VALLE DEL CAUCA
“Lo que estamos viviendo es lo más parecido al cartel de Cali”: alcalde de Jamundí
Andrés Felipe Ramírez denuncia que en la zona rural, donde se han presentado las últimas masacres, hay una guerra por el narcotráfico. Asegura que ese municipio tiene la mitad de los cultivos ilícitos reportados en el Valle del Cauca.
Para el alcalde de Jamundí, Andrés Felipe Ramírez, las masacres de este año en la zona rural alta no pueden ser analizadas como hechos aislados. El mandatario, del partido Verde, alerta al Gobierno nacional de una posible guerra narcotraficante a tan solo 15 minutos de Cali. Pide atención prioritaria e integral para desmontar la economía ilegal.
SEMANA: ¿Qué es lo que está ocurriendo en la zona rural alta de Jamundí, donde se han presentado varias masacres este año?
Felipe Ramírez (F.R.): Lo primero que tengo que decir es que a tan solo 15 minutos de Cali, zona rural alta de Jamundí, se libra una guerra entre el narcotráfico, a la cual nos hemos enfrentado con los escasos recursos del gobierno local, pero necesitamos la presencia del Estado. El Gobierno nacional debe tomar este problema con mayor seriedad. Lo que que estamos viviendo en la zona rural es lo más parecido al cartel de Cali, pero hoy trasladado a la zona rural alta del municipio. En 2018 hubo una disputa entre Los Pelusos y las disidencias de las FARC, que también generó una presión de violencia fuerte por el control territorial. Hoy estamos casi en lo mismo. Los cultivos han crecido, por el abandono de más veinte años de estas comunidades. Nosotros venimos haciendo esfuerzos enormes para llegar con soluciones.
SEMANA: Hace dos años la disputa era entre Los Pelusos y la disidencia Jaime Martínez. Hoy, ¿cuáles son los grupos que están en guerra en la zona rural alta?
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F.R.: Hoy tenemos presencia del grupo armado residual Jaime Martínez, que opera en el norte del Cauca, pero tiene incidencia en el sur de Jamundí, parte alta específicamente, en veredas como Liberia y Meseta, y eso repercute en los corregimientos de San Antonio, Villa Colombia y San Vicente.
El año más violento de la última década fue el 2018 por una disputa entre Pelusos y las disidencias por el control de los cultivos ilícitos y el procesamiento de droga. Un remanente de esta se destina al microtráfico otro negocio de la disidencia Jaime Martínez en el casco urbano pic.twitter.com/ye01rfWXDH
— Andrés Felip Ramírez (@FelipRamirez_) October 19, 2020
SEMANA: ¿En Jamundí hay presencia de carteles mexicanos?
F.R.: Eso en los distintos consejos de seguridad ha sido desmentido por las autoridades, lo que hay es una presencia de la columna Jaime Martínez. Puede ser que ellos tengan nexos con carteles trasnacionales y nacionales.
Presidente @IvanDuque la paz con legalidad se logra combatiendo a la delincuencia, pero principalmente llevando Estado al los territorios con oferta social para que le devolvamos la dignidad a nuestros campesinos.
— Andrés Felip Ramírez (@FelipRamirez_) October 19, 2020
SEMANA: ¿Cuántas hectáreas de coca hay sembradas en la zona rural de Jamundí?
F.R.: Tenemos aproximadamente 1.400 hectáreas de coca, que es la mitad de lo que hay en el Valle, según las cifras. Nosotros tenemos varias dificultades: el mayor conflicto se da allá es por el comercio ilícito de las drogas, no solamente de los cultivos, sino también de los insumos, y que nos volvemos en el paso obligado hacia el Naya y la ruta del Pacífico, y Jamundí se ha vuelto el corazón, porque todo lo que viene del sur atraviesa el municipio.
SEMANA: ¿Cómo es el control de la columna Jaime Martínez en esas zonas rurales?
F.R.: Nosotros tenemos presencia del Batallón de Alta Montaña que se ha venido fortaleciendo. Estas estructuras no tienen un control permanente y total de la zona, pero nosotros sí necesitamos un acompañamiento total de la fuerza pública. Jamundí es el corazón, porque es el que conecta hacia el Pacífico, y somos un municipio receptor de víctimas. Nosotros también fuimos víctimas del conflicto armado desde 1990 hasta 2001, que terminó con la masacre del Naya por parte de los paramilitares. Sin embargo, fuimos excluidos de los municipios PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial). Lo otro es que Jamundí es el segundo municipio del Valle del Cauca con más migrantes venezolanos, lo cual genera un impacto social y laboral muy fuerte, ya que nuestra economía en gran parte es informal; entonces eso genera factores de violencia.
SEMANA: ¿Qué otros factores inciden para el repunte de la delincuencia en Jamundí?
F.R.: Los cultivos ilícitos y el narcotráfico son los principales generadores de violencia, pero hay factores económicos y sociales que inciden para que el Estado no haga presencia integral, y eso también genera una repercusión en homicidios en la zona urbana. El área metropolitana está compuesta por Yumbo, Cali, Palmira, Candelaria y Jamundí, y si analizamos el comportamiento criminal, el 90 por ciento de los homicidios que ocurren en estas ciudades son en el casco urbano. En Jamundí el fenómeno es distinto y por eso necesitamos una atención especial. El 50 por ciento de los asesinatos en Jamundí ocurren en la zona rural. Gran parte de las víctimas en Jamundí presentan antecedentes con relación al microtráfico.
SEMANA: ¿Qué hacer para cambiar esa realidad?
F.R.: Le pedimos al Gobierno nacional, de la manera más respetuosa y enérgica, para que se destinen los recursos y podamos hacer una intervención integral en los territorios. Nosotros estamos dispuestos a aportar, a hacer con nuestros recursos lo que sea necesario. Acabamos de firmar acuerdos con la Federación de Cafeteros para mejorar las vías, les estamos dando a los campesinos otras opciones de cultivos. Los campesinos están dispuestos a sustituir los cultivos por lícitos.
Por primera vez en la historia de tenemos un plan de desarrollo con un capítulo específico para la zona rural y apartados exclusivos de los 19 corregimientos con proyectos puntuales que ya empezamos a consolidar con acciones como:
— Andrés Felip Ramírez (@FelipRamirez_) October 19, 2020
SEMANA: En el papel suena interesante, pero en la práctica es diferente, porque los compradores de cultivos ilícitos llegan al territorio, los campesinos no tienen que sacar sus productos… Además, estos grupos armados se han caracterizado por asesinar a campesinos que lideran procesos de sustitución voluntaria de cultivos para generar miedo, como ocurre en el norte y sur del Cauca.
F.R.: Dos cosas: primero es que hay voluntad, y segundo, las comunidades de Jamundí están organizadas para poder sustituir los cultivos. Lo que necesitamos es que el Estado tome control del territorio e imparta justicia, investigaciones para esclarecer los crímenes, dar con los responsables y capturarlos. Necesitamos una intervención del Gobierno en todos los niveles, con acompañamiento de la comunidad internacional. En Jamundí hay una oportunidad histórica para lograr esto y que sea duradero.