Nación

Reveladora conversación entre el abogado Iván Cancino y el periodista Gonzalo Guillén sobre caso Carlos Mattos

SEMANA revela detalles de una acción popular que presenta el periodista Guillén luego de que la Fiscalía retirara los acuerdos con el empresario Carlos Mattos, quien ahora debe ir a juicio.

16 de marzo de 2022
Iván Cancino y Carlos Mattos
Iván Cancino y Carlos Mattos | Foto: Semana/Archivo

Luego de que la Fiscalía General decidiera retirar los dos preacuerdos que había firmado con el confeso empresario corrupto Carlos Mattos, SEMANA conoció una acción popular que presentó el periodista Gonzalo Guillén, por la supuesta “violación y amenaza de los derechos colectivos a la verdad”, en calidad de víctima protegida.

Para cerrar la negociación que se estaba adelantando con Carlos Mattos y lograr el preacuerdo, según información revelada en medios, una de las condiciones era que se reconociera de la existencia de posibles pagos de Mattos al periodista Gonzalo Guillén, con la finalidad de afectar la imagen de la Fiscalía.

En la elaboración de dicho acuerdo no participó directamente el abogado Cancino, sino otro abogado, Alejandro Sánchez; así lo dijo Cancino en entrevistas durante el Congreso de Juristas que se llevó a cabo hace pocas semanas en Barranquilla.

Esto se confirma con una acción popular que fue radicada ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca por Gonzalo Guillén contra la Fiscalía, y la defensa de Mattos, en cabeza del abogado Iván Cancino.

Justamente, argumenta Guillén en la acción popular que dentro de las pruebas “en defensa del periodismo como víctima y la verdad real, más cuando no soy el único periodista o medio de comunicación en referirme al caso Hyundai- Mattos, evidencié que el cambio inusitado de la Fiscalía General de la Nación, que no fue otro que el de exigirle al señor Mattos que como única condición para acceder a un preacuerdo que sostuviera que el suscrito había recibido unos estipendios con el único objeto de que desprestigiara la Fiscalía, aseveración que aparte de injuriarme y calumniarme afectó el derecho a la verdad que le corresponde a la sociedad colombiana en su emisión y recepción”.

Acto seguido, Guillén presenta una grabación privada en la que conversa con Cancino y que, según él, se probaría “el actuar dañino, doloso y malintencionado de la Fiscalía (Estado), la defensa del Sr. Mattos y el representante de víctima de la Dirección Ejecutiva de Administración Judicial”. La grabación transcrita tiene como protagonista a Iván Cancino, defensor de Carlos Mattos. No obstante, también pone sobre la mesa que el penalista no participó de esa condición, sino que fue el abogado Alejandro Sánchez.

En la primera grabación, Cancino menciona información que fue divulgada por medios de comunicación que señalaba que justamente probar pagos a Guillén era uno de los requisitos para que el acuerdo se llevara a cabo.

Pero además deja claro que en ese momento Mattos resultó (vinculado) con el abogado Sánchez quien quedó de sacar adelante el preacuerdo.

Grabación 1

Iván Cancino: “La única cosa que, digamos, tiene mucha certeza, que publicó Darcy Quinn, no sé quién le daría la nota, yo creo que fue alguien de la oficina o familia de Carlos, es que llega a este tipo Sánchez y le cobra 900 mil dólares, una locura. Y le dice: 300 mil de anticipo y yo le ayudo a “cuadrar” la negociación. Cuando uso la palabra “cuadrar” no me consta que haya sido algo malo, pero con ese dinero, uno no sabe. Yo he cobrado muy bien mensualmente, pero en tres años he reunido esa suma. Y yo no voy a decir que no he cobrado bien, pero son tres años, no en dos meses. Y empiezo a sentir yo el codo y (inaudible) ¿Qué es lo que sucede? Claro, Emilio Tapia, bravo conmigo, pues cuando yo represento al Ministerio de Comunicaciones (en el caso Centros Poblados), pide una audiencia para irse para Malambo. Yo me opongo, no señor. Primero la competencia no es el juez de Malambo, segundo ta, ta tá, usted no ha reparado, me le opongo durísimo”.

