CRIMEN
La terrible historia de una madre colombiana que degolló a sus tres hijos y fue declarada inimputable
Inicialmente, la joven madre había sido condenada a 60 años de cárcel, sin embargo, su situación cambió gracias a un fallo de la Corte Suprema de Justicia.
Johana del Carmen Montoya Rosario yacía viva junto a los cuerpos degollados de sus tres hijos el 18 de febrero de 2015 en el municipio de Palmar de Varela, Atlántico.
La desgarradora escena fue descubierta por su entonces pareja, quien llegó sobre las 9:30 p. m. para encontrarla a ella y a los tres menores con heridas hechas con un cuchillo.
La mujer fue llevada a un centro de urgencias y, según lo que descansa en el expediente del caso, tardó dos meses para poder explicar lo que había sucedido esa tarde de febrero en su hogar.
La joven madre aseguró que escuchaba voces y que estas habían sido las que le habían ordenado asesinar a sus tres pequeños; además, afirmó la mujer, estas voces la acompañaban desde que nació su primogénito.
Luego de la recolección de la información, la mujer fue capturada e imputada por el delito de homicidio. El Tribunal Superior de Barranquilla la sentenció, en 2017, a la máxima condena: 60 años de cárcel.
En prisión, la joven empezó a recibir acompañamiento psicológico, mientras que su defensa decidió presentar el caso ante la Corte Suprema de Justicia, alegando que la joven madre era inestable psicológicamente y que había cometido los crímenes en medio de un episodio psiquiátrico.
Ahondando más en su vida, los investigadores pudieron determinar que la vida de Johana había sido marcada por episodios muy difíciles, desde muy temprana edad, lo que pudo haber sido el detonante para sufrir de una enfermedad psicótica que la llevó a cometer el terrible crimen.
Desde los nueve años, el padre de la menor abusaba físicamente de ella, accediendo carnalmente a ella cuando apenas tenía 12 años de edad.
Cuando la menor decidió contarle a su madre lo que sucedía, ella la desacreditó, negó que su padre cometiera ese tipo de actos.
Sin embargo, a los 14 años, resolvió marcharse de la casa y fue en ese momento que nació su primer bebé. Pasaron al menos cuatro años, ya era madre de tres pequeños y se encontraba en una situación económica muy vulnerable.
En medio de la desesperación, la joven acudió a la única familia que conocía: regresó con sus padres a Barranquilla, donde vivió por un tiempo, aunque recibiendo ataques verbales de su madre y su padre. A la par, la joven luchaba contra las voces en su cabeza que le decían constantemente que se suicidara.
Sin embargo, un día Johana vivió lo peor: encontró a su padre abusando de uno de sus hijos, por lo que quiso denunciarlo ante el Bienestar Familiar, donde le dijeron que tenía que alejarse de su casa, porque, de lo contrario, no podían protegerla.
Las voces regresaron con más intensidad después de ese hecho, pero ella se mudó a una habitación que compartía con su pareja. Allí, la crisis se intensificó hasta que un día no pudo más y resolvió asesinar a sus hijos e intentar matarse.
Con esta historia en los expedientes, la defensa de la joven pudo demostrar que Johana sufría de esquizofrenia desde hace varios años y que detonaba en alucinaciones e ideas delirantes, y que los ataques psicóticos provocan cambios anímicos.
La Corte Suprema de Justicia resolvió entonces declarar inimputable a Johana y darle 20 años de reclusión en centro psiquiátrico desde donde podría salir, si llegase a tener un verdadero cambio.
La historia de esta joven estuvo marcada por el rechazo, la estigmatización, el olvido de sus padres y de las instituciones públicas, hasta que ella tomó la peor decisión de todas.