LOS 12 DEL PATIBULO

SEMANA revela quiénes son los hombres clave de las Farc que hoy se encuentran tras las rejas y por los cuales estarían dispuestos a canjear 200 militares y policías retenidos.

14 de septiembre de 1998

En la primera semana de marzo pasado, pocos días después de que las Farc arrasaran una base del Ejército en las selvas del Caguán y secuestraran a 61 militares luego de asesinar a 60 más, muchos creyeron que se iba a volver a repetir el espectáculo de Las Delicias. En esa oportunidad, en junio de 1997, el gobierno de Ernesto Samper se vio obligado a retirar al Ejército de 40.000 kilómetros cuadrados de territorio para facilitar la entrega de 70 militares. En un show que incluyó medios de comunicación y veedores internacionales, y con los comandantes de las Farc mandando en la región, quedó en claro que ese grupo subversivo lo que buscaba era proyectar su imagen en el exteriorPero el golpe de marzo tenía otros fines distintos a los del simple despeje a cambio de la entrega de retenidos. Las Farc dejaron en claro que en esta ocasión la devolución de los soldados se haría si el gobierno de Samper aceptaba el canje de los militares por los guerrilleros que se encontraban retenidos en las distintas cárceles del país. De inmediato el Presidente ripostó y también dejó en claro que jurídicamente no existía el mecanismo para canjear presos por soldados secuestrados. En una corta declaración el entonces jefe del Estado instó a la guerrilla a dejarlos en libertad sin ningún tipo de contraprestación. El tema pasó a un segundo plano por las elecciones presidenciales y los retenidos no fueron liberados. Sin embargo los medios de comunicación se enteraron de la decisión de las Farc de realizar más incursiones con el fin de elevar a 100 el número de secuestrados para aumentar su capacidad de presión sobre el Ejecutivo. Una nueva luz de esperanza para los soldados desaparecidos surgió a finales de junio, pocos días después de que Andrés Pastrana fuera elegido presidente de la República. En algún lugar de las selvas del sur del país, Pastrana, Tirofijo y el Mono Jojoy tuvieron un encuentro que pretendía sentar las bases para la iniciación de un eventual proceso de paz. Muchos analistas creyeron que detrás de esa reunión podría esconderse un mecanismo que permitiera la liberación de los soldados horas antes de la posesión del nuevo mandatario.Sin embargo las cosas no fueron así. Dos días antes de que Pastrana llegara a la Casa de Nariño las Farc desataron una feroz ofensiva en Meta y Guaviare, que concluyó con el secuestro de más de 100 soldados y policías. Con semejante botín entre sus manos _más de 200 miembros de la fuerza pública_ volvió a salir a flote el tema del canje de uniformados por guerrilleros recluidos en las cárceles. Más aún, en un pronunciamiento público el secretariado de las Farc dejó en claro que la única posibilidad de devolver a los soldados retenidos era que el gobierno de Andrés Pastrana dejara en libertad a los guerrilleros y los 'presos políticos' que hoy se encuentran detenidos en las cárceles colombianas.
¿Quiénes son?
¿Por qué el interés de las Farc de buscar el canje de soldados por sus hombres encarcelados? SEMANA estableció que hasta finales de mayo pasado en los centros penitenciarios se encontraban privados de la libertad 735 guerrilleros de las Farc, que van desde simples auxiliadores, pasando por cabecillas de frente y jefes de milicias bolivarianas, hasta ideólogos del secretariado.De ese total de presos, unos 150 cayeron en manos de las autoridades en el departamento de Antioquia. En Cúcuta cayeron 60. De esos 735 guerrilleros detenidos las Farc tienen puestos sus ojos en la liberación de 12 hombres, que pueden ser considerados igual de importantes a Francisco Galán o Felipe Torres, dos de los jefes del ELN detenidos en la cárcel de Itagüí. De esos 12 sobresalen dos que son claves para las Farc. El primero, por ser considerado uno de los principales estrategas ideólógicos del secretariado de esa organización. El otro es familiar cercano al Mono Jojoy, jefe militar de las Farc. El primero de ellos es Yesid Arteta Dávila, 'Joaco', quien de acuerdo con informes de los servicios de inteligencia en el momento de su captura, en julio de 1996, era miembro del estado mayor del Bloque Sur de las Farc. Quienes lo conocen aseguran que Arteta, abogado y sociólogo, es uno de los estrategas más preparados de la organización, lo que le permitió convertir al Bloque Sur en la fracción guerrillera más importante de ese grupo subversivo. Actualmente se encuentra recluido en la cárcel La Modelo, donde afronta varios procesos por homicidio con fines terroristas, hurto agravado y rebelión. En su sitio de reclusión