NACIÓN
“Las Farc deben pedir perdón todos los días de su vida”: Clara Rojas
La excongresista habla del giro del desmovilizado grupo al reconocer el secuestro, del testimonio de Íngrid Betancourt en la Comisión de la Verdad, de su hijo Emmanuel y del tiempo que ha intentado recuperar con su familia después de sufrir ese flagelo.
Quizás no hay un episodio de la guerra en Colombia que haya mezclado tanto la desolación y la esperanza como el de Emmanuel. El hijo de Clara Rojas, nacido en cautiverio, conmovió al país cuando se conoció de su existencia, mientras su mamá sufría uno de los peores vejámenes del conflicto armado. Luego, la identificación del niño en un hogar del ICBF, producto de una historia de película a finales de 2007 y la posterior liberación de Clara unas semanas después, también produjo uno de los momentos más felices del país, en medio de ese drama del secuestro.
En toda esa extensa historia había un protagonista polémico: José Crisanto Gómez. El hombre vivía en el Guaviare y fue designado por la guerrilla para cuidar a Emmanuel, después de ser separado de Clara. La justicia condenó al campesino a 33 años de cárcel por la complicidad con ese rapto, pero luego la Corte Suprema lo absolvió.
Hace dos semanas, en entrevista con el programa Al Ataque de Semana TV, Gómez aseguró que ya tras la firma de la paz, deseaba poder tener el espacio de hablar tanto con Clara Rojas como con su hijo. “Yo siempre he soñado, he querido tener la oportunidad de sentarme a hablar con Clara Rojas y contarle tantas cosas. Pero cuando ella esté convencida realmente de que lo único que hice yo fue un acto humanitario”, afirmó.
En entrevista con SEMANA, la excongresista se refirió a esta entrevista, del proceso de paz, a Íngrid Betancourt y al papel que cumplen hoy las Farc en la vida pública.
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SEMANA: Recientemente, los líderes del partido Farc pidieron perdón a las víctimas de secuestro en el país. En el pronunciamiento dejaron de utilizar el término retenciones ilegales. ¿Cómo vio este paso tomado por los exguerrilleros?
CLARA ROJAS: Considero que fue un primer paso importante en el proceso que avanza en la JEP dentro del caso 001 que se refiere a secuestro. En un informe presentado por ellos en noviembre anterior, seguían hablando de “retenciones ilegales”. Sin duda no es un tema menor, por fin reconocieron que se trata de un delito, y muy grave, pero sin duda se requiere profundizar para lograr entender el universo de los afectados por este crimen y las condiciones de modo, tiempo y lugar del mismo.
SEMANA: Hace unos días se cumplieron cuatro años de la firma del acuerdo de paz en Cartagena y del plebiscito, ¿cómo ve la implementación del acuerdo, en especial la JEP?, ¿cree que las Farc y el Gobierno estén cumpliendo?
C.R.: Efectivamente han transcurrido más de cuatro años, uno hubiese querido que la implementación hubiera avanzado con más celeridad y efectividad, pero digamos que en términos generales ambas partes han venido cumpliendo, a trancas y mochas, y en muchos momentos como a regañadientes, pero ahí van. En la JEP se andaría más rápido si las Farc hubiesen reconocido el tema del secuestro de mucho antes y otros delitos como reclutamiento y abuso de menores y magnicidios, como los que han reconocido en los últimos días. Con todo, y a paso de semitortuga, la JEP también va avanzando.
SEMANA: ¿Durante estos años, tras el acuerdo, miembros de la exguerrilla se han acercado a usted con el propósito de disculparse, de resarcir de alguna manera el daño cometido?
C.R.: Un par de veces en eventos organizados por los periodistas han pedido perdón, como fue el caso de alías Martín Sombra, cuando aún estaba en la cárcel. O Pablo Catatumbo en un evento organizado por Memoria Histórica. Más allá de eso y hasta el sol de hoy, no les he escuchado la intención de querer resarcir en alguna forma el daño causado.
SEMANA: En su testimonio ante la JEP de noviembre de 2018 usted relata las situaciones difíciles que vivió en cautiverio. En especial cuando su bebé se enfermó y los guerrilleros decidieron sacarlo de la selva para que le dieran atención médica. Le dijeron que lo iban a regresar en unos días y pasaron más de tres años. ¿Cómo afrontó esos momentos?
