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Lío millonario

Cuando está a punto de comenzar la venta de acciones de Millonarios, 'el Chiqui' García y los antiguos dueños del equipo amenazan con bombardear un proceso que si fracasa, podría poner fin a la democratización y limpieza del fútbol.

26 de febrero de 2011
José Roberto Arango ha librado una dura batalla por democratizar a Millonarios.

Esta semana, tras superar todo tipo de requisitos, trabas y problemas, comienza la tan anunciada venta de acciones del equipo de fútbol Millonarios, que en cabeza de varios inversionistas busca encontrar mínimo 3.000 accionistas que permitan darle vida al nuevo club, como sociedad anónima, inscrita en Bolsa y que genere una democratización tal y como muchos hinchas lo han soñado.

La venta de acciones pondría fin a una película que comenzó el año pasado cuando el exasesor presidencial José Roberto Arango fue aparentemente llamado por el gobierno para salvar a uno de los equipos insignes del balompié criollo. Pero la conversión del equipo en una sociedad anónima ha tenido más alargues, complicaciones y discusiones que un partido de barrio popular. Lo que Arango, salvador de Coltejer y Paz del Río, pensó le iba a tomar dos meses, va a completar casi un año y tiene ahora a los antiguos propietarios del club, quienes usufructuaron el equipo sin controles, entorpeciendo este proceso.

El partido comenzó cuando el entonces ministro del Interior, Fabio Valencia, creó el Decreto 1616 de 2010 para 'eludir' la Ley del Deporte y permitir que los activos de la Corporación Los Millonarios pudieran venderse y ser transferidos a otra entidad, saltando las restricciones legales que operaban para las entidades sin ánimo de lucro.

Con este aval, una asamblea extraordinaria acordó vender los activos del club (nombre del equipo, derechos deportivos, ficha ante la Dimayor y la sede deportiva) para pagar los 34.000 millones de pasivos acumulados. De no haberse encontrado esta salida, Millos iba a ser liquidado y sus dirigentes estaban a punto de ir a la cárcel por omisión como agente retenedor.

Arango, quien fue proclamado presidente, comenzó a buscar compradores para el equipo, y tras tocar numerosas puertas -entre ellas las de Bavaria, Postobón, Alkosto, Cafam, Comcel, Davivienda, Colpatria- , no encontró a nadie. Al final, un grupo de inversionistas, en cabeza de Juan Carlos Ortiz, decidió comprar el nombre del equipo, la ficha y los jugadores por 24.000 millones de pesos, y crear así el nuevo Millonarios. La finca, que puede costar más de 36.000 millones de pesos, se dejó en poder de la corporación Millonarios, pues tenía demasiados líos para ser vendida de manera pronta.

La venta se aceptó en julio, días antes de vencerse el plazo de 60 días que dio la asamblea. Pero como los accionistas no podían tomar el control del equipo, terminaron por crear unas herramientas jurídicas para desembolsar la plata y tener las riendas a partir del primero de julio. Desde ese momento, crear el nuevo equipo ha sido una tarea compleja, pues hubo que pagar los impuestos que se debían, levantar embargos, pagar deudas y solicitar permisos ante Coldeportes, Dimayor y la Superintendencia Financiera. Finalmente esta semana, con autorización del gobierno, saldrá el aviso que anuncia la venta de acciones. Esta, más que plata, busca conseguir entre 3.000 y 7.000 socios que permitan cumplir los requisitos legales para constituir un equipo en Colombia. Una vez se termine la colocación, se citará a una asamblea, que le dará vida a la nueva figura jurídica del equipo que quede en titularidad del nombre, la ficha técnica y los jugadores.

Con lo que no se contaba era que Luis Augusto 'Chiqui' García, extécnico del equipo, junto con Juan Carlos López y otros 'socios' mayoritarios, iban a tratar de bombardear el proceso. Afirman que Arango compró el equipo con la cédula y lo vendió 10.000 millones de pesos por debajo del precio acordado, lo que le ha causado un detrimento patrimonial al Estado. Además, dijeron a SEMANA que en este proceso se han cometido irregularidades que podrían hacer nula la transferencia de los activos. De hecho, el abogado Ramiro Bejarano está estudiando si interpone acciones legales.

En respuesta, Arango, quien dice que no se ha ganado ni se va a ganar un solo peso con la venta del equipo, afirma que "todos los documentos y manejos de los recursos están absolutamente claros y abiertos para quien los quiera revisar". Al parecer, lo que los antiguos dueños quieren es presionar a los nuevos accionistas para que les compren los derechos que tenían o les den unos recursos. A su vez, el exministro y abogado de los inversionistas, Camilo Ospina, considera que la democratización del equipo no tiene reversa, pues ha sido absolutamente legal y transparente. "Si toda la operación se echa para atrás, simplemente el equipo desaparece", dijo Ospina.

Lo cierto es que ya hay más de 3.000 personas inscritas y listas para cumplir con los estrictos procedimientos y documentos que se requieren antes de pagar los 100.000 pesos que vale el paquete accionario más barato. Del 'marcador' de este inusual partido dependerá en gran medida si el fútbol colombiano inicia una verdadera etapa de cambio hacia la democratización y la transparencia.