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La reveladora confesión de Linda Caicedo por la que casi se queda por fuera de las canchas
En la Copa América, Linda Caicedo fue elegida la mejor jugadora del continente, ahora es la capitana de la selección Colombia para la final del Mundial Sub-17 en India. La futbolista contó en SEMANA cuál fue el diagnóstico médico que casi la saca de las canchas.
SEMANA: ¿Decir que se perfila como la mejor jugadora del mundo es soñar muy alto?
Linda Caicedo: Día a día me esfuerzo para ser mejor y no lo veo muy lejos. Pero es con mucho trabajo y con disciplina que se podría conseguir.
SEMANA: ¿Cómo mentalizarse para eso?
L.C.: El esfuerzo y la disciplina que hay que tener día a día es impresionante. También con ayuda de mis familiares, de las personas que tanto me quieren y apoyan. Cuando, por ejemplo, yo no puedo con mi mentalidad, ellos siempre están ahí para levantarme.
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SEMANA: Fue escogida como la mejor jugadora del continente en la selección de mayores teniendo 17 años, ¿qué tanta presión le genera?
L.C.: Fui muy feliz por demostrar que el fútbol femenino va en crecimiento, que hay niñas que están empezando, que sueñan con ser futbolistas y que ellas vean que sí se puede. Ese reconocimiento fue con ayuda de mis familiares y también de mis compañeras de equipo que me apoyaban.
SEMANA: A los 5 años decidió cambiar las muñecas por el fútbol. ¿Fue un choque familiar?
L.C.: Mi mamá y mi papá desde el principio me apoyaron, no lo vieron como algo malo. Empecé en un equipo de hombres llamado Fundación Real Juanchito y ahí ya pasé al femenino. Con 5 años, lo importante fue que mis padres me siguieron el juego.
SEMANA: ¿Cómo fue crecer en el ambiente del fútbol masculino y destacarse?
L.C.: Fue fundamental para mi crecimiento y es algo que les agradezco a la vida y al Real Juanchito por darme la oportunidad. Me ayudaron mucho en mi juego. También el apoyo de los niños, que no me discriminaban por ser la única mujer. Entonces fue muy linda mi niñez.
SEMANA: ¿Es verdad que caminaba horas enteras desde su casa hasta el entrenamiento?
L.C.: Cuando entrenaba en Atlas siempre cogía bus; luego ‘un pirata’, que se les dice así en Cali a los que son como taxistas, y siempre tenía que caminar mucho para poder llegar al entrenamiento. Son cosas que a uno le ayudan a crecer y lograr lo que uno quiere.
SEMANA: Su mamá le diseñó unos zapatos de caucho porque usted no tenía guayos. ¿Lo recuerda?
L.C.: Sí, salía a jugar y como las canchas eran de tierra, mi mamá se cansó de que dañara zapatos. Me compró algunos tenis para salir a otras cosas bien presentada, pero cuando eso pasaba ya no tenía. Se las ingenió y me hizo los zapatos de caucho.
SEMANA: ¿Le salieron heridas en los pies?
L.C.: Sí, pero uno era gamín de barrio (risas). Lo único que importaba era patear un balón y estar con sus amigos. Era feliz si me raspaba o si me caía.
SEMANA: ¿Cómo fue debutar a los 14 años en la liga profesional femenina con el América?
L.C.: Ese día tenía muchísimos nervios, miedo de entrar, pero creo que fue el debut soñado, con gol y destacándose.
SEMANA: Luego se va al Cali, pero ¿es cierto que la amenazaron e insultaron por la rivalidad de estos clubes?
L.C.: La verdad no fue nada fácil por los comentarios. Pero hoy soy muy feliz donde estoy. Me ayudó mucho también a crecer como persona. Agradezco lo que viví en América, pero la verdad no fue un paso fácil. Recibí muchas cosas feas al ser equipos de tanta rivalidad. Son cosas de Dios y caminos que hay que tomar. En esa época tenía pensamiento de niña, que aún lo tengo, pero la diferencia es que tenía 15 años. Pude ver las cosas de otra manera, aunque sí tenía mucho miedo.
SEMANA: Además, vivió un tema de salud muy complicado...
L.C.: Fue muy complejo. Lo viví en cuarentena gracias a Dios, porque en ese momento todo estaba parado en el fútbol y pude recuperarme. Tuve una masa en el ovario, me la retiraron. Fue un proceso de exámenes, controles y clínica. El Cali se ha portado excelente y más en ese momento. Estoy muy agradecida con ellos. Pensar que un día estás en casa y al otro día en una clínica o pensar que no vas a volver a jugar fútbol de alto rendimiento fue duro. Pero Dios me tiene para lindas cosas y hoy estoy lista para un mundial en la India.