C.R.: De la mano de Dios, pero hay que mencionar que fueron unos de los momentos más difíciles que he tenido que afrontar en toda mi vida. Primero, porque pasaba y pasaba el tiempo y no tenía ningún tipo de noticia, en ningún sentido sobre mi bebé, ni tampoco sobre mi familia. Entonces aquella incertidumbre me tuvo en varias ocasiones al borde de la locura y muerte, pues seguíamos entre el fuego cruzado entre los guerrilleros y el ejército, y las razones para mantener la esperanza y la fe en recobrar la libertad y reencontrarme con mi hijo y mi familia se veían muy borrosas en el horizonte. De manera que le sigo dando gracias a Dios por haberme dado la capacidad y fortaleza para afrontar todo aquello.
SEMANA: ¿Cómo ha recuperado ese tiempo perdido con él?
C.R.: Una vez tuve la oportunidad de recobrar mi libertad y reencontrarme con mi hijo, mi mamá, y mi familia, lo cual fue todo como un milagro de la Virgen, intenté de todas las maneras posibles recobrar el tiempo perdido en la selva, en donde no tuve manera de estar con mi hijo. Salí del país por unos meses y estar fuera me ayudó a pensar y reflexionar y volver a repensar mi proyecto de vida, la necesidad de trabajar y sacar adelante a mi hijo y el tema de atender los tratamientos médicos, me ayudaron a entender que la vida tendría que seguir y que yo tendría un propósito, un motivo para rehacer especialmente mi vida con mi hijito. Por supuesto que nunca me he soltado de la mano de Dios en este empeño. Justamente esta mañana me desperté muy temprano y volví a rezar el rosario a pedirle a Dios que siga alumbrando el camino de mi existencia y por supuesto la de mi hijo y familiares en estas épocas de pandemia y covid-19.
SEMANA: José Crisanto Gómez, el hombre que estuvo a cargo de Emmanuel durante varios meses mientras usted estaba en cautiverio, afirmó en el programa Al Ataque de Semana TV que le gustaría tener una conversación con usted y con su hijo sobre lo sucedido. ¿Estaría dispuesta?
C.R.: De antemano, quiero agradecer la disposición actual del señor José Crisanto hacia nosotros. Con todo, la realidad mundial es que estamos en época del covid-19 y por tal situación, pues no sería lo aconsejable. Por otro lado, no tengo muy claro el objeto del encuentro. Para nosotros todo este capítulo quizá es uno de los más difíciles en nuestras vidas, y lo que menos quisiera es propiciar un espacio de revictimización, en especial para mi hijo que además sigue siendo menor de edad, máxime cuando desafortunadamente durante la época en que estuvo a cargo del señor Gómez, llegó hasta el borde de la muerte, por inanición generada por falta de alimento, pero también por falta de haberle atendido a tiempo la leishmaniasis que tenía y la fractura en uno de sus brazos en el momento en que él lo recibió de manos de las Farc.
Fueron pocos meses (enero 26 a julio 20 de 2005), pero de mucho sufrimiento físico y emocional, adicionalmente al infortunado “tratamiento” que le propinó el suegro del señor Gómez, que le ocasionó quemaduras de primer grado y laceraciones en su cuerpo, que le generaron un diagnóstico muy complejo, de lo cual da cuenta el informe del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar al momento de asumir la custodia legal sobre mi bebé en julio de 2005.
Pero por si todo esto fuese poco, o lo único, tiempo después, por allá en los años de 2010 a 2013 con ocasión de la publicación y venta de los derechos de la historia que escribió el señor Gómez a una productora española, se puso en la escena y, por ende, en la palestra toda esta situación de mi hijo. Se utilizó su imagen y su nombre. Y por supuesto que sufrimos fuertemente un nuevo coletazo que generó desavenencias familiares que incluso fueron públicas. Y lo más complicado, afectó los derechos prevalentes del niño al libre desarrollo de su personalidad.
Por supuesto, que todo este daño moral resulta casi que irreparable. Por toda esta presión mediática tuvimos que recibir innumerables ataques de todo orden, lo que se conoce como bullying mediático y escolar, del que quizá el señor Gómez no es muy consciente, pero que podría refrescar su memoria, incluso, revisando las publicaciones de SEMANA de la época y los diarios y medios de amplia divulgación nacional y extranjera.
