NACIÓN
“Lo conocí en Ucrania”: Salud Hernández-Mora cuenta detalles de la muerte del colombiano en esa guerra ajena
“Cristian murió por defender la libertad de Ucrania, por la justicia. No concebía que una nación libre cayera en manos de un tirano extranjero. Era un valiente”, señala la periodista.
Salud Hernández-Mora fue la periodista que viajó más extenso desde Colombia a Ucrania para cubrir esa tragedia que vive el país desde la agresión de Rusia. El conflicto no cesa y no da tregua y amenaza con la estabilidad del planeta. En medio de ese recorrido que hizo por ese agobiado país, la periodista conoció a Christian Camilo Márquez.
El colombiano había viajado al otro extremo del mundo para ayudar en una guerra que no era propia. “Cristian murió por defender la libertad de Ucrania, por la justicia. No concebía que una nación libre cayera en manos de un tirano extranjero. Era un valiente”, señala la periodista.
Salud cuenta que el joven había nacido en Leticia hacía 32 años y después estudió en Bogotá. Cuando ambos se encontraron, prefirió no dar la cara en cámara, se la tapó. “No estoy acá por dinero. Estoy para detener a los rusos. Esto puede ser la tercera guerra mundial”, le dijo.
Los cuatro meses que estuvo en Ucrania tuvo contacto permanente con su familia, se le veía feliz, irónicamente, en medio de la guerra, rodeado de comandos entrenados, cuando él apenas había prestado servicio como policía.
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En todos los videos que le enviaba a su familia se veía feliz. Cuando le pedían que se cuidara decía que no estaba solo, que tenía a su compañero y les mostraba el lanzacohetes que lo acompañaba día y noche. Muchos legionarios llegaron con él y fueron desertando, la guerra es cruda, da temor, hay muerte y huele a muerte.
En los combates asimétricos contra las fuerzas rusas, contaba, era habitual el olor a carne quemada, los cuerpos de sus compañeros caídos se chamuscaban en medio de las explosiones. Luego, cuando llegaban al refugio no podían comer, sus amigos se vomitaban, la pasaban mal y muchos iban abandonando las filas. Cristian Camilo solo les decía que había que pensar en otra cosa.
“Siempre fue un alma libre. Un alma muy impulsiva. Siempre estaba buscando la justicia”, le contó a Salud su hermano Álvaro Andrés. Cuando ingresó al Ejército, Cristian pidió permanecer a la unidad antitanques. “Muchos compañeros, al ver el horror de la guerra, pidieron la baja”, narra Álvaro.
“Estaba en una trinchera con sus compañeros cuando vieron dos tanques rusos que se dirigían hacia ellos, ya lo sabía, estaban en la mira, tenía claro que los iban a matar. Sin pensarlo, saltó a enfrentar los tanques, se paró a pocos metros de la poderosa máquina y disparó su lanzacohetes. La explosión dejó en el piso a los soldados rusos que caminaban al lado del tanque, tomó una de sus armas y empezó a disparar, en ese momento cayó al piso, sin vida, junto con un compañero de República Checa que, al igual que él, se la jugaron aún con pocas posibilidades de salvarse”, fue el reporte que le dio el superior de Cristian Camilo a su familia.
Sus cenizas reposarán en Ucrania como quería Cristian. “Partió haciendo lo que más le gustaba”, dice con nostalgia su hermano.
En su casa se respira tristeza, el menor se fue antes de tiempo. Recuerdan cuando tomó maletas para irse a “guerrear”. Nadie lo sabía, el 3 de abril de este año llegó a su casa a las cuatro de la tarde, habló con sus papás y les dijo que se iba a Ucrania. Lo trataron de persuadir, pero el plan estaba hecho, y el vuelo era ese mismo día. A las 11:00 p. m. fue la última vez que lo vieron físicamente con vida.