BOGOTÁ

La resistencia de 60 familias para no abandonar los cerros de Bogotá

Ante la posibilidad de tener que irse del lugar donde crecieron, los habitantes de los barrios Manantial, Triángulo alto y Triángulo bajo han planteado la posibilidad de habitar el cerro construyendo ecobarrios. ¿Cómo va ese proceso?

21 de abril de 2020
A la derecha, Daniel Vargas, junto a su hijo y su padre. Los tres crecieron en El Manantial.

En San Cristóbal, una localidad ubicada en el sur de Bogotá, hay varios barrios como Triángulo Alto, Triángulo Bajo y Manantial que han estado a punto de desaparecer. Están ubicados en una parte de los cerros orientales que desde 2011 fue declarada zona de alto riesgo no mitigable y reserva forestal. Muchas de las más de 300 familias que habitaban el lugar se han ido con el apoyo del Distrito a otras zonas de la capital. Sin embargo, quedan unas 60 familias que se resisten a abandonar sus casas. Piensan que convertir el lugar en un ecobarrio es una alternativa para no ser desplazados de los cerros. 

Héctor Álvarez, residente del barrio Manantial y pionero del los ecobarrios, explicó a SEMANA que nacieron como una alternativa para las comunidades que están en los bordes, en los márgenes de las ciudades, cerca a reservas, humedales, a ríos o en los cerros para mitigar el impacto en la naturaleza. En su libro ‘Pensando en Ecobarrio’, publicado en 2010, describió esta alternativa como “un grupo o comunidad de personas que, con una visión común y enfocada a largo plazo, se organiza con el fin de mejorar su calidad de vida y alcanzar el bienestar humano, en armonía con el medio ambiente de un espacio urbano”. 

Lo que caracteriza a un ecobarrio, según Álvarez, es también el ahorro y eficiencia de los recursos básicos, en el uso de energías renovables, en el manejo y gestión de la contaminación, la integración de la agricultura con la naturaleza, la promoción de métodos de movilidad sostenible, entre otros. 

La casa de Álvarez, por ejemplo, está hecha en guadua, es sismo resistente y tiene un manejo de sistema de aguas lluvias para reutilizar esa agua. La idea es que el barrio se puedan construir casas similares en reemplazo de las que se hicieron en ladrillo y cemento, que afectan los cerros. De hecho, el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger) le explicó a SEMANA que declaró esta zona como de alto riesgo no mitigable precisamente porque se presentan remociones de masa (tierra) y filtraciones de agua, lo cual amenaza a la comunidad y al cerro mismo. Por eso también se ordenó el reasentamiento de esta población, que ha consistido en trasladar a las familias a otros lugares. Pero todavía hay un remanente que se resiste a abandonar el territorio.

Esta es la Ecocasa de Hécto Álvarez. Está hecha en guadua, es sismo resistente y tiene un manejo de sistema de aguas lluvias para reutilizar esa agua.Foto: Diana Rey Melo/SEMANA.

Un primer paso para la construcción de esos ecobarrios ya lo dieron con Corinto. Este barrio fue construido por el M-19. Allí le dieron vivienda a las familias que la necesitaban y también fue donde se planeó la toma del Palacio de Justicia. Las casas de Corinto fueron demolidas en 2015 y 2016 año por el Distrito a través del Idiger y ahora son un jardín en guadua que tiene una huerta de plantas aromáticas y medicinales. También hay algunas verduras como cebollas, repollo y lechuga y tomate. “Lo que hace falta es el mantenimiento porque ahora solo estamos encargados del jardín cuatro personas”, dijo Carlos Julio Rozo, habitante del lugar. Ellos explican que tampoco es que use mucho el jardín o que la comunidad saque mucho provecho de la huerta, para eso se necesitaría todo un proyecto. Sin embargo, se hace un proceso de compostaje, también hacen actividades de conciencia con el ambiente, jornadas de reciclaje, de limpieza, entre otros. 

Así se ve Corinto años después de que el barrio fue demolido. Hoy en el lugar funciona una huerta con plantas medicinales, aromáticas y algunas verduras. Foto:Diana Rey Melo/SEMANA. 

Así se veía Corinto antes de ser demolido. Foto: Archivo Particular. 

