CONFLICTO EN LIBIA
“Seis años después no podemos seguir culpando a Gadafi”
Libia aún se encuentra sumergida en una incertidumbre política en vista su conflicto armado. Víctor de Currea-Lugo conversó con un líder que intenta acercar a los frentes que controlan el país.
Hace cincos años hubo unas primeras elecciones en Libia, donde los islamistas no recibieron mucho apoyo pues, más exactamente, ganó una coalición liderada por el partido liberal, lo que mostró la vocación democrática de la sociedad. Pero la falta de soluciones y la disponibilidad de armas complicaron el panorama. En 2014 los islamistas fortalecieron su ofensiva política y militar, y hoy Libia tiene varios gobiernos: uno en Trípoli, otro en Benghazi y el parlamento en Tobruk.
En este contexto hablamos con el activista Reda Emjawer, fundador de la organización Libia para el Diálogo y la Reconciliación, y quien ha estado envuelto en acercamientos entre las partes en conflicto, diálogos entre las tribus y fortalecimiento de las capacidades de la sociedad civil, especialmente en la ciudad de Benghazi.
Semana.com: ¿Se vivía mejor bajo el gobierno de Gadafi?
Reda Emjawer: "Desde 1969 Gadafi tomó el control de todas las instituciones del Estado y 8 años después (en 1977) decidió darle el poder al pueblo y modificó algunas instituciones, pero realmente él conservó todo el control. A pesar de los debates públicos, la última palabra la tenía Gadafi, él podía ignorar lo que la gente decía y tomar cualquier decisión. Todo giraba en torno a él y nadie podía tomar una decisión sin su permiso. Por eso estuvo 42 años en el poder. Gadafi no tenía políticas para los jóvenes, tan solo unos pocos incentivos, pero prometió muchas cosas. Precisamente por eso muchos jóvenes se unieron a la revolución de 2011. El mayor logro de Gadafi fue garantizar la seguridad y la estabilidad, y por eso mucha gente lo extraña hoy. Pero ese logro también fue debido a su sistema de servicios secretos" .
Semana.com: ¿Qué tan genuino fue el levantamiento de 2011?
R.E.: 2La revolución de 2011 no la inició nadie fuera del país, sino la gente joven de Libia. Después, claro que muchos países apoyaron y tenían sus agendas, pero no crearon el levantamiento. Nada de eso disminuye la legitimidad de las protestas. Por ejemplo, Gadafi quería borrar a la ciudad de Benghazi del mapa y envió un convoy que, dice la gente, tenía varios kilómetros de largo, pero ese marzo de 2011 la comunidad internacional atacó ese convoy y de esa manera nos salvó. Cuando cayó Gadafi, su muerte la celebró todo el mundo. Recuerdo que decíamos: “Ahora seremos como Dubai” (risas). Los primeros meses fueron muy buenos, pues todos tratábamos de encontrar soluciones".
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Semana.com: ¿Cómo fueron esas primeras elecciones de 2012 y sus resultados?
R.E.: "Los más conocidos partidos eran la Hermandad Musulmana y la coalición que dirigía el partido liberal. El doctor Jabril, del partido liberal, presentó a la sociedad una agenda clara, sobre planes de salud y de educación; mientras la Hermandad Musulmana solo hablaba de la importancia del Islam. Así que la gente optó por la propuesta de la coalición. Entre 2012 y 2014 el gobierno no hizo nada, no construyó nada. Por eso en 2014 la gente pidió cambiar el gobierno y se anunciaron nuevas elecciones. Como la violencia no dejaba funcionar bien el parlamento, ni en Trípoli ni en Benghazi, se acordó que se instalara en Tobruk; pero el viejo gobierno no quiso transferir el poder y eso dio origen a dos gobiernos".
Semana.com: ¿Qué pasó con los grupos rebeldes que se armaron en 2011?
R.E.: "Siguieron con su poder y su control. De 2012 a 2014 esos grupos armados controlaron casi todo en Libia, desde ciudades hasta del poder estatal. Pero no eran solo grupos jihadistas, había moderados armados, liberales armados, incluso muchos civiles andaban armados. Hubo un caso de un tipo que tomó un tanque de guerra de los arsenales y lo parqueó en el patio trasero de la casa. Esos grupos se hicieron con el control de parte del presupuesto nacional. Por ese poder que tienen y que quieren conservar, se oponen a la creación de un ejército nacional. Solo en Benghazi más de 600 exmilitares y expolicías fueron asesinados de manera brutal para evitar resucitar de un ejército nacional o la conformación de un sistema nacional de seguridad".
Semana.com: ¿Cuál ha sido el papel de las tribus en todos estos años?
R.E.: "Hay dos tipos de distribución tribal que cuenta. Una es en el oriente, donde las tribus están mezcladas y no hay choques entre ellas, salvo cosas muy puntuales, incidentes personales específicos. En el occidente las ciudades tienen una tribu predominante y esa falta de mezcla, paradójicamente, facilita las tensiones. Gadafi, por ejemplo, armó varias ciudades para que se enfrentaran a otras. En general, la gente ha ido mejorando en la medida que aprendemos del dolor que tuvimos".
Semana.com: Daesh (el Estado Islámico) trató de crear una zona en Libia, ¿qué sucedió?
R.E.: Aquí hay una historia reciente de radicales islamistas armados, incluso antes de la creación de Daesh. Por ejemplo, Ansar Al-Sharia, que fue creado en 2012. Luego ese grupo empezó a usar la misma bandera que Daesh usa actualmente. Pero no floreció porque los libios ya somos musulmanes, no necesitamos que nadie nos explique eso. Y no queremos que nos enseñen, salvo con el ejemplo".
Semana.com: ¿Hay posibilidades de paz para Libia?
R.E.: Yo tengo esperanzas, los libios estamos cansados y queremos probar nuevas cosas. Además tampoco pedimos mucho: queremos escuelas, programas de salud decentes, servicios básicos. De hecho, esfuerzos para prevenir conflictos han funcionado en el oriente del país, pero todavía no en el occidente. Antes de 2011, Libia era un país estable, pero las fuerzas de seguridad e inteligencia de Gadafi podían detenerte en cualquier momento, aún sin razón alguna. No queremos que eso pase de nuevo con ningún nuevo gobierno".
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Comentario final
En abril de 2017 empezaron por fin las negociaciones entre los dos gobiernos, con el auspicio de la comunidad internacional y la presión de varios líderes tribales. La seguridad sigue siendo la mayor preocupación, pero no la única.
El Estado Islámico no logró consolidar un territorio a pesar que algunos de sus aliados (entre ellos, Ansar Al-Sharia) sigue teniendo presencia en el país. Libia no se ha dividido y las tribus siguen siendo (por lo menos en el oriente) una esperanza de paz, pero las esperanzas que nacieron hace seis años siguen todavía sin tener una respuesta.
*Esta entrevista fue realizada por Víctor de Currea-Lugo, profesor de la Universidad Nacional de Colombia.