SEMANA: A uno le dicen “tienes una masa” y piensa en cáncer, ¿fue así?
L.C.: Sí, pero toda la información la recibí de mis padres. Para mí era algo normal. Simplemente, era estar en la clínica recuperándome, pero ellos fueron muy positivos conmigo y fue muy bueno para mí porque no me estresaba.
SEMANA: Las dificultades médicas, económicas, amenazas de hinchas. ¿Quiso tirar la toalla?
L.C.: Sí, obvio. Uno es humano y si tú ves que algo no te está funcionando y te está generando tanto estrés, piensas en tirarlo. Pero mi familia ha sido fundamental en todo este proceso, porque la verdad sin ellos no hubiese sido capaz de tener la mentalidad tan fuerte y de seguir luchando.
SEMANA: Usted reparte el tiempo entre concentraciones y estudiar inglés. ¿Qué la motiva a prepararse más allá de las canchas?
L.C.: De hecho retomé. Paré todo el inglés por la Copa América, que la verdad es un estrés impresionante por estar pensando día a día en hacer las cosas bien. Hace poco empecé de nuevo, porque aprender inglés es verme como una jugadora diferente. Poder salir a otro país y saber defenderme. Entonces es muy importante ese idioma y ojalá pueda aprender muchos más.
SEMANA: Cuentan sus compañeras que usted es la primera en llegar y la última en irse de cada compromiso en concentraciones...
L.C.: Algo que te ayuda a tu crecimiento es la puntualidad, la responsabilidad. Es algo que me han enseñado mis padres, es el respeto que hay que tener sobre las personas que ya llevan un recorrido y una experiencia. Una niña de 17 años no puede llegar tarde a una charla estando en mayores o en cualquier equipo.
SEMANA: Mary José Álvarez era la capitana de la selección Colombia sub-17, pero ella, con el resto del equipo, decidieron darle la banda de capitán a usted. ¿Cómo fue ese momento?
L.C.: Fue un día interesante y lindo porque antes de eso el profe se me acercó y me preguntó que cómo me sentía. Yo obviamente estoy feliz porque es como la confianza y el liderazgo que me están viendo. Lo tomé de la mejor manera. Mary se me acerca también con todo el grupo, me expresa sus palabras y les dije que es algo que lo voy a asumir no solamente porque estamos representando como tal al equipo, sino a nuestra Colombia.
SEMANA: ¿Es cierto que la han buscado del Barcelona?
L.C.: Son rumores. Ahorita ando concentrada en lo que es selección Colombia, terminando mi ciclo de este año en el Mundial Sub-17 y ya luego podré tomar una excelente decisión para poder seguir ejerciendo mi futuro. De hecho, el miedo de mis padres es que ya voy a cumplir 18 años y toca decidir qué hacer.
SEMANA: ¿Pero cómo asume que la asocien con uno de los equipos más grandes del mundo?
L.C.: El sueño de todo futbolista es estar en los mejores equipos del mundo. Para mí es una alegría, hay tensión y presión que la gente diga eso. Es un paso a paso y hay que tomar la mejor decisión.
SEMANA: ¿Y usted al lado de quién sueña jugar?
L.C.: Difícil, porque admiro muchas jugadoras como Alex Morgan, Alexia Putellas, entre tantas que hay.
SEMANA: Para llegar al Barcelona, ¿cómo ve y qué tanto le ha aportado el fútbol colombiano?
L.C.: Es un proceso que nos hemos venido ganando. Lo que hicimos en la Copa América y demás. Creo que el otro año habrá una liga más fuerte, con muchos más equipos competitivos, que es lo importante, que sea una liga sana y que todo el mundo esté interesado en ella.
SEMANA. Por ir al Mundial Sub-17 no va a la Copa Libertadores con Cali. ¿Fue dura la decisión?
L.C.: Es un tema sensible. Soy muy feliz en el Deportivo Cali. Me ha dado durito, pero el mundial es supremamente importante y tengo que asumirlo y desearle lo mejor al Cali, mi segunda familia.
SEMANA: ¿Qué mensaje les daría a las niñas que la admiran?
L.C.: La invitación es para todas las niñas a que día a día crean en ellas, que sean disciplinadas. La ventaja es que ahora van a tener el fútbol con un crecimiento impresionante. Les vamos a dejar la varita alta y ya de ellas depende la importancia que le quieran dar.