montó las mesas de trabajo con el fin de distensionar el ambiente carcelario y negociar pliegos de peticiones con el Inpec.La semana pasada, en declaraciones al diario El Espectador, Arteta señaló que el canje de soldados por subversivos podría darse a través de diferentes figuras jurídicas a la luz del derecho internacional y sobre la base de acuerdos bilaterales entre el gobierno y las fuerzas beligerantes. En una eventual negociación con el gobierno, Arteta sería el hombre encargado de manejar el radioteléfono con el cual se comunicaría libremente con sus compañeros.El otro hombre por quien las Farc exigirían su libertad es Raúl Suárez Hippos. Los organismos de inteligencia conocen poco de las actividades que adelantaba este hombre en el interior de la organización guerrillera. En septiembre de 1996 fue detenido por la Policía Nacional en una operación para liberar a un menor de edad y su madre, quienes habían sido secuestrados por el frente 54 de las Farc. Cuando las autoridades empezaron a investigar el prontuario de Raúl Suárez se llevaron una gran sorpresa: es el sobrino de Jorge Briceño Suárez, el Mono Jojoy, jefe militar de las Farc y comandante del bloque oriental de esa organización. Pero además de estos dos hombres existe un tercero que para el secretariado de las Farc es vital lograr su salida de la cárcel. Se trata de Jairo González Mora, alias 'Byron', capturado en marzo de 1997. El subversivo era integrante del estado mayor central de las Farc y según los informes de inteligencia coordinó la red urbana Antonio Nariño en Cundinamarca, que se dedicó a la extorsión de hacendados. González es considerado uno de los hombres de mayor confianza del Mono Jojoy y el principal estratega militar de los frentes que operan en los municipios aledaños a Bogotá. Pero no solamente estos hombres son vitales para las Farc. También están Ignacio González Perdomo, Ever Ortiz Ruiz, Daniel Pinto, Euclides Suárez Mahecha, Diego Alberto Gómez Cardona, Leonardo Velásquez García, Franklin Arbey Caicedo, Omar de Jesús Restrepo Correa y Fray Ricaurte Herrera, entre otros, quienes se encuentran hoy tras las rejas (ver fotos). A pesar de que hoy las Farc tienen la sartén por el mango, los juristas que conocen el tema aseguran que no va a ser nada fácil para ese grupo subversivo lograr el canje de los 200 soldados y policías que tienen en su poder por los hombres que están en la cárcel. Por la sencilla razón de que el intercambio de prisioneros solo se da cuando hay guerras entre Estados y precisamente ese no es el caso colombiano. El propio fiscal general, Alfonso Gómez Méndez, ha dejado en claro que, de acuerdo con la actual legislación colombiana, un intercambio de esta naturaleza no es procedente en una negociación de paz. Pero hay quienes defienden la teoría de que sí es posible el canje. Esa tesis es defendida, entre otros, por el congresista Antonio Navarro Wolff, quien señaló que podría existir esa posibilidad dentro de una negociación de paz. En otras palabras, se abriría el camino hacia una ley de amnistía. Sin embargo existirían algunos problemas de fondo para su aplicación, en el sentido de que los guerrilleros de las Farc que hoy se encuentran detenidos también están procesados por delitos conexos como el secuestro, masacres y genocidios. Navarro considera que la ley de amnistía, que tendría que ser aprobada por el Congreso, tendría que contemplar un capítulo sobre sindicados no condenados, es decir, personas detenidas e investigadas por la Fiscalía. Y esta ley de amnistía se comenzaría a tener en cuenta solamente una vez las Farc planteen el tema de frente en una mesa de negociaciones. Para quienes se oponen abiertamente al canje de soldados por guerrilleros, su argumento se basa en que el gobierno no puede unilateralmente acceder a una exigencia de las Farc. En primer lugar porque no existe ninguna legislación que reglamente este tipo de casos. Ni siquiera está contemplada en el derecho internacional humanitario. Otro de los argumentos que exponen los opositores del canje es que la Fiscalía no concede indultos. Como máximo puede tramitar salvoconductos y suspender transitoriamente órdenes de captura a quienes sean delegados de las Farc para una eventual negociación de paz. Hasta ahora las Farc habían logrado mantener con un bajo perfil a sus 735 detenidos. Pero al plantear el canje por los soldados quedó al descubierto que esta agrupación subversiva tiene hombres claves tras las rejas y que están dispuestas a ir hasta las últimas consecuencias para lograr su liberación. Con todo, es claro que con 200 soldados y policías retenidos, las Farc pueden aspirar a mucho. Y también es cierto que un gobierno bajo presión también puede ceder mucho.