Nación
Licor adulterado mató a 49 personas durante fiestas de fin de año, la mayoría en Bogotá
El total de intoxicaciones fue de 66. La mayoría se presentó en la capital del país y el resto, en Soacha.
Según informó el Instituto Nacional de Salud en su último boletín epidemiológico, entre noviembre de 2022 y el 14 de enero de este año se presentaron 66 intoxicaciones por el consumo de licor adulterado con metanol. El reporte confirmó que 61 de estos episodios se presentaron en Bogotá y el resto en Soacha.
De estos casos, 49 resultaron con un desenlace fatal, la mayoría en la capital y tan solo cinco en el municipio aledaño; la entidad señaló, además, que las personas fallecidas estaban entre los 28 y 79 años de edad.
“En la investigación epidemiológica de campo se identificó el consumo reciente de bebidas alcohólicas tales como: “Rey de Reyes” (con reporte positivo para metanol por la entidad territorial), “La Cabañita”, “Old John”, “El Capo” o “Cowls””, indicó el Instituto Nacional de Salud.
Así mismo, señalaron que quienes consumieron este tipo de bebidas experimentaron visión borrosa, ceguera, estado de coma y, por último, la muerte.
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Ante la situación, las autoridades siguen investigando quiénes fueron los encargados de distribuir los productos y dónde fueron fabricados; además, alertaron a los bares y discotecas de Bogotá y Soacha sobre los operativos sorpresa que estarán realizando para poder identificar e incautar la mercancía ilegal.
El trago amargo que causa el licor adulterado: historias de víctimas que ha dejado a su paso
A Elkin Umberto Giraldo no le sorprende la cifra, para el 16 de diciembre de 2022 Bogotá sumaba 27 muertes por consumo de licor adulterado. Él mismo, un avezado transportador que recorre desde hace décadas las carreteras del norte de Antioquia, es un sobreviviente que milagrosamente escapó de morir una noche cuando un trago de mal sabor le produjo un aparatoso accidente de tránsito.
La historia sucedió en el municipio de Sonsón, en donde, según cuenta Elkin, 12 años atrás –por los días en que sintió la muerte tan cerca– se ubicaba una popular cantina, Chupadero, a la que acudían decenas de transportadores como él.
“Esa noche llegué al sitio porque ponían buena salsa y pedí un ron de una marca que ya estaba acostumbrado a tomar. Y desde el primer trago le sentí un sabor maluco. En esa época uno no sospechaba que se pudiera tratar de trago adulterado. Me quedé un rato más, porque me empecé a sentir maluco y cogí mi carro y me fui. A los 80 metros de haber arrancado, me estrellé contra un poste de energía, que partió el carro en dos. Yo no me acuerdo de nada”, cuenta Elkin Umberto, que horas después despertó en un hospital, donde pasó varios días recuperándose de una severa intoxicación.
Sería en ese hospital en donde despertó conectado a una sonda y una doctora le daría una dosis de realidad que Elkin no olvidará: lo que él creía que eran simples tragos de ron, eran en realidad de metanol, un tipo de alcohol que no es apto para el consumo del ser humano, pues tiene un uso industrial. “Después de eso, quedé con debilidad en el cuerpo por más de tres meses. Vomitaba sangre y no podía incluso trabajar porque me dolía el cuerpo de una forma impresionante”, relata Elkin, que toda su vida ha practicado deporte y se considera un hombre de buena salud.
“La doctora me dijo que había tenido suerte y no se explica cómo no terminé ciego. Que otra hubiera sido la historia si me hubiera quedado dormido con ese trago adentro. De alguna forma, ese accidente que tuve en el carro fue lo que me salvó la vida y me tiene contando el cuento”, narra Elkin.
A centenares de kilómetros de allí, en Bogotá, Eudis Yesid Bermúdez no tuvo la misma suerte. A comienzos de este mes de diciembre, sentado en su propia casa, compartiendo unos tragos con los suyos, de un momento a otro se vio en la necesidad de pedirles auxilio a sus vecinos, pues se estaba quedando ciego y se sentía con dificultad para respirar.
De 44 años, oriundo del Caribe y radicado desde hace siete en la capital del país, este vendedor de helados compró la bebida en una tienda del barrio San Agustín, de la localidad Rafael Uribe Uribe, tal como lo relata su primo Juan Manuel Palomino. “Después de un examen se dieron cuenta de que él había consumido metanol y que por eso le dio un paro cardiorrespiratorio”, cuenta el familiar.