FOROS SEMANA
“Las mujeres han respondido con resiliencia y capacidad de perdonar, reconstruir y rehacer desde las cenizas”: presidenta de la JEP
La presidenta de la Jurisdicción Especial de la Paz, Patricia Linares, habló con Foros Semana sobre el papel de las mujeres en la justicia, qué significa para ella ser la primera presidenta de esta entidad y cómo trabaja para que más mujeres accedan a la justicia y la administren sin discriminación.
El año pasado, Foros Semana realizó el ciclo de foros ‘La mujer en Colombia: rompiendo techos de cristal’ para analizar cómo se encontraba el país en temas de equidad de género y cómo podría romperse esa brecha entre hombres y mujeres que aún persiste en el país. Hoy, ante los recientes nombramientos de varias mujeres en los mal altos cargos de la justicia colombiana, hablamos con estas mujeres que han roto techos de cristal para llegar a donde están.
Foros Semana: ¿Por qué es importante que las mujeres administren justicia?
Patricia Linares: Es importante que mujeres y hombres tengan las mismas condiciones para acceder a cualquier tipo de tarea o trabajo. Que las mujeres tengamos acceso al conocimiento y las puertas abiertas en igualdad de condiciones para administrar justicia es lo fundamental. Así, debe ser prioritario la igualdad de oportunidades en materia laboral y de educación, y el no rechazo a cuestiones como la maternidad o roles que la mujer cumple y que todavía se siguen entendiendo como contradictorios con el cumplimiento de algunas labores.
F.S.: ¿Hay alguna forma diferente en que las mujeres se aproximan a lo justo?
P.L.: Yo creo que las mujeres tenemos una manera diferente de ver el mundo y esa diferencia lo ha enriquecido. En el caso de Colombia, el conflicto ha hecho que las mujeres deban fortalecer esas capacidades que tienen naturalmente. Ellas se convirtieron en las principales víctimas, ya sea directas o sobrevivientes, y además de superar esa condición contribuyen a que la superen sus hijos y su entorno.
Las mujeres han respondido con resiliencia y capacidad de perdonar, reconstruir y rehacer desde las cenizas. No digo que los hombres no la tengan, pero seguramente ese rol que significa reproducir vida hace que ellas tengan una serie de condiciones que facilitan esa tarea de rehacerse. En el caso de la Jurisdicción es muy importante resaltar que es el lenguaje de la paz y la reconciliación el que nos mueve y determina cómo cumplimos la labor que está consagrada en la Ley. Nuestra tarea es buscar la verdad, garantizar no impunidad, que a las víctimas se les cumplan sus derechos y que a los comparecientes se les respeten las garantías. En esa dimensión ha jugado un papel fundamental la manera como las mujeres nos comunicamos: no utilizamos un lenguaje bélico ni de desprecio, llamamos a la concordia y a la serenidad.
F.S.: ¿Cómo ha sido la experiencia de la JEP con un 53% de magistrados que son mujeres?
P.L.: Ha impactado de manera muy positiva, porque hay que construir con mucho rigor grandes casos, y esto supone, si me permite el símil, tejer día a día. Ahí, las condiciones de la mujer, que significan serenidad, paciencia, capacidad de resiliencia, han permitido que la Jurisdicción avance de manera importante en corto tiempo. Si se analizan otros tribunales híbridos o la Corte Penal Internacional, se han demorado más de 10 años para producir la primera decisión. Nosotros, en menos de un año, hemos abierto cinco grandes casos y un número muy importante de amnistías y definiciones de situaciones jurídicas de agentes del Estado. En parte, creo que esto se ha logrado gracias a la labor paciente, sistemática y sostenida que ha tenido este tribunal con mayoría de mujeres.
F.S.: Históricamente muchas mujeres víctimas no han accedido a la justicia por miedo a represalias, a la revictimización o por vergüenza. ¿Cómo están trabajando para romper esta tendencia?
P.L.: La Jurisdicción trabaja a partir de informes que entregan entidades estatales, pero principalmente las propias víctimas. Allí hemos tenido una respuesta muy positiva de las organizaciones de mujeres que han venido trabajando los informes durante años, pues se han encargado de motivar procesos de organización para brindarse mutuo apoyo en situaciones difíciles y eso ha facilitado nuestra aproximación.
