ELECCIONES

Elecciones presidenciales: Hay nerviosismo en ambos lados

Las últimas encuestas llegaron a producir inquietud en la campaña de Duque e ilusión en la de Petro. Sin embargo, los astros siguen alineados con el candidato de Uribe.

10 de junio de 2018
A pesar de la diferencia en las encuestas, todas han pronosticado el triunfo de Iván Duque. | Foto: Archivo Particular

En la primera vuelta presidencial de hace dos semanas los encuestadores coincidieron, en términos generales, sobre el resultado. No solo acertaron en el orden de la votación de los candidatos, sino que, fuera de la ola verde de Sergio Fajardo a último momento, también le atinaron a la distancia entre ellos. Con pocas excepciones, todos pronosticaron resultados parecidos y estuvieron dentro del margen de error. El único descache fue el de Cifras y Conceptos de César Caballero cuando calculó que Germán Vargas llegaría a la segunda vuelta. Pero en ese caso no se trató de una encuesta, sino de una extraña metodología de ‘proyección’ que la propia firma encuestadora describió como un experimento que no está dispuesto a repetir.

Por eso, han sorprendido algunas diferencias superiores al margen de error en las mediciones finales de la segunda vuelta. Al cierre de esta edición, Invamer había pronosticado que Iván Duque tenía una ventaja de 20 puntos sobre Gustavo Petro (57,2 contra 37,3), Datexco solo le daba al candidato del Centro Democrático una ventaja de 6 puntos (46,2 contra 40,2) y el Centro Nacional de Consultoría, una cifra intermedia de 14. Diferencias de esas dimensiones entre tres firmas encuestadoras a ocho días de las elecciones resultan inusuales y han causado algún temor en la campaña de Duque y mucha ilusión en la Petro.

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A pocos días de que se sepa cuál encuesta está en lo correcto, se han presentado adhesiones que le han dado emoción a la recta final. La primera sorpresa vino de Íngrid Betancourt, quien durante años se había mantenido lejana de la política electoral y se había limitado a enviar desde Francia mensajes a favor de la reconciliación nacional. Pero esta vez Íngrid viajó al país para ponerse la camiseta de la Colombia Humana. Su papel no se limitó a apoyar al candidato, sino que buscó a personajes como Antanas Mockus, Claudia López, los hermanos Galán, Rodrigo Lara y otros para tratar de alinearlos en una coalición de centro pro-Petro. No logró convencerlos a todos, pero Mockus y Claudia López sí le jalaron y eso le dio un nuevo aire a esa candidatura.

Escucha en este podcast la conversación de María Jimena Duzán sobre el valor del voto en blanco con Clara López, Carolina Sanín, Andrés Hoyos, Samuel Hoyos y John Sudarsky.

Escucha"¿El voto en blanco es un voto de protesta o un voto que favorece a Duque?" en Spreaker.

Del exterior también llegaron apoyos con un valor simbólico importante. El economista francés Thomas Piketty, de moda por su best seller El capital en el siglo XXI, le dio un espaldarazo a Petro y abogó “por un nuevo ciclo progresista en América Latina”. Lo mismo hizo el nobel de literatura J. M. Coetzee, quien destacó “la postura que el exalcalde ha adoptado frente al trato justo y razonable de los animales”.

Pero sin duda la adhesión más importante fue la de Antanas Mockus. Hace una semana su partido aprobó que sus militantes podían respaldar a Petro o votar en blanco, pero en ningún caso apoyar a Duque. Sin embargo Mockus, con 536.000 votos con los que llegó al Senado, se debatía entre guardar silencio para tener mayor independencia en el Congreso o apostarle a Petro. Finalmente, la cercanía con Ángela María Robledo –fórmula de este– más la presión de Íngrid Betancourt lo llevaron a tomar partido contra la política tradicional. “Aquí estamos personas muy distintas, pero nos une la paz y la pedagogía”, dijo en el acto que hizo al frente de la iglesia del Voto Nacional.

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Para Claudia López no era automático sumarse a Petro. La senadora viene de ser la fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo, quien el lunes después de la primera vuelta salió a defender el voto en blanco. De hecho su intervención para apoyar al candidato fue poco convencional. Más que centrarse en sus virtudes, dijo que es “la única garantía para hacerle contrapeso a una visión de país –el uribismo– que pone en riesgo principios democráticos esenciales como la división de poderes”.

Más allá de los votos propios con que cuenten, nadie puede negar que Mockus sigue siendo el símbolo de la cultura ciudadana y Claudia López el de la lucha contra la corrupción. Ambos temas estuvieron presentes en el acto de respaldo a Petro, pero no formaron parte de los 12 mandamientos a los que lo hicieron comprometerse a cambio de su apoyo. En un espectáculo típicamente mockusiano, la nueva coalición de la paz les presentó a los colombianos las tablas de salvación. Estas, grabadas en una losa de mármol, más que acuerdos programáticos contienen promesas con el propósito de disminuir el miedo que genera el candidato en muchos sectores. No expropiar, manejar los recursos públicos como si fueran sagrados, no convocar una asamblea constituyente, respetar la propiedad privada y la regla fiscal fueron los cinco primeros mandamientos que juró el candidato de la Colombia Humana ante sus nuevos escuderos.

De los apoyos que los petristas pensaron convocar solo no cuajó el de Humberto de la Calle. A las pocas horas de perder las elecciones, el candidato liberal aseguró que votaría en blanco. Y aunque el jueves pasado se reunió con los verdes para estudiar si se sumaba a Petro para defender su bandera de la paz, optó por mantener su decisión inicial.

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En contraste con las de Petro, las adhesiones a Iván Duque han sido más predecibles. Los últimos apoyos vinieron de partidos políticos tradicionales o de gremios. Estos son menos simbólicos y taquilleros que los de Mockus, pero de pronto más sustanciales. A pesar de que los partidos están desprestigiados, una colectividad entera todavía pesa. Después de la primera vuelta, Duque recibió el apoyo de César Gaviria y la mayoría de congresistas del Partido Liberal, el de la bancada de Cambio Radical y el de Opción Ciudadana (antiguo PIN). La Sociedad de Agricultores de Colombia y el Consejo Gremial comunicaron su decisión de apoyar a Duque porque propone una “agenda reformista” que “se realizaría dentro de los cauces institucionales”. El exalcalde de Medellín Aníbal Gaviria también dijo estar con el candidato del Centro Democrático.

A las inquietudes por el impacto en votos que tendrán esos apoyos, se suma la expectativa de si habrá o no un debate entre los candidatos. Aunque estos enfrentamientos en primera vuelta por lo general no influyen mucho, un cara a cara en segunda vuelta es un episodio más sustancial que puede llegar a mover votos.

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Inicialmente la campaña de Duque se había negado a participar en debates argumentando razones de agenda. Pero cuando las redes sociales lo acusaron de evitar un mano a mano, dijo que está dispuesto a hacerlo siempre y cuando los medios se pongan de acuerdo en hacer uno solo. Eso puede llegar a ser imposible, pues poner a todos esos micos en una foto no es nada fácil. La verdad es que con las ventajas que tiene en las encuestas, los asesores de Duque le han dicho que no tiene nada qué ganar en un debate. Petro, por el contrario, sí, y por lo tanto está dispuesto.

A pesar de la diferencia en las encuestas, todas han pronosticado el triunfo de Iván Duque. Su margen de victoria va desde 20 puntos hasta 6, pero ninguna ha registrado una tenencia contraria. La única posible sorpresa sería un movimiento masivo de opinión a favor del candidato de la Colombia Humana, parecido al que tuvo Sergio Fajardo en la última semana antes de la primera vuelta. Pero la ola verde de Fajardo, que fue enorme, solo movió 7 puntos en las encuestas y es difícil pensar que Petro, aún con las nuevas adhesiones, pueda igualar esa cifra. Por otra parte, como él mismo ha dicho, en la medida en que él suba, también lo hará Duque. Para los uribistas las diferencias en las encuestas han sido un campanazo para no echarse con las petacas. Aunque todavía faltan ocho días, la mayoría de los astros siguen alineados en favor de Iván Duque.