ELECCIONES 2018
'Hermanos' de sangre, el pasado liberal de cinco candidatos a la presidencia
El Liberal es el único partido tradicional que tiene candidato presidencial, y aunque no marcha en los primeros lugares de las encuestas, en la contienda hay otros cuatro aspirantes que también ondearon el trapo rojo. Hoy quieren la presidencia, pero con otra camiseta.
"Vamos compañeros, tras de la victoria, la bandera roja y el alto ideal. Que no hay mayor honra que sentirse libre, ni más grande orgullo que ser liberal". Es la letra de una de las estrofas del himno del Partido Liberal, uno de los que más presidentes de la república ha tenido en la historia. Fracisco de Paula Santander, segundo presidente de la Gran Colombia, es considerado el primer liberal en la jefatura del gobierno. Pero desde la época repúblicana, los liberales han tenido 11 mandatarios, o 12, pues hay quienes incluyen a Juan Manuel Santos, que alguna vez fue jefe único del Liberalismo, pero que ganó las elecciones vistiendo otra camiseta, la de la U.
En esta elecciones, el Liberal es el único partido tradicional que tendrá candidato propio a la presidencia. Los conservadores, sus eternos rivales (en la teoría), afrontarán un nuevo debate electoral sin vocación de poder. No tienen candidato y seguramente se pegarán al arbol de mayor sombra. Humberto de la Calle es la carta de los liberales, está rezagadao en los puestos de mitad de tabla en las encuestas, pero eso no significa que quien llegue a la presidencia también lleve por las venas sangre liberal. Como pasó con Santos. El trapo rojo también lo han agitado varios de quienes ahora buscan un cupo para las elecciones del 27 de mayo.
Constituido oficialmente en el país en 1848, el partido del llamado ‘trapo rojo’ ha llevado a la Casa de Nariño 11 jefes de Estado desde el siglo XX, siendo el último de ellos Ernesto Samper (1994-1998). Después de eso, ha tenido candidatos en todas las contiendas, pero no han logrado reconquistar solos el poder; eso sí, en coalición han estado en casi todos los gobiernos posteriores.
Pareciera que esa estrofa que dice que no hay orgullo más grande que ser liberal, no sale a relucir a la hora de portar el carné. Y desde los tiempos del Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán, parece ser más efectivo buscar la presidencia por fuera de la casa roja, que dentro de ella.
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Para estas presidenciales del 2018 la ficha es De la Calle. No obstante, y sin contar a su fórmula presidencial, hay otros 4 aspirantes (3 de ellos ahora aspiran por firmas) que comenzaron sus carreras en las toldas rojas y, por diversas razones -especialmente electorales-, decidieron abandonar estas filas y buscar su futuro en otras colectividades.
El más reconocido es Germán Vargas Lleras, quien no solo fue un militante de carné liberal de forma ininterrumpida desde 1988 hasta el 2002, sino que fue secretario general del partido en los comienzos de su carrera. El ahora candidato por firmas y líder natural de Cambio Radical es, además, nieto del expresidente liberal Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), con quien conoció por primera vez la Casa de Nariño siendo un niño.
En 1