Nación
La voz de los silenciados por el conflicto que vieron un nuevo amanecer | Parte 3
Los líderes se forjan desde el hogar. La primera educación recibida de sus padres y el trabajo constante llevaron a esta representante a ser la voz de los que callan.
El año 2022 abrió un nuevo espacio en varios escenarios de la democracia en donde se hizo lo necesario en cuanto a justicia, verdad y reparación, pues ya se había dado espacio en el Legislativo a los grupos armados que decidieron desmovilizarse, pero las víctimas no tenían representación y nacieron las llamadas “curules de paz”.
Cabe mencionar que dichas nuevas curules en el Congreso dieron paso a personas con grandes historias, seres humanos que hicieron frente a la guerra que invadía sus hogares y les arrebataba no solamente su tranquilidad, sus propiedades o a sus seres queridos, sino la vida misma.
Karen López es una de las representantes que quedó elegida bajo la circunscripción de paz y, en diálogo con SEMANA, contó la historia de su vida, su familia y cómo conquistó más de 5.000 corazones de la zona del Urabá, en Antioquia, siendo la voz de las víctimas.
La representante de 26 años estuvo viviendo desde siempre la violencia en primera persona, pero asegura haber entendido “que tenía que avanzar y que no podía” quedarse ahí. Por eso siguió estudiando, ya que desde muy pequeña tuvo claro que tenía que “salir adelante’'.
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“Siempre saqué los primeros puestos en el colegio, las mejores notas, era la mejor. Yo era la monitora de mi salón y fui la personera de mi colegio”. En 2012, cuando se graduó, tenía 17 años y fue la mejor bachiller de su colegio, “me gradué con todos los honores”, dijo.
“Mi papá siempre nos decía ‘si quieren avanzar, la mejor herencia que puedo darles es el estudio’; él no me dejaba lavar un plato en la casa, porque decía “te enamoras de esto y me abandonas la universidad o no me vas a estudiar nunca y recalcaba: ‘el que no estudia se va de la casa’”, mencionó Karen.
“A mis hermanos no los dejaba ir a trabajar, a tirar machete a la finca, porque decía: ‘si se van al monte, después empiezan a ganar plata y no estudian’, y él siempre nos inculcó el estudio”, señaló la joven.
Añadió que siempre quiso trabajar en la salud, decía que quería ser una gran doctora o una gran odontóloga. “Y en Urabá es muy difícil ir a la universidad, ya que hay pocas y es muy restringido el ingreso; pero yo dije tengo que avanzar”, expresó.
“Lo principal es estudiar y así empezamos. Mi hermano mayor estudió odontología en Bogotá, mi segundo hermano estudió ingeniería civil en Montería, Córdoba; mi otro hermano estudió producción ganadera y yo terminé hace 8 meses mi carrera como profesional”, manifestó.
“Entonces me fui a Medellín, porque en realidad quería ser odontóloga y pasé a la universidad de CES. Yo vivía en la casa de una novia de mi hermano, nos transportábamos en el metro o en los buses normales como cualquier estudiante y a veces en una moto que ella tenía”, contó.
Con mucho sacrificio logró estudiar. Pero el cambio fue fuerte, aseguró, pues el ir del “campo a la ciudad fue muy duro; yo nunca había salido y nunca había vivido como tal allí”, sumado a que “en la universidad uno se encuentra muchas personas que son totalmente diferentes a uno y tienen otro estilo de vida, pero eso era lo que yo quería, cambiar mi estilo de vida, pero siendo la misma e ir avanzando”.
La vida de la familia López ha tenido, hasta ahora, momentos complejos relacionados con el conflicto armado, según añadió Karen, quien años después de los tiempos críticos de la guerra entre los grupos armados al margen de la ley y el Ejército, fue revictimizada.
“Cuando iba en cuarto semestre, volvimos a ser víctimas, pero esta vez fue del Estado, porque a mi padre lo acusaron de pertenecer al Clan del Golfo, cuando mi padre siempre ha sido una persona intachable; él toda la vida ha trabajado honestamente”, dijo Karen.
Agregó que la noche del 8 de diciembre de 2016, llegaron a su casa a las 2 de la mañana las autoridades, buscando a su padre para capturarlo por delitos de “concierto para delinquir, que porque pertenecía al Clan del Golfo, tenía laboratorios de cocaína, y eso nunca fue así”.
“Yo estaba acostada y cuando me despierto estaba rodeada en mi cama con todas las armas apuntando; sin embargo, yo estaba tranquila porque el que nada debe nada teme”, dijo.
Camilo, el hermano de Karen, aseguró que “estaban buscando y capturaron a más de 50 personas y muchos de ellos sí pertenecían” y eran parte del narcotráfico, pero su padre no lo era. Y duró 18 meses encarcelado siendo inocente, contaron sus hijos.
Sin embargo, el drama duró más de un año y logró resolverse finalmente.
La historia, continúa.