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Los 147 presos millonarios que hacen lo que se les da la gana en las cárceles del país

SEMANA conoció un informe en poder de la Policía que revela cómo un grupo de poderosos delincuentes controla desde las cárceles la criminalidad del país. El Inpec trabaja con la Embajada de Estados Unidos para crear un superpabellón de seguridad.

5 de marzo de 2022
Ni la detención en el pabellón del alta seguridad de La Picota ha sido suficiente para controlar a estos delincuentes, que usan su poder y sus millones para seguir delinquiendo tras las rejas. El plan es construir una edificación al estilo de los penales de Estados Unidos.
Ni la detención en el pabellón del alta seguridad de La Picota ha sido suficiente para controlar a estos delincuentes, que usan su poder y sus millones para seguir delinquiendo tras las rejas. El plan es construir una edificación al estilo de los penales de Estados Unidos. | Foto: león darío peláez-semana

Un listado de 147 peligrosos delincuentes salió luego de un riguroso análisis que hizo la Policía con apoyo de autoridades estadounidenses. Se trata de cabecillas de las peores organizaciones criminales que afectan la seguridad del país, lo sorprendente es que todos están privados de la libertad.

Desde las cárceles, y gracias al poder económico que ostentan, son los encargados de controlar todo tipo de actividades ilegales y que van desde el robo de celulares hasta el envío de cocaína a Asia.

La Dijín de la Policía tiene interceptaciones, declaraciones y las pruebas que muestran y advierten el nivel de riesgo que representan estos cabecillas para la tranquilidad de las ciudades. Es claro que desde sus celdas mantienen el poder y el control de cuanta actividad criminal se ejecuta en las calles.

“Entre estos delincuentes están alias Carne Rancia y alias Pipe, cabecillas del Clan del Golfo; alias Caregallo, de la banda los Costeños, y otros peligrosos delincuentes que tienen las organizaciones criminales en cada ciudad, reciben dinero y mantienen el control a través del homicidio”, señaló una fuente de la Policía.

Los datos, nombres, alias y peligrosidad fueron puestos en conocimiento de la Fiscalía, no solo para hacer nuevas imputaciones, sino también para obtener medidas de aseguramiento y evitar que queden en libertad. El problema es que tras las rejas incrementaron los hurtos, los homicidios, las extorsiones y el tráfico. La solución es radicalmente diferente a tenerlos privarlos de la libertad.

Luego de esa radiografía del crimen tras las rejas, la Policía y la Fiscalía coordinaron con el Inpec para frenar el descaro criminal de estos cabecillas, responsables del asesinato de guardianes de custodia y policías que se atravesaron en sus intereses o los obligaron a cumplir con las condiciones de reclusión, de ahí el temor que existe en el personal de vigilancia en las cárceles.

De la reunión con el Inpec surgió una propuesta que acompaña la Embajada de los Estados Unidos: la creación de un superpabellón de alta seguridad, una reproducción de las cárceles de máxima seguridad que tiene ese país, con controles, tecnología y vigilancia del Grupo de Operaciones Especiales (Grope), del Inpec, que harían sentir a los privados de la libertad en una cárcel federal.

El superpabellón de alta seguridad se edificará sobre las estructuras de un pabellón existente en la cárcel La Picota, pero mientras arranca este megaproyecto de infraestructura penitenciaria, los 147 cabecillas que tienen a las autoridades con los pelos de punta ya empezaron a ser trasladados a cárceles con altos niveles de seguridad y que son custodiadas por el Grope.

Al menos 34 de esos presos “intocables” se convirtieron en huéspedes de un pabellón en la cárcel de máxima seguridad de Ibagué y su vigilancia hace parte de una estrategia anticorrupción que lidera el Inpec con su grupo de operaciones especiales, que, entre otras cosas, recibe un entrenamiento diferente y sus miembros son seleccionados tras un riguroso examen.