Esta es una Jurisdicción que cumple funciones judiciales y como tal está sometida a condiciones esenciales de cualquier administrador de justicia: términos y pruebas para tomar decisiones. En ese sentido, hemos trabajado con las organizaciones para que conozcan el alcance del sistema y qué pueden esperar del mismo.
F.S.: ¿Cómo van a trabajar con las mujeres que han sido víctimas y victimarias?
P.L.: Hay casos de comparecientes que han sido a la vez víctimas y victimarios. Por ejemplo, las mujeres que hicieron parte de la guerrilla, que en su momento fueron vinculadas a través de prácticas de reclutamiento forzoso, luego en la dinámica de la guerra cometieron delitos. En algunos casos ellas no se reconocen como víctimas. Ya será en la dinámica propia de las audiencias, el proceso y los informes que ellas van a reconocer sus derechos como víctimas y a impulsar una serie de construcciones que debemos hacer en conjunto.
Lo importante es entender que el proceso está diseñado para garantizar no impunidad, el cumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado colombiano para investigar y sancionar este tipo de delitos, pero también con vocación hacia la reconciliación. Todos los actores que se sometan a la Jurisdicción podrán acceder a los beneficios que supone el sistema si cumplen con sus compromisos de verdad, reparación y no repetición, y van a tener la posibilidad de que se abran las puertas a una reincorporación efectiva y material. Esperamos que esto sirva como base para que el país no repita lo que ha sucedido.
F.S.: Uno de los objetivos de la Ley de la Jurisdicción es buscar la no repetición. ¿Cómo abordarán esa misión en torno a la discriminación y violencia sistemática que ha existido en contra de las mujeres en el país?
P.L.: Una de las razones por que la JEP no actúa bajo las condiciones propias de la Justicia Ordinaria es precisamente porque no se acota en el delito mismo. Debe buscar las causas que dieron origen al delito y las causas estructurales de la guerra. Saber no solamente qué fue lo que pasó, quién es el victimario y la víctima, sino ocuparse de escudriñar por qué han sucedido de manera sistemática hechos tan bárbaros. Solo sabiendo qué pasó, por qué, quién lo determinó, cuáles fueron sus intereses y quién financió determinadas conductas se podrá identificar aquello que se debe corregir, por ejemplo, a título de la estructura institucional del Estado.
F.S.: ¿Qué recomendaciones harían desde la JEP en el tema de género e igualdad para una eventual reforma a la justicia?
P.L.: En principio me atrevo a decir que no cabríamos en ese tipo de reforma. Sin embargo, el proceso de selección de los magistrados de la JEP es reconocido en muchas partes del mundo como excepcional e idóneo porque permitió la postulación de más de 2.600 personas que mostraron la diversidad, que dieron cabida a los territorios, a las mujeres, a distintas concepciones y áreas del derecho. Esto podría ser un buen referente para procesos de selección, pues hay que tener presente que la justicia no podrá funcionar en debida forma si sus voces no recogen la diversidad que existe en nuestro país.
F.S.: ¿Qué significa para Patricia Linares ser la primera mujer presidenta de la JEP?
P.L.: Yo lo asumo como un reconocimiento a las mujeres y a mi trayectoria. Lo veo como un reto y con la esperanza de que cuando terminemos nuestra labor en unos años las generaciones jóvenes vean la guerra como algo que el país está superando. Uno de los estímulos más grandes es que las mujeres en la calle me insisten que sigamos en esta lucha no obstante las dificultades.
F.S.: ¿A qué mujer admira?
P.L.: Empezaría por una filósofa que me acompaña mucho: Hannah Arendt. También Michelle Bachelet, que ha cumplido un papel muy importante para las mujeres en Latinoamérica. Además, hay mujeres víctimas que me han marcado. Constantemente me dicen que no quieren venganza ni más guerra, pero sí saber la verdad, un trato digno y visibilización para la no repetición. A ellas las admiro porque la sabiduría que se construye a partir del dolor supera cualquier sabiduría.