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Lo último: Procuraduría pide a comisarios de familia y al ICBF informar qué hicieron para proteger al pequeño Gabriel, asesinado en Melgar
El caso de Gabriel Esteban González sigue generando conmoción. En las próximas horas se hará efectiva la judicialización del padre del menor, su asesino.
La Procuraduría General de la Nación le pidió a los comisarios de familia de la localidad de Usme que informen las medidas adoptadas en el proceso por violencia intrafamiliar que al parecer existía en favor de la madre del niño Gabriel Esteban González Rodríguez, asesinado en Melgar, presuntamente por su padre y, además, sobre la activación de las rutas de atención específicas ante otras entidades, especialmente, en relación con la mujer víctima y su hijo.
Igualmente, pidió a la directora Regional Bogotá del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), informar si se adelantó un proceso administrativo de restablecimiento de derechos del menor de edad y demás información que permita identificar presunta vulneración de derechos en ese núcleo familiar, medidas adoptadas y seguimiento efectuado.
La Procuraduría General confirmó, además, que constituyó agencias especiales para intervenir en el proceso penal que se adelante contra Gabriel Enrique González Cubillos, padre del menor de edad, y en materia de familia para verificar el estado de las actuaciones y medidas adoptadas por las autoridades administrativas (comisarías y/o defensorías).
Lo que se sabe sobre el padre del menor
Lo que se sabe hasta el momento es que sostuvo una relación sentimental con la madre de Gabriel Esteban por cerca de seis años, pero la relación fue muy conflictiva y tomaron la decisión de terminarla. Al hombre, al parecer, no le gustó la idea, y esa sería la causa de la muerte del menor; además de eso, tendría trastornos mentales.
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Sumado a esto, el crimen del pequeño fue premeditado, pues González grabó dos videos en una memoria USB, uno en el que le reclamaba y reprochaba momentos de la relación a la madre del menor y de por qué había acabado su relación, y en el otro, anunciaba que mataría a su hijo.
El hombre dejó la USB en el baño de la casa de ella (en Usme) cuando fue a recoger a Gabriel Esteban y le pidió prestado el baño para hacer sus necesidades fisiológicas, pero ni ella ni su familia se dieron cuenta hasta que él le avisó a ella que al interior de su baño había una memoria, sobre las 10 p. m. del pasado 2 de octubre.
Sin que bastara lo anterior, Gabriel Enrique también le dejó una nota a su hermana. Sobre las 9 p. m. se comunicó con ella y le dijo que revisara unos papeles que él le había dejado en la moto que estaba en el barrio Castilla, en la localidad de Kennedy, al occidente de la capital. Allí había 8 millones de pesos y algunas sugerencias de lo que hiciera con sus pertenencias.
Él les avisó respectivamente a las mujeres, cuando estaba en Melgar, en el departamento del Tolima, y se encontraba en un hotel llamado El Rey, y a eso de las 5 de la mañana el padre del menor lo asesinó asfixiándolo. Se lo hizo saber a la madre, por un mensaje de WhatsApp y una fotografía del pequeño en la cama de hospedaje.
El testimonio del dueño del hotel
Mientras que Fabián Vidal, el dueño del Hotel El Rey, narró a SEMANA cómo fue la llegada del pequeño Gabriel junto a su padre a las instalaciones. En ese momento, según dijo, no notó nada extraño.
González Cubillos y su hijo, Gabriel Esteban, llegaron a las 10:50 p. m. del domingo 2 de octubre a las instalaciones. Un taxista que trabaja con ellos fue el encargado de traerlos, pues frecuenta la zona del terminal, recomienda el hotel y acerca a los huéspedes.
“Él muestra su cédula física y –no sé si sería verdadera o no–, coincidía con el registro del niño y con todos los apellidos”, dijo Vidal. En ese sentido, el presunto homicida se presentó en el hotel con su nombre real. A su llegada el domingo, González Cubillos solamente pidió una noche, aunque dijo que probablemente alargaría su estancia.
Durante el registro, Vidal contó que el recepcionista que los atendió no vio nada raro. Las cámaras de seguridad tampoco mostraron un comportamiento sospechoso por parte del sujeto. De hecho, coincidieron que en que se trataba de una relación entre padre e hijo completamente normal. Para ese momento, no se notó ningún indicio que pudiera alertar sobre la tragedia que estaba próxima a suceder.
Lo curioso fue que el hombre no entregó la habitación. En la mañana del lunes, el hombre saludó, dijo que iría a desayunar y se dirigió hacia la zona donde están los restaurantes. “Cuando en horas de la tarde nos percatamos de que la habitación no la habían entregado, mandamos a la camarera a golpear la habitación.