PORTADA
Gustavo Petro, Federico Gutiérrez, Rodolfo Hernández y Sergio Fajardo: así está el pulso por la Presidencia más incierto de la historia reciente
Este domingo, los colombianos acuden a las urnas. Lo más probable es que haya segunda vuelta, pero es incierto cuáles candidatos se enfrentarían. La democracia está a prueba.
Si las encuestas aciertan, este domingo se vivirá un primer tiempo en la competencia por la Casa de Nariño y los colombianos escogerán a los dos candidatos que se disputarán la presidencia de la república el próximo 19 de junio. Todo esto a menos de que haya una verdadera sorpresa y alguno de los aspirantes logre más del 50 por ciento de los votos en las urnas. Hasta ahora, lo que ha predominado ha sido la incertidumbre. Gustavo Petro llega fuerte a esta elección y con una intención de voto que, pese a todo, no le alcanzaría para ganar en primera vuelta, pero le daría un tiquete seguro a la segunda. Entre Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández estaría el rival que se enfrentaría a Petro. Sergio Fajardo, por su parte, parece no tener mayor opción.
En términos generales, este 29 de mayo, la democracia y la confianza en las elecciones y las instituciones, especialmente la Registraduría, presidida por Alexánder Vega, enfrentan una auténtica prueba. Lo ocurrido el pasado 13 de marzo en las elecciones al Congreso, cuando hubo problemas evidentes en la organización electoral y se descubrió luego una abultada diferencia de más de un millón de votos entre el preconteo y el escrutinio, no puede repetirse. La lupa está puesta.
El modelo de país, en el corto y mediano plazo, también está en juego, así como el cambio que demanda una ciudadanía golpeada por los estragos de la pandemia y afectada por una fuerte crisis social y económica.
En ese sentido, todos los candidatos que llegan a esta primera vuelta representan una mirada distinta sobre Colombia, tienen un diagnóstico más o menos común, pero propuestas muy distintas para resolver los problemas. Petro, según la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA, obtendría el 35,8 por ciento de los votos. El segundo lugar se lo disputarían, voto a voto, Federico Gutiérrez (20,8 por ciento) y Rodolfo Hernández (19,1 por ciento). Sergio Fajardo llegaría a solo el 4 por ciento de la votación. Como este estudio electoral fue realizado entre el 13 y el 19 de mayo, es posible que haya cambios en la votación final que no pudieron ser detectados por las encuestas, dadas las restricciones de ley que impiden mediciones en la última semana electoral, justo cuando la mayoría de candidatos participa en debates y recibe adhesiones claves.
Lo más leído
El alcance del fenómeno político de Hernández es otra de las incógnitas a despejar este domingo. No se sabe su fuerza real y si, por ejemplo, dejar de asistir a algunos cara a cara con los demás candidatos en los últimos días le favoreció o, por el contrario, lo perjudicó. Lo cierto es que su tendencia al alza en el cierre de esta campaña fue notoria. Tampoco se sabe si el reciente contrapunteo que ha protagonizado con Petro le sume o le reste votos. El candidato del Pacto Histórico, que en su momento intentó convencerlo para que fuera su fórmula vicepresidencial, ahora lo ha tildado de “millonario corrupto” y lo ha señalado de ser “uribista”. El exalcalde de Bucaramanga, recordando los encuentros privados y los ofrecimientos que le hizo, le respondió con una pregunta y marcó distancias: “¿Ya no le sirvo, doctor Petro?”.
El candidato del Pacto Histórico fue más allá y señaló a la campaña de Hernández de haberle entregado información, por medio de Germán Calle, sobre la supuesta suspensión de las elecciones, que generó tantas críticas en contra del líder del Pacto Histórico. El Gobierno lo desmintió de inmediato y la supuesta suspensión y el tal ‘golpe’ nunca ocurrieron. Esa fue una salida en falso.
Si Hernández pasa a una segunda vuelta, pondría en serios aprietos a Petro, quien lleva un año punteando de manera consistente en todas las encuestas. El exalcalde de Bucaramanga, hasta hace un mes, solo tenía 10 por ciento en la intención de voto y no había una mayor expectativa por su candidatura, máxime cuando se ausentó por casi dos meses. Se encontró con el papa Francisco y se quedó paseando por Europa. Pero a su regreso volvió a resurgir con un discurso sencillo que logra persuadir a la gente.
En el caso del ingeniero, sus gastos de campaña, según él, han sido básicos y provienen de su propio patrimonio. No ha hecho una sola concentración masiva, como sí ocurrió con Petro y Fico por todo el país. El principal vehículo de comunicación de Hernández han sido las redes sociales, en las que permanentemente divulga mensajes y videos, algunos de ellos disruptivos, virales y que les llegan principalmente a los jóvenes.
