Nación

Líderes Koguis de la Sierra Nevada denuncian intimidaciones y amenazas de “civiles armados”

Atanasio Moscote Gila, cabildo del Magdalena, dijo que los obligaron a terminar una reunión y golpearon a uno de los presentes.

28 de enero de 2021
En la Sierra Nevada de Santa Marta hay cuatro pueblos indígenas: arhuacos, wiwas, koguis y kankuamos.

Mientras varios líderes de la comunidad Kogui estaban reunidos en la vereda Palestina, en el corregimiento de Palmor, en una zona alta de la Sierra Nevada de Santa Marta, llegó un grupo de personas fuertemente armadas que los amenazó y los obligó a suspender el encuentro.

Aunque el hecho ocurrió el pasado domingo, solo hasta este miércoles fue conocido por la opinión pública. La comunidad indígena, sin embargo, manifestó su preocupación porque no es la primera vez que líderes y autoridades de los koguis reciben amenazas, en los últimos meses, de parte de hombres armados.

Atanasio Moscote Gil, cabildo gobernador de los koguis en el Magdalena, señaló que unos 10 hombres irrumpieron de forma violenta en el lugar en el que se reunían varias autoridades tradicionales y otros miembros de la comunidad, preguntando por algunos de ellos con nombre propio. Luego agredieron físicamente a algunos de los presentes y amenazaron a todos, hasta el punto que los hicieron retirarse.

Estas personas, según contó Moscote, llevaban ropa de civil, portaban armas de corto alcance, que llevaba a la vista de todos, y finalmente hicieron terminar la reunión.

“Preguntaron por Atanasio, Juan y Andrés, todos ellos miembros líderes del cabildo indígena, pero, obviamente, ninguno respondió. A uno de los compañeros lo apuntaron con arma de fuego”, narraron los miembros de la comunidad indígena.

Según el propio Atanasio Moscote, ante el el silencio de los presentes frente a la solicitud, los hombres armados empezaron a golpear a un compañero, a quien le propinaron fuertes patadas y luego les gritaron a todos que se marcharan del lugar.

Atanasio Moscote Gila, cabildo gobernador kogui del Magdalena.
Atanasio Moscote Gila, cabildo gobernador kogui del Magdalena. | Foto: Archivo Particular - Cortesía

“Asustados por la situación, no tuvimos otra cosa que hacer sino retirarse lo más rápido posible. Nos dijeron que saliéramos de la comunidad, por lo que a la medianoche de ese día salimos del lugar en el que estábamos reunidos y en la madrugada llegamos a Palmor, donde nos reunimos y logramos poner los respectivos denuncios”, señaló.

Los hombres armados no llevaban ninguna insignia ni se identificaron como miembros del algún grupo armado ilegal específico. La situación fue puesta en conocimiento de la Fiscalía y de la Defensoría del Pueblo.

En diálogo, con medios locales, Moscote dijo que la comunidad le pidió a las autoridades encargadas que les brinden la seguridad correspondiente y esclarecer lo ocurrido el día domingo.

“Tenemos el derecho a la no repetición, ya que estamos en nuestro territorio. Todos los grupos deben entender que nuestras comunidades indígenas están por fuera del conflicto armado”, apuntó Moscote.

El coronel Óscar Favian Solarte, comandante de la Policía del Magdalena, indicó que desde que fue conocido el hecho se activó una investigación para poder determinar qué fue lo que pasó y quiénes eran los hombres que amenazó a la comunidad indígena.

En los últimos años, según denuncias de las mismas comunidades indígenas y algunos líderes sociales se ha incrementado la presencia del grupos armados ilegales en diferentes zonas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

En octubre del año pasado, en un video publicado en redes sociales, un grupo de hombres fuertemente armados y vestidos con ropa militar se presentaron como los comandantes de las autodenominadas Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN) y señalaron que a partir de ese momento responderían a las acciones y operaciones realizadas por las fuerzas públicas en los territorios donde hacen presencia y en contra de sus hombres. Luego expresaron un mensaje directo a las autoridades departamentales y al Gobierno Nacional.

Este grupo, sin embargo, se definió como “militares campesinos que resguardamos nuestra tierra de fuerzas externas que pretenden venir a generar caos. Nuestro entrenamiento proviene de los mismos cuarteles del Estado, pero se nos viene tratando como narcotraficantes, no lo somos”.