de 2001 para investigar los atentados a los oleoductos. Durante ese año la guerrilla había volado 170 veces el tubo, causando millonarias pérdidas al Estado y, como todos los años anteriores, nadie había sido capturado. Los funcionarios judiciales eran araucanos y, como el resto de la población, seguramente estaban amedrentados o cooptados por la guerrilla. El resultado es que en 16 años de ataques sólo tres personas habían sido judicializadas por los 800 atentados contra Caño Limón-Coveñas.
Los fiscales de la EDA, que rotan cada 15 días y viven en unos containers en la Brigada 18 mientras están en Arauca, organizaron todos los expedientes que había sobre estos ataques dispersos en Cúcuta, Bucaramanga y Arauca y encontraron patrones que los condujeron a 10 líneas de investigación. "Eran los mismos tipos atentando contra el oleoducto durante 10 años. Les decíamos los históricos", explica el fiscal. Aunque esto era claro por la forma en que actuaban, recoger evidencia en su contra era difícil pues la gente del pueblo se negaba a declarar. Sin embargo, cuando lograron capturar a uno de los presuntos autores del atentado al aeropuerto de Saravena, días antes de la visita de Uribe, algunos saraveños llamaron a la emisora del Ejército y dieron datos. Esta información, unida a la que habían suministrado desertores de la guerrilla y otros, lograron armar los casos contra los que finalmente capturaron ese día de noviembre.
Después de eso la gente no ha parado de informar. Llaman a la emisora del Ejército, a la brigada y, sobre todo dejan datos en los buzones de la Fuerza Pública en los 'retenes sicológicos'.
Como parte de las actividades para ganarse a la población el Ejército pone retenes, pero no para requisarlos sino para presentarse, saludar a la gente e invitarlos a trabajar con el Estado. También les dan una hoja en blanco y les dicen que escriban lo que quieran, quizás un mensaje para algún soldado, una sugerencia para la brigada o, por qué no, información para combatir el terrorismo. De esa manera miles de araucanos, cansados de ser estigmatizados como un pueblo guerrillero, denuncian.
Esta información, dice el fiscal, les ha permitido desarticular cuatro grupos de milicianos del ELN y de las Farc que estaban dedicados a atentar contra el oleoducto. En efecto, a raíz de la labor del EDA, ya se notan los resultados. De las 170 voladuras en 2001 bajó a 19 en 2002.
Entre los capturados está 'El Indio', que el Ejército identifica como el jefe del frente 10 de las Farc en Saravena y el encargado de conseguirle a 'Grannobles', hermano del 'Mono Jojoy', las municiones y los explosivos.
Aunque la labor inicial de la EDA giraba alrededor de los atentados al oleoducto sus pesquisas los han llevado a descubrir una poderosa red de narcotráfico en Arauca, con nexos con las Farc, y los intríngulis de la corrupción y sus nexos con el ELN. Con base en esos informes la Fiscalía envió una comisión de fiscales de la unidad de anticorrupción para intensificar el trabajo en ese campo.
Si bien las capturas de milicianos han producido una precaria sensación de seguridad en Saravena, la verdadera batalla hasta ahora arranca en Arauca, dicen funcionarios del gobierno.
"Toca cortar la vena que son las regalías", afirma Christian Bleier, asesor gubernamental para las zonas de rehabilitación. La decisión de la Comisión de Regalías de quitarle al gobernador la facultad de administrar los 95.000 millones de pesos que le entran anualmente al departamento por concepto del petróleo apunta en esa dirección. La idea es que desde Bogotá se autorice la contratación de la inversión. Así el gobierno espera que ésta sea transparente -explica Bleier-, contrate con gente de la zona y con una veeduría local para que si la guerrilla llega a volar uno de los puentes sea la misma población la que lo evite.
La semana pasada Bleier se reunió con el gobernador encargado de Arauca (el pasado, aunque nombrado por Uribe, fue destituido por él mismo) y con los alcaldes y diputados de la zona para discutir sus propuestas sobre cómo garantizar que ese dinero no llegue a las arcas del ELN pero tampoco se diluya en Bogotá.
Porque si en algo coinciden todos los araucanos es en que el gobierno no podrá consolidar ese territorio sólo a base de capturas y mayor presencia militar. "Si no hace inversión social y construye un verdadero Estado el gobierno jamás cambiará por la fuerza el concubinato política-subversión", afirma un abogado que conoce a Arauca por dentro.
El ELN ha asesinado a más de 40 líderes políticos y a otros cientos de civiles inocentes que cayeron en una u otra balacera. Ha vacunado desde el dueño del puesto de dulces hasta el ganadero más poderoso de la región. Y le ha arrebatado a los araucanos millones de pesos que de otra forma se habrían ido a inversión. Pero también ha cumplido labores propias del Estado. Definía la mayoría de procesos ejecutivos en cuestión de días, cuando hacerlo por los estrados judiciales acarreaba varios años; dirimía los procesos sucesorales, sobre todo cuando había hijos ilegítimos de por medio, pues no distinguía entre una familia u otra; cuando le daba la gana obligaba a los políticos a cumplir sus promesas de campaña a base de 'vikingos', instrucciones enrolladas en papeles diminutos. "Durante mucho tiempo era un orgullo decir que uno era amigo de un comandante guerrillero", dice el abogado, aunque reconoce que eso fue cambiando hasta tal punto que Uribe ganó las elecciones allí.
Es un espacio que tiene que aprovechar, y rápido, pues ni las Farc ni el ELN están de manos cruzadas, viendo cómo pierden un territorio tan crucial.
Las Farc parecen apostarle todo al terrorismo con los carros bomba. Según el general Hernando Ortiz Rodríguez, comandante de la Fudra, la última modalidad de esta guerrilla es parar en retenes a vehículos pequeños conducidos por una sola persona. Y mientras el conductor se baja del carro y espera a que los guerrilleros amaguen con investigarlo colocan un explosivo en el carro, que activarán cuando el inocente, feliz por no haber sido secuestrado, pase por un retén militar. El general cree que así sucedió con el último carro bomba.
Según varios pobladores el ELN apela más a los asesinatos selectivos. Aseguraron que tienen tres milicianos por barrio o vereda en el departamento, quienes patrullan sus comunidades y se informan de todo y que éstos han esparcido el rumor que quien colabore con el Ejército es hombre muerto. Es una práctica vieja pero han amenazado con hacerla ahora más estricta. De hecho, un niño como Diego, antes de cumplir 12 años, ya ha visto a muchos muertos. La mayoría de ellos con un letrero colgado al pecho: "Por polochero", como le dicen al que habla con un policía.
La gente, entonces, se mueve entre su deseo de liberarse de la opresión del ELN y las Farc y la desconfianza de que el Ejército se quede sólo el tiempo suficiente para ponerlos a todos de su lado y contra el fusil de los violentos. (El Ejército ha dicho que se quedará permanentemente pero no se lo ha explicado bien a la población). Como siempre, y en cualquier lugar del mundo, la gente se pondrá del lado de quien parezca ser el ganador.
En Arauca y Arauquita, hasta el momento, la gente sólo ha visto carros bomba, calles cerradas y una zozobra que convierte a los pueblos en lugares fantasmas después de que oscurece. En Saravena la gente ya vivió más de 100 días de relativa calma, y eso ya es bastante para que empiecen a confiar en un triunfo del Estado y que por lo menos niños como Diego puedan reírse cuando vean un payaso.