Daniel Vargas, otro habitante del lugar, asegura que poderse quedar en el barrio estarán atentos a la discusión del proyecto del Plan de Ordenamiento Territorial que presentará la alcaldesa Claudia López al final de este año. “Lo que nos han dicho administraciones pasadas es que los que no tengan licencia de construcción no pueden permanecer. Y como estas casas están desde los años 40, muchas no tienen. Sin embargo, vemos con preocupación que las grandes constructoras son las que sí tienen licencia y ellos sí pueden construir en el cerro muy cerca. La (Agencia Nacional de Licencias Ambientales) Anla le da las licencia a los que tienen plata para pagarla”. También se pregunta por qué sí construyen barrios de lujo en los cerros zonas como Chapinero y Usaquén y ellos sí tienen que salir. SEMANA contactó a la Anla sobre el tema, y esta aseguró que las licencias jamás se han dado por estratos y que no han recibido solicitudes de licencias de construcción ni en el Manantial ni en Triángulos.  

“Lo que hace falta es el mantenimiento porque ahora solo estamos encargados del jardín cuatro personas”, dijo Carlos Julio Rozo, habitante del lugar. Foto: Diana Rey Melo/SEMANA.

Vargas también dice que desde hace tiempo el Distrito está interesado en sacarlos para realizar proyectos com el Sendero Fucha, Sendero de las Mariposas, Avenida Circunvalar, Parque Metropolitano Vitelma y la extensión de la Primera de Mayo”. Otros residentes del lugar también dicen que no les parece justo que se vayan con el pretexto de que van a cuidar el cerro cuando no tienen garantías de que sea así. “Tampoco estamos de acuerdo con que nos cambien nuestras casas grandes en un lugar con la mejor calidad del aire de Bogotá como lo es Manantial, para ir a parar a apartamentos pequeños y contaminados como Bosa y Usme”, dijo Ángela León, otra residente del lugar. 

Héctor Álvarez,  quien viene trabajando en los ecobarrios hace 15 años, dice que lo primero que necesitan es que el Distrito los reconozca como ecobarrios y que el riesgo sí se puede mitigar. También buscan que reconozcan la importancia histórica y la resistencia de la comunidad frente a flagelos como la violencia y el desplazamiento. Las primeras familias que llegaron allí en los años 30 vienen desplazadas de otras zonas de Cundinamarca y Boyacá y después vivieron bajo la amenaza de la guerrilla. 

Ángela y Carlos, una de las familias que se resisten a abandonar el Manantial. Foto: Diana Rey Melo/ SEMANA.

Después de ese reconocimiento lo que vendría, según Álvarez, sería el desarrollo de políticas públicas que permitan llevar a cabo procesos para mejorar la calidad de vida de la comunidad que tiene dificultad para el acceso a servicios públicos, a la educación y a salud, que permita hacer procesos de armonización con el ambiente y desarrollar economías que permitan a los ciudadanos tener una vida digna que no dañe a la naturaleza. La idea es, en últimas, que ellos se conviertan en los guardianes del cerro y que no se construya más en el lugar, pero que puedan habitarlo con el menor impacto. 

El concejal de la Alianza Verde, Diego Cancino, y quien está muy interesado en el tema, considera que los ecobarrios, desde que no se ponga en riesgo la vida y la naturaleza, son una aternativa interesante para los bordes, porque se trata de una acción colectiva de la ciudadanía y tienen un saldo pedagógico. También porque permiten pensar a la ciudadanía de una forma no invasiva con el ambiente.

La secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, le dijo a SEMANA que los estudios de riesgo se tendrían que actualizar pues los que se hicieron en 2011 son viejos. A partir de lo que digan los estudios el Distrito entraría a revisar el futuro y las alternativas para esta comunidad.

"La Secretarías distritales de Ambiente, Hábitat y el Idiger adelantaremos los estudios de los territorios que se identifican como ecobarrios y actualmente están categorizados cómo zonas de alto riesgo no mitigable, con el fin de verificar si han  cambiado la condición de vulnerabilidad y riesgo, como resultado de algunas obras que ha adelantado la comunidad, haciendo un análisis barrio por barrio y actualizar el concepto", explicaron las entidades a esta revista. Agregaron que en aquellos barrios donde no exista riesgo o este sea mitigable, evaluarán la posibilidad de implementar el proyecto de ‘Ecobarrios’ (...)  y que en la administración de Claudia López este tipo de proyectos "contarán con un eje de trabajo que buscará fortalecerlo". La discusión dará para largo.