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Aunque Claudia López lo niega, en Bogotá las casas de pique sí existen y la evidencia es de extrema crueldad: duro reclamo de un juez a la Alcaldía
No puede haber dudas sobre la existencia de las casas de pique en Bogotá, dice un juez tras las pruebas presentadas por la Fiscalía.
En el marco de judicialización de cinco integrantes de una organización criminal conocida como Los Luisitos y responsables de varios asesinatos de personas cuyos cuerpos fueron envueltos en bolsas y arrojados en la basura, un juez reprochó que aún se dude de la existencia de las llamadas “casas de pique” en Bogotá.
La investigación de la Fiscalía reveló cómo, de manera brutal y despiadada, los ahora capturados asesinaron a cuatro personas, tres hombres y una mujer, y luego envolvieron sus cuerpos en vinipel negro como un mensaje de intimidación. Los dejaron en una esquina de la localidad de Kennedy.
El juez se mostró sorprendido de la brutalidad de los hechos, de las declaraciones que obtuvo la Fiscalía con el detalle de la masacre, los videos y las imágenes que ubicaron la escena del crimen en una llamada “casa del terror” en el barrio El Amparo, sur de Bogotá.
Mientras la Alcaldía y la Policía insisten en negar la existencia de las llamadas “casas de pique”, las evidencias recaudados por la Fiscalía, junto con los testimonios de la crueldad de estos actos, permiten eliminar las dudas sobre la realidad que aqueja a la ciudad de Bogotá y que se centra en la existencia de estas.
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“Comportamiento censurado entre la Alcaldía y la Policía de que si en realidad existen o no las casas de pique, y sí hay una residencia, la casa del terror; y sí existen los cuerpos, los dictámenes médico-legales, los protocolos de necropsia, las causas de la muerte, la cantidad de heridas propinadas, las fotos y los videos, ello destaca a no dudarlo”, dijo el juez en la audiencia para enviar a la cárcel a los asesinos.
Las declaraciones en poder de la Fiscalía son aterradoras, no solo por el detalle de cómo fueron asesinadas estas cuatro personas con cuchillos, golpes, estrangulamiento y hasta bloques de cemento, sino porque una menor de edad tendría responsabilidad en el crimen.
“La apuñalan en el cuello, cogen un cable, La Mona se lo pone en el cuello y con un bloque se lo ponen en la cabeza, pero no muere, entonces alias Cejas coge otro bloque y se lo estalla en la cabeza hasta que queda agonizando”, señala el testimonio que conoció SEMANA, y que revela la crueldad extrema contenida en el cuerpo de una adolescente.
El juez aseguró que se trata de un escenario “dramático y dantesco” de extrema crueldad que debe ser reprochado por toda la sociedad y, en ese orden de ideas, ordenó que las personas capturadas fueran enviadas a una cárcel, porque claramente representan un peligro para la sociedad.
La Fiscalía, por su parte, argumentó que todas las evidencias y los análisis técnico forenses indican cómo esta organización criminal, al mando de un hombre conocido con el alias de Luisito, asesinaba a integrantes de otras bandas en la localidad de Kennedy por el control del tráfico de estupefacientes.
“Alias La Mona coge un cuchillo y la apuñala en el pecho, luego de cuatro minutos no se moría, entonces otra mujer le dice, no la haga sufrir, le quita el cuchillo y la apuñala en el cuello”, continúa el relato de este testigo que fue llevado por los asesinos a la llamada “casa del terror” en el barrio El Amparo, de la localidad de Kennedy.
SEMANA logró establecer que en diferentes partes de la ciudad existen casas usadas por estos delincuentes y de otras organizaciones como el Tren de Aragua y Los Maracucho, para completar los secuestros, torturas, asesinatos y desmembramiento de personas que se convierten en un problema para estos delincuentes.
En el centro de Bogotá estaba la “casa de los maracucho”, un hotel ubicado en la calle 24 con Avenida Caracas donde, según las versiones de la Fiscalía, fueron asesinadas varias personas. Un poco más al sur y diagonal a la metropolitana de Policía de Bogotá estaba la llamada “casa de los masajes”, otro centro de torturas.
En la localidad de Kennedy, centro de la actividad criminal de estas organizaciones, hay por lo menos tres casas que fueron identificadas por la Fiscalía y que eran usadas para estos crímenes, allí estaba el llamado Hotel Negro.
Aún con toda esa evidencia, desde la Alcaldía de Bogotá negaron la existencia de estas llamadas “casas de pique”, ahora es un juez de la República el encargado de advertir que la discusión no está en la existencia o no de estos centros de tortura, sino en la acción de las autoridades para frenar esta oleada de violencia.