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Los asesinos practicaron ritos de santería para ir a matar al fiscal antimafia Marcelo Pecci: estas son las pruebas desconocidas de la investigación
SEMANA revela los avances de las investigaciones que dan pistas sobre los mafiosos autores intelectuales del crimen del fiscal Pecci. En ellas están el Tren de Aragua y los ritos de santería de los asesinos.
El asesinato a sangre fría del fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci, en la ciudad de Cartagena, tiene avances importantes. Aunque cinco de los autores materiales ya están tras las rejas, la investigación se centra en quiénes están detrás del crimen y pagaron por su ejecución. SEMANA conoció que las autoridades, que están trabajando conjuntamente con la DEA, alistan nuevas órdenes de captura relacionadas con poderosos carteles de la mafia de Colombia, Brasil y especialmente de Paraguay y Uruguay.
De forma sigilosa y en voz baja, los equipos élite de investigación han venido develando el aparato criminal detrás del homicidio y están hablando con nombre propio. En el radar de las autoridades aparece el nombre del uruguayo Sebastián Marset, prófugo de la justicia, líder de una organización dedicada al narcotráfico y al lavado de activos en Paraguay, muy cercano al negocio del fútbol, y que extiende sus tentáculos en Suramérica.
A esto se suman las relaciones con otro poderoso cartel de la mafia paraguaya conocido como los Insfrán. Esta red, que se extendió a Brasil y a Colombia involucrándose en negocios de narcotráfico, ha sido golpeada duramente y de ahí han salido contundentes pistas, incluso desde antes de que se diera el asesinato de Pecci.
Por eso el fiscal paraguayo era un objetivo de alto valor para los criminales. Como se sabe, Pecci había encabezado la más importante operación contra el narcotráfico en su país llamada Al Ultranza Py, en la que se logró la captura de Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, y su hermano José Insfrán, un supuesto pastor que lideraba uno de los clanes más fuertes del narcotráfico en Paraguay.
Las autoridades ya tienen nombres claros de otros narcos, incluso colombianos, que se mantienen bajo reserva. Están apareciendo con más fuerza luego del anuncio del pago de una jugosa recompensa de cinco millones de dólares para quien entregue información. Se ha confirmado que el plan inicial era cometer el asesinato en Paraguay, pero los criminales se dieron cuenta de las intenciones de Pecci de viajar a Colombia, buscaron a sus aliados nacionales para de paso desviar la investigación, buscando evitar que los radares de las autoridades apuntaran al crimen organizado en ese país. A pesar de que los Insfrán están en la mira de las autoridades, aún no hay un proceso formal en su contra.
Los rastros del Tren de Aragua
Las pistas arrojaron un nuevo ingrediente: el sexto autor material del crimen, quien logró huir hacia Venezuela y cuyo origen es ese país. Gabriel Carlos Ruiz Salinas estaría estrechamente ligado a la sangrienta y temida organización delincuencial que ha venido sembrando el terror en Colombia, el Tren de Aragua.
A pesar de que los capturados no han dado mayores pistas, el fantasma de la extradición ya los está rondando, pues es claro que la DEA está completamente involucrada y articulada en la investigación. ¿Hasta dónde el temido Tren de Aragua habría tenido participación en la logística, seguimientos, reclutamiento de los sicarios y ejecución del crimen? Es un hecho, así lo revelan las imágenes de seguridad y los testimonios. Ruiz Salinas era quien manejaba la moto acuática desde donde descendió el sicario que mató al fiscal con tres tiros de calibre 9 milímetros, y emprendieron la huida.
Así lo dejan claro dos testimonios que entregaron a la Fiscalía, el vigilante y el salvavidas que estaban en la playa de Barú, cuando fue asesinado Pecci. Reconocieron a los criminales, incluso el celador cuenta que es un milagro que esté vivo, pues el sicario, en su huida, le disparó en dos ocasiones, pero no lo impactó.
“El que iba detrás de la moto, se baja, hace como si fuera un turista normal, levanta la vista hacia donde están unos huéspedes. Yo me voy hacia la moto para hacerle la observación de que debía salir de ese lugar, en eso sale corriendo hacia donde están unos huéspedes, sacó una pistola de color negro y le propinó tres disparos en la parte de atrás de la cabeza. Luego este sujeto da la vuelta hacia donde está la moto acuática, es cuando me ve a mí y me realiza dos disparos corriendo, pero no me alcanzó a dar. Como no estoy armado, corrí hacia la parte de atrás del restaurante, enseguida comencé a llamar por radio solicitando apoyo. La moto acuática con estos sujetos iba con rumbo a Playa Blanca”, señala el testimonio en poder de SEMANA.
La otra declaración, del salvavidas, coincide en su totalidad. “El que iba de parrillero se bajó, se dirigió hacia donde se encontraba el huésped, que en ese momento estaba de espaldas a la playa, en el camino sacó un arma de la pretina ocasionándole tres disparos en la parte baja de la cabeza, el huésped cayó muerto en la arena. El que disparó corrió hacia la moto y en la carrera nos realizó dos disparos. La moto arrancó, pero el parrillero no alcanzó a montarse en la silla, sino que se agarró de la moto y se dejó llevar saliendo con rumbo a Playa Blanca”.
El abogado penalista Francisco Bernate, apoderado de las víctimas en Colombia, aseguró: “Confío en el trabajo de la Fiscalía, que ha puesto lo mejor de su capacidad técnica y talento humano. Lamento que las audiencias se hayan suspendido en dos oportunidades por petición de la defensa y espero que pueda determinarse quiénes son todos los responsables”.
Brujería en caso Pecci
A medida que avanza el juicio en Colombia, se conocen nuevos detalles de esta oficina de sicarios que fue contratada para ejecutar el homicidio. No solo están los vínculos con el Tren de Aragua. Hay un detalle muy particular: los sicarios se amparaban en brujería buscando protección del más allá. En medio de las investigaciones y el recaudo de pruebas, llamaron poderosamente la atención elementos encontrados en uno de los apartamentos en donde fueron capturados los sicarios en Medellín. Se trata de un altar de santería cubana con figuras de caras conocidas como “eleggua”, que estaban sobre dos platos con tres manzanas y alimentos a modo de ofrenda. Junto a ellos una vasija de barro con restos de animales sacrificados con un cuchillo, para buscar protección y lograr prosperidad.
En la otra vasija de barro se ve un carro de juguete, invocando a los espíritus, para que la huida fuera exitosa. Lo que se conoce es que después de cometido el crimen estuvieron encerrados en Medellín haciendo este ritual, incluso algunos de ellos portaban brazaletes de protección, que al final no funcionaron, pues hasta allá llegó la Policía.
Las autoridades avanzan con pasos ciertos en el esclarecimiento de los vínculos de esta oficina de sicarios, al parecer comandada por el Tren de Aragua, y los grandes carteles mafiosos que se articularon en Paraguay, Uruguay, Brasil y Colombia. Finalmente, la mira está puesta sobre las cabezas que ordenaron el asesinato, el anzuelo de los cinco millones de dólares por información ha dado resultado, y se vienen nuevas capturas.