Quienes apoyan al ingeniero no ahondan en hechos polémicos de su pasado. Por ejemplo, cuando agredió físicamente al concejal John Claro, de Bucaramanga, en la época en que Hernández era alcalde. O en su llamado a juicio por presunto interés indebido en la celebración de contratos en el sonado escándalo de Vitalogic. Ahí hay una paradoja: siendo su bandera la lucha contra la corrupción, Hernández es el único candidato requerido por la justicia por presuntos hechos de corrupción. Funcionarios de su Alcaldía han aceptado colaborar con la Fiscalía y ser testigos contra el ingeniero, quien siempre se ha defendido diciendo que no se robó un solo peso.
Sin embargo, la simpatía, espontaneidad y un discurso enfocado en la anticorrupción, la antipolítica y la austeridad han acercado a Hernández con los votantes. Aunque en épocas pasadas dijo públicamente que le gustaba Petro, hoy los ciudadanos no lo identifican con el Pacto Histórico y, de hecho, lo ven como un fuerte rival para ese candidato en la segunda vuelta.
Por el lado del uribismo, Hernández ha tenido buenas relaciones con ese sector, pese a que en los últimos días se ha mostrado crítico con el expresidente Álvaro Uribe, a lo mejor marcando distancia para evitar que lo etiqueten con alguna orilla en particular. El lenguaje desparpajado de Hernández ha sido una de sus principales características. Por ello, ha tenido que responder, pues en ocasiones ha metido la pata. Por ejemplo, cuando dijo que admiraba a Hitler y se defendió diciendo que era un lapsus y hablaba era de Einstein.
En sí mismo, Hernández es un enigma. En realidad, no se sabe con certeza qué manejo les daría a temas como la economía, la seguridad ciudadana, la lucha contra el narcotráfico, la amenaza terrorista de las organizaciones criminales, la pobreza, la inflación, las relaciones internacionales y el medioambiente, entre otros. Como no cuenta con una maquinaria política, no se sabe hasta dónde le dé el voto de opinión y si será suficiente para tratar de llegar a una segunda vuelta. Muchos creen que, si pasa a ese escenario y se enfrenta a Petro, podría ser el próximo presidente de Colombia, a sus 77 años. En ese escenario, según el estudio del CNC, el 63,4 por ciento de los votantes de Fico apoyaría al ingeniero y solo el 7,9 por ciento a Petro.
Las apuestas de Fico y Petro
No obstante, después de las elecciones del 13 de marzo, Federico Gutiérrez se convirtió en el más seguro rival de Petro en una eventual segunda vuelta y así lo han vaticinado todas las encuestas. Le ganó el pulso a Petro y se quedó con el apoyo del Partido Liberal, la colectividad que tiene el mayor número de congresistas, sumando los senadores y representantes a la Cámara electos. La coalición del Equipo por Colombia está unida y apoya irrestrictamente a Fico. La hoja de vida del candidato es limpia, no tiene procesos judiciales y su gran reto en esta campaña ha sido demostrar que puede representar un cambio seguro para el país alejado del continuismo. En el último mes, Fico, como lo llaman, ha tenido que resistir el embate de los demás candidatos. De Petro, porque se posicionó como su principal competencia, y de Hernández y Fajardo, porque tratan de quitarle el tiquete a la segunda vuelta.
El candidato ha hecho esfuerzos por posicionar su mensaje de que es “el presidente de la gente” y el único que podría garantizar la reconciliación en un país sumido en la polarización.
Otro hecho que ha marcado la campaña de Gutiérrez ha sido la infiltración. Desde allí no se duda en señalar directamente como supuesto responsable a Petro y al Pacto Histórico. Hace unos días, la Policía confirmó que fue hallada una microcámara en una de sus sedes en Medellín.
En el debate definitivo, organizado por SEMANA y El Tiempo, Gutiérrez se mostró conciliador. Fue cuidadoso, poco agresivo y muy claro en su propuesta de Gobierno, basada en el orden, el respeto a la democracia y las libertades y las oportunidades para todos. Él, este domingo, se disputará especialmente su pase a segunda vuelta con Rodolfo Hernández. Ambos librarán un duelo en las urnas.
En una eventual segunda vuelta entre Fico y Petro, de acuerdo con la encuesta del CNC, el 38,2 por ciento de los votantes de Hernández apoyaría al candidato del Equipo por Colombia y el 22,8 por ciento al del Pacto Histórico. El 27 por ciento ha dicho que no apoyaría a ninguno de los dos.
En el caso de Petro, su reto es superar la votación que obtuvo en la segunda vuelta presidencial frente a Iván Duque, es decir, unos 8 millones de votos. Sin duda, es el candidato presidencial más ‘canchero’. Lleva tres campañas, fue alcalde de Bogotá y en su época fue reconocido como el mejor senador de Colombia, dada la contundencia de sus debates. Su discurso es, de lejos, el que plantea el cambio más drástico para el país. Petro, de frente, ha hablado de una reforma tributaria de 50 billones de pesos que sería pagada en su mayoría por las 4.000 personas más pudientes. Ha dicho también que, el primer día de su presidencia, no aprobará un solo contrato más de exploración petrolera; ha planteado acabar con el Esmad y se la jugará por una reforma de fondo al sistema pensional. Este último punto ha encendido todas las alarmas y sus contrincantes lo han acusado de querer quitarles el ahorro a los colombianos que buscan la pensión.
Su propuesta de “perdón social” le ha traído muchos dolores de cabeza, luego de la visita de su hermano Juan Fernando a la cárcel La Picota, donde se reunió con Iván Moreno, condenado por el carrusel de la contratación en Bogotá, y con Álvaro ‘el Gordo’ García, hallado responsable de la masacre de Macayepo, entre otros presos. Aunque aceptó que extraditaría a la senadora electa Piedad Córdoba, del Pacto Histórico, hace varias semanas también tuvo que responder ante la opinión pública por los encuentros de Córdoba con extraditables, a quienes les habría prometido que, de ganar Petro, no serían enviados a Estados Unidos. El candidato terminó apartándola de su campaña. El reciente escándalo de Córdoba en Honduras, donde fue detenida con 68.000 dólares sin declarar, también golpeó al Pacto Histórico. Petro se desmarcó y dijo que no tenía ni idea de ese episodio.
Petro es economista, tiene 62 años, es de izquierda e hizo la paz tras pertenecer al M-19. Su campaña ha sido, sin duda, la más estratégica, incluso con agenda internacional. Fue el primero en ser recibido por el papa Francisco, en febrero, y ha logrado vencer parte del miedo en algunos sectores de la población. Habrá que ver cuánto pesa el antipetrismo al final y sobre todo en una segunda vuelta. Su lucha ha sido por ganar en primera, pero los números no le darían, según las encuestas.
El declive de Fajardo
Finalmente, Fajardo llega debilitado, solo y golpeado en el cierre de la campaña. Se le ve incómodo y decepcionado, pues, aunque no lo acepta en público, ha sido traicionado más de una vez por personas que afirmaban creer firmemente en su candidatura. El último fue Alejandro Gaviria y también fue sorpresiva la llegada de Luis Ernesto Gómez, de las entrañas de Claudia López y Angélica Lozano, a la campaña de Petro. Se supone que la alcaldesa y la senadora están con Fajardo.
A Fajardo las encuestas no lo favorecen. Ese es el resultado de los desaciertos de la llamada Coalición de la Centro Esperanza, que para algunos terminó siendo la de la “desesperanza” por cuenta de sus constantes peleas públicas e incoherencias. Fajardo no logró cohesionar al centro y enviar un mensaje de unión efectivo. Ahora lucha por lograr, como mínimo, el 4 por ciento de los votos con el fin de no perder su derecho a la reposición. Sus deudas ascienden a más de 6.000 millones de pesos, sin contar las de los otros candidatos de la coalición. La aspiración de Fajardo ha tenido tantos tropiezos que terminó condenado por la Contraloría, que lo halló responsable fiscal en el escándalo de Hidroituango, y fue acusado por la Fiscalía ante la Corte Suprema de Justicia en otro proceso por un préstamo en dólares como gobernador de Antioquia.
Fajardo es matemático y profesor, y estuvo a 200.000 votos de arrebatarle el paso a Petro a una segunda vuelta, en 2018. En esta campaña se desdibujó. Se rodeó del santismo y se mostró agresivo, muy lejos de lo que ha sido su figura de hombre sereno y conciliador.
Según la más reciente medición de CNC, en una segunda vuelta en esta contienda entre Petro y Fico, el 50,7 por ciento de los votos de Fajardo se iría con el candidato del Equipo por Colombia y el 21,4 por ciento con el del Pacto Histórico. Si ese escenario es entre Petro y Hernández, el 51 por ciento de esos votantes estaría con el exalcalde de Bucaramanga y el 20,8 por ciento con Petro.
Este domingo llegó la hora de la verdad. Serán los colombianos los que decidirán qué quieren para el país. Sea cual sea el resultado, lo importante es votar con responsabilidad y de manera libre. Todas las cartas están sobre la mesa. Solo hay que jugarlas en las urnas. Colombia define su destino de los próximos cuatro años.