De manera que yo preferiría como dice el dicho “dejar así”. Me temo que en cualquier encuentro con el señor Gómez, este intentaría profundizar y justificar su versión como lo ha venido haciendo hasta el momento, pasando por alto el profundo daño que se nos ocasionó. Como el país sabe, yo no soy una mujer que alberga rencores, ni odios de ningún tipo, y además he manifestado públicamente que he perdonado todo lo relacionado con este capítulo del secuestro a las Farc y a las personas auxiliadoras de las Farc, como es el caso del señor Gómez, así haya sido, según su versión, de manera involuntaria.
Aquí lo que resta es echar para adelante. Yo desde lo más profundo de mi alma y mi corazón les deseo al señor Gómez y a su familia las mayores bendiciones que Dios les pueda conceder, no espero más. Y le ruego encarecidamente, en especial a él, que nos dejen vivir nuestra vida de manera tranquila, en especial a mI hijo, sin pretender manipular, ni instrumentalizar como hasta ahora hemos visto.
SEMANA: ¿Qué le pareció el testimonio que dio Íngrid Betancourt ante la Comisión de la Verdad?
C.R.: Sin lugar a dudas, en términos generales, estuvo excelente, al punto que fue lo que al parecer “sensibilizó” a los miembros del antiguo secretariado de las Farc a animarse a pedir perdón de manera pública y reconocer por primera vez el secuestro, en reciente comunicado que se conoció hace pocas semanas.
El único tema en el que discrepo, por decirlo de alguna manera, pero entendiendo que cada persona que fue secuestrada asume su situación de manera autónoma y su proceso es totalmente individual; por ende sus pensamientos y sentimientos dependen de cada uno, es en la parte que señala que el secuestro dura toda la vida. Lamento que se sienta aún secuestrada. Yo desde el 10 de enero de 2008, me siento una mujer que recobró su libertad. Ciertamente sí son dos épocas diferentes las que se viven en el secuestro y posteriormente, eso no significa que en ocasiones haya habido momentos en que por diversas circunstancias se vuelve atrás.
Desde aquí, la invito con todo el cariño y admiración que le he guardado a que siga luchando por su libertad emocional, ese es el mejor legado que le puede dejar a sus hijos, y no solo a ella, también invito a todas las personas que viviendo tan amarga y dramática e infernal experiencia hayan logrado sobrevivir, la invitación es a reforzar la resiliencia y a seguir adelante con alegría y entusiasmo todos los años que están por venir.
SEMANA: ¿Qué le pediría a las Farc frente a las víctimas en general?
C.R.: Que sigan pidiendo perdón todos los días de sus vidas por todas las atrocidades que cometieron. Que cada anuncio, de verdad, venga acompañado de perdón, humildad, deseo real de resarcir. Y si en algún momento uno o varios senadores deben renunciar a sus curules, dando paso a otros de sus miembros que no estén tan cuestionados, que no lo duden, con el convencimiento de que es lo que corresponde. Eso no significa que más adelante no puedan intentar volver a la arena política; pues este es el momento de resarcir a las víctimas, de pedir perdón, de mostrarse más humildes. Entender que cada anuncio que hacen, genera un profundo impacto y muchos sentimientos y emociones encontradas. Yo, por ejemplo, quedé casi en shock cuando escuché el último comunicado sobre los magnicidios y asesinatos que cometieron con Álvaro Gómez, Jesús Bejarano, el general Landazábal, y todas las personas que mencionaron en esa lista. Aún sin ser familiar de ellos, ni conocerlos personalmente, me dolió profundamente, no alcanzo a imaginar siquiera el dolor que han podido sufrir sus familias. Es algo totalmente abrumador, al punto de que algunos ni siquiera lo pueden aceptar como verdad. Es realmente apabullante y, sin duda, tomará tiempo asimilar y digerirlo.
SEMANA: Y frente a su caso en particular, ¿qué información le gustaría recibir de ellos?
C.R.: Siendo consecuentes con las versiones que han entregado varios de sus miembros, incluso el periodista Jorge Enrique Botero, que asesinaron al padre de mi hijo- y si esa es la situación- que entreguen sus restos a Medicina Legal y una vez que se compruebe, mediante exámenes de ADN, pidan perdón.