TRAGEDIA

Bus accidentado en Ecuador llevaba por lo menos 80 kilos de cocaína

Detrás de la tragedia se escondería una nueva modalidad de narcotráfico entre los dos países haciendo uso de vehículos de transporte público. Este año, en similares circunstancias, han sido incautadas alrededor de 2 toneladas de coca en Ecuador.

16 de agosto de 2018
| Foto: Cortesía Policía en Ecuador

Al drama y el dolor que sufren las familias de las víctimas fatales y los heridos del bus que se accidentó este martes en Ecuador y dejó un saldo de 24 muertos y 14 heridos, se suma un ingrediente aún más perturbador: que los 38 pasajeros del automotor, sin saberlo, habrían sido usadas como mulas del narcotráfico.

La Fiscalía reveló que hay evidencias técnicas de presencia de cocaína en el bus accidentado. Según las autoridades de Colombia y Ecuador en el vehículo fueron encontrados 80 kilos de cocaína.

La noticia no sorprendió a las autoridades ecuatorianas. No es la primera vez que los narcotraficantes usan paseos turísticos internacionales en bus y totalmente gratis, para enviar cocaína o marihuana hacia destinos como Ecuador y Perú. Por lo general, sin que los pasajeros lo sepan. Según las autoridades ecuatorianas, este año han sido incautadas alrededor de 2 toneladas de cocaína en buses de servicio público que cruzan la frontera.

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Un barrido realizado en varios medios de comunicación del vecino país se registran varios de los golpes propinados por las autoridades colombianas. Un primer caso ocurrió el 18 de abril del 2017 en Tulcán, Ecuador, y fue titulado por el diario La Hora en su portal web: “Bus proveniente de Colombia estaba lleno de turistas y de droga”.

Lo demás era la reseña policial de la gigantesca incautación consistente en 638 kilos de marihuana cuidadosamente empacados en bloques y escondidos en un doble fondo del sistema de aire acondicionado del automotor. Según reportó la policía ecuatoriana, el viaje turístico partió desde la ciudad de Cali, Valle y tenía como destino el balneario de Santa Elena, Ecuador.

En las reseñas periodísticas sobre la incautación de ese cargamento de marihuana, se esfuerzan por aclarar que los pasajeros turistas eran los más sorprendidos con el alijo y como tal eran víctimas, “un paseo que fue planificado en la ciudad colombiana de Cali, y que tenía como destino un balneario de Santa Elena, en Ecuador, se convirtió en una pesadilla para los turistas cuando se enteraron que el bus en el que viajaban llevaba droga”, detalla el artículo periodístico del diario La Hora.

Además, el jefe antinarcóticos citado por ese medio, César Escobar, aseguró que en la operación fueron capturados siete extranjeros que hacían parte de la excursión.

La segunda incautación de droga bajo la modalidad de buses turísticos colombianos, ocurrió el 26 de junio de ese mismo año. De nuevo sucedió en Tulcán, esta vez el cargamento era media tonelada de cocaína y los turistas también provenían de Cali y tenían como destino final la ciudad de Esmeraldas.

El dato revelador que proporcionaron las autoridades ecuatorianas en esa ocasión es que para ellos no hay duda que se trata de una nueva modalidad de tráfico de droga. “El bus venía totalmente lleno, aparentemente captaban ciudadanos colombianos en calidad de pasajeros para hacer un tour hacia Ecuador, inclusive había familiares de los hoy detenidos a quienes no les costaba mayor rubro económico, sino más bien era la forma de camuflar y llevar gente”, explicaron en rueda de prensa, oficiales de la policía ecuatoriana.

Esta vez las autoridades tenían claros otros detalles de la operación de tráfico. Por ejemplo, sabían que la excursión turística arrancó en un bus más pequeño mientras transitó por territorio colombiano y cuando llegaron al puente fronterizo de Rumichaca, cambiaron de automotor.

“(…) se cambiaron al bus donde fue incautado el alcaloide. Estas acciones las hacen este tipo de delincuentes para poder despistar a la policía y a los mismos pasajeros que se encuentran inmersos en estas eventualidades, donde muchos de ellos evidentemente no tenían conocimiento”, explicaron los oficiales ecuatorianos tras precisar que detuvieron a ocho colombianos, entre ellos los conductores y sus familiares que sabían de la droga camuflada en el bus.

Y antes de cerrar 2017 sucedió la tercera incautación bajo esa misma modalidad. Tuvo lugar el 3 de diciembre, pero esta vez el automotor alcanzó a llegar hasta territorio peruano. En ese país la policía antinarcóticos de Piura detectó el cargamento de media tonelada de cocaína y marihuana, camuflados en las bodegas del bus que esta vez provenía de Pereira, Risaralda y tenía como destino Lima.

Según reportaron las autoridades, en esa operación fueron capturados tres colombianos (los dos conductores y un auxiliar) y el vehículo estaba afiliado a la empresa Especiales Valle Express.

¿Qué relación hay de esos casos, con el bus accidentado esta semana en Ecuador?

En principio se diría que nada, pero varios elementos generaron suspicacias, tales como la gratuidad del paseo y la ruta que tomó el automotor para acceder el vecino país. Además, que los pasajeros no llevaran identificación y que eran personas que no tenían el poder adquisitivo para pagar el viaje.

El tema de los permisos y las presuntas falsedades en torno a las autorizaciones de tránsito del bus y la acreditación del conductor, terminan por enturbiar aún más la verdad sobre lo que realmente sucedió con ese paseo.

Esa presuntas irregularidades administrativas reforzarían la idea que esa tragedia fue producto de la suma de malas decisiones, corrupción y desidia de las autoridades de control, y no una ruta mafiosa. Si en algo se caracterizan los narcotraficantes es en no correr riesgos y cuidar sus rutas mafiosas y en ese sentido un bus sin los documentos en regla, sería como un tiro en el pie.

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Por ahora, se sabe por boca de los familiares de los pasajeros caleños, que el paseo lo convocó una vecina del barrio El Guabal de Cali; ella también viajó y está herida de gravedad en un hospital ecuatoriano. En lo único que coinciden todos es en asegurar que el viaje, la alimentación y hasta el alojamiento, eran gratuitos, pero nadie da mayor explicación del por qué y quién costeó esos gastos.

La respuesta más cercana a esos interrogantes, es que se trata de un regalo que el dueño de una agencia de viajes le otorgó a una de sus empleadas, pero esa versión no ha sido confirmada.

Otro hecho que llamó la atención, es la ruta que tomó el bus para ingresar a Ecuador. Tradicionalmente a ese país se ingresa por el puente fronterizo de Rumichaca, no solo por seguridad, sino porque es el trayecto más corto.

Sin embargo, el paseo caleño optó por desviarse y atravesar los departamentos de Huila y Putumayo, para acceder al vecino país por un punto fronterizo que se conoce como Sucumbíos. Como aparentemente el destino turístico de los viajeros colombianos era una ciudad llamada Lago Agrio, que si bien pertenece a la provincia de Sucumbíos, era más cerca llegar por Rumichaca.

En las versiones preliminares de los familiares de los viajeros, aseguraron que esa ruta la cambiaron a última hora porque la vía Panamericana que atraviesa Valle, Cauca y Nariño hasta llegar al punto fronterizo de Rumichaca, estaba bloqueada. No obstante, esa tesis se cae de su peso porque desde que se firmó el supuesto contrato el 10 de agosto pasado, se trazó la ruta por Huila y Putumayo.

Más allá de todas esas suspicacias, lo único claro por ahora es que fallaron los controles tanto en Colombia como en Ecuador, porque el bus con los 38 pasajeros se paseó por ambos países sin causar la menor sospecha en torno a la veracidad de sus permisos.

En Ecuador, el presidente Lenín Moreno reaccionó con contundencia al separar de sus cargos a los funcionarios de alto nivel que si bien no tuvieron relación directa con el caso, eran los responsables de las dependencias llamadas a ejercer el control.

Ese error les costó el puesto, al director de la Policía de Tránsito, al director de la Comisión de Tránsito y “a toda la cadena de mando que no ejerció el debido control”, dijo el mandatario ecuatoriano en redes sociales.

En Colombia, por ahora el balón de las responsabilidades está en el terreno de la empresa Cooperativa de Transportadores del Oriente, a la que estaba afiliado el bus. Pero el gerente de esa empresa, José Alberto Ramírez sostuvo ante varios medios que el supuesto contrato que llevaba el bus “es falso porque lo firma un gerente que no trabaja con nosotros desde enero de este año y el membrete del documento no es el verdadero”.