En el diálogo, Cancino cuenta cómo se llegó al acuerdo que finalmente se firmó y en el cual, en contravía de lo anunciado por medios de comunicación, Mattos no se comprometió a denunciar ningún tipo de pagos. Además, que la promesa del abogado Sánchez de sacar adelante un preacuerdo favorable se cayó como un castillo de naipes.

“Entonces ve en Carlos dos cosas: plata y posibilidad también de empezar a darme codo. Y Sánchez llega y empieza a decir no negocio, cuando de pronto viene el golpe mortal. El fiscal Betancur le manda una carta diciéndole “no negociamos con usted”, y Sánchez había dicho que era su mejor amigo. Y otro plus muy importante ahí, el fiscal general de ese tiempo fue muy inteligente y dijo, aquí pasó algo”.

Es decir, que para Guillén aquí quedaría en evidencia que Cancino fue parte de una especie de “montaje” para decir que Mattos le había pagado. Sin embargo, al final lo claro es que el abogado no participó del preacuerdo en ningún momento.

En la segunda grabación, Cancino deja claro que el desarrollo del acuerdo no fue un tema que él haya elaborado. Pero además le confiesa al propio Guillén que lo ve como un “enemigo fuerte”.

Grabación 2

Gonzalo Guillén: Que la llamada es ilícita porque ellos no podían tener celular, ¿no? Por ahí a una fiscal la botaron por eso, ¿no?

Iván Cancino: (...) Entonces, ahí sí, Carlos (Mattos), ‘Ivancito, ven me ayudas’... Ahora sí. Entonces voy, me acerco, y ellos reticentes. Yo creo que Sánchez le tuvo que contar cuánto cobró y Betancur le dijo: ‘venga, venga miramos a ver qué se hace’, se abre la negociación y el lunes se cierra. Yo voy al búnker con Alejandro, con Laura, la abogada que aparece ahí con él, que es conocida mía, hechura mía, pues, y yo hablo con Carlos y le explico. Antes de salir estábamos en cuarenta y ocho meses de cárcel, una indemnización cuyo máximo era dos millones de dólares, unas excusas públicas, el pago de la multa, que aquí nadie paga la multa de una y reconocer los hechos con una salvedad: que en el apartamento de Carlos Mattos nunca se dio plata”.

En ese momento ya no había ningún requisito de denunciar el supuesto pago a Guillén para desprestigiar a la Fiscalía; la decisión, explicada por Cancino, era que Guillén era un enemigo fuerte, era mejor no meterse en ese lío con el preacuerdo.

Cancino: “Me devuelvo y le digo: Carlos, eso no pasó. Ah, pues entonces no hay negociación y nos paramos. Yo dije, hijueputa, ¿y yo qué hago? Denos 10 minutos. Le digo a Sánchez, le digo a Carlos y le dije a Laura, porque yo sí dejé a Laura de garante, tú no puedes meterte con los temas que no son ciertos, por más de que la Fiscalía. Y le voy a decir las palabras textuales, le dije: primero, porque Gonzalo Guillén es un enemigo muy fuerte, y se lo reconozco. Le dije, no es ningún pendejo y no se va a quedar (inaudible). Segundo, tú nunca me has hablado de eso. Entonces, hoy te reciben un interrogatorio, tú dices algo, en un mes dices otra pendejada, no es lógico. Pero como ustedes no me quieren a mí, yo aquí les dejo el champú y me voy. Tres de la tarde me llama Carlos, “no, este señor no sirve pa’ un culo. Ven y arregla. Vuelvo y ya no son 48 meses, son ochenta y pico y queda en cincuenta y seis”.

Los diálogos que presenta Guillén en su acción popular son contundentes. Cancino, por su parte, no estuvo de acuerdo, lo había rechazado incluso señalando que Guillén “era un enemigo fuerte”. El abogado Sánchez trató de incluir el tema en la fracasada negociación, que terminó irse a pique al conocerse de las salidas de Mattos de prisión como si se tratara de paseos.