Juan Carlos Pinzón y el general Rubén Darío Alzate este domingo horas después de su liberación. | Foto: @Mindefensa

NACIÓN

Ministro Pinzón recibió las primeras informaciones del general Alzate

Los exsecuestrados llegaron a Bogotá para reunirse con sus familias y someterse a chequeos médicos.

30 de noviembre de 2014

En una corta reunión el general Rubén Darío Alzate le explicó a la cúpula militar lo ocurrido durante su secuestro. Los detalles no se han dado a conocer.

Después de que la caravana con los exsecuestrados llegara a una base militar en Medellín, el presidente fue categórico en rechazar el secuestro y anunció que se reunirá "con los negociadores para discutir los términos de su regreso a La Habana. Reafirmo que la agenda del proceso de negociación con las FARC es sobre los cinco puntos acordados y esto no ha cambiado".

El primer secuestro de un general de la República en medio siglo de la azarosa confrontación armada entre el Estado y los alzados en armas duró sólo un par de semanas. Se resolvió de manera tranquila, lo que para muchos es buen augurio de los tiempos por venir. La guerrilla de las FARC dejaron en libertad hace unos minutos al comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, Rubén Darío Alzate, en las selvas de Chocó.

La liberación se produjo apenas unos días después de la también vuelta a casa de los soldados César Rivera y Jonathan Díaz, quienes fueron plagiados en otro extremo del país, en el departamento de Arauca.

Así lo confirmó en la mañana de este domingo el presidente Juan Manuel Santos por medio de su cuenta en Twitter, el primer anuncio oficial:


El militar fue entregado sano y salvo a personal del Comité Internacional de la Cruz Roja. También quedaron libres el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, que presta sus servicios a la institución en el área de desarrollo a la comunidad.

Trascendió que Pastor Alape, miembro del equipo negociador de las FARC en La Habana, viajó a Chocó para dirigir el operativo.

"El CICR ha podido llevar a cabo esta operación gracias a la confianza que las partes depositan en la Institución y en su labor humanitaria”, dijo el jefe de la delegación del CICR en Colombia, Christoph Harnisch. "Reiteramos nuestra disposición para seguir actuando como intermediario neutral en este tipo de operaciones", agregó el señor Harnisch.
El secuestro del oficial se produjo hace 15 días cuando se desplazó hasta el caserío Las Mercedes, a unos 30 minutos del casco urbano de Quibdó, sin armas, en ropa de civil, en compañía de la profesional y apenas dos soldados. Al desembarcar, el soldado que estaba en la panga advirtió de la presencia de guerrilleros, por lo que emprendió la retirada para informar del hecho.

Tan pronto la comunicación le llegó al presidente Juan Manuel Santos, este canceló el viaje del equipo negociador de paz a La Habana en donde por esos días debería comenzar un nuevo ciclo de conversaciones. De esta manera, el proceso entró en la más grave crisis en los dos años de reuniones.

Con el regreso a la libertad del general se espera que el propio Santos ordene ahora el traslado a La Habana de los negociadores. Se da por descontado que el equipo oficial viajará en las próximas horas.

El operativo para su liberación se cumplió al pie de la letra aunque con algunas modificaciones en los tiempos. Santos dijo en un acto en la ciudad de Popayán que “el procedimiento está en marcha”. Luego anunció, en un acto en Bogotá, que se produciría el sábado. La guerrilla aclaró, desde La Habana, que sería este domingo, como en efecto ocurrió.

“Podemos asegurar que el general Alzate, el cabo Rodríguez y la doctora Urrego, al contrario de lo que ocurre con los nuestros en las cárceles de Colombia, podrán abrazar a los suyos el próximo domingo, si contamos con la venia de la meteorología”, afirmó la guerrilla en el comunicado. Y así ocurrió.

En el texto, sin embargo, las FARC aprovecharon para atenuar su delito. La insurgencia se refirió a la “perfidia” de la “campaña mediática” que calificó al general y a los otros dos rehenes como “secuestrados”, ya que, a su juicio, eran prisioneros de guerra. “La aprehensión en combate de un adversario es a fin de cuentas la captura de un prisionero de guerra”, alegaron.

Según esa nota escrita en La Habana, el general Alzate, es un “jefe militar que tiene bajo su mando miles de hombres y puede disponer de tecnología militar de punta, capturado en su propio teatro de operaciones”, por lo que no se podía denominar secuestrado.

La guerrilla omitió, sin embargo, contar que el secuestro del oficial se produjo cuando éste se encontraba sin armas y en bermudas. Al margen de la discusión, es notoria la decisión de las FARC de entregarlo, pues en medio siglo de confrontación armada era la primera vez que tenían cautivo a un oficial de tan alto rango.

Tras días de especulaciones sobre una posible fecha de entrega y apenas 24 horas después de que los soldados César Rivera y Jonathan Díaz fueron puestos en libertad, condición que puso Santos para reanudar las conversaciones de paz, el presidente anunció la liberación del general y sus acompañantes.

“Un anuncio de una información que me acaba de llegar, que me habían preguntado mucho, que cuándo es que van a liberar al general, con la señora y el cabo. De acuerdo con los protocolos, eso se podrá hacer el sábado. Entonces el sábado tendremos eso”, dijo Santos de manera tranquila. Después agregó que este gesto simbolizaba la madurez del proceso de paz.

Esto está por verse porque ahora viene una situación singular: el reencuentro de las partes en la Mesa de Negociaciones tras su primer corte abrupto. “El presidente, con su suspensión, tumbó el tablero donde jugábamos la partida, destruyó la confianza. Las cosas no se podrán reanudar así no más, habrá que hacer diversas consideraciones”, escribió Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’. La sentencia del número uno de las FARC es el asunto sobre el que ahora voltean a mirar los colombianos, mientras se pasa la página del secuestro del oficial que, por fortuna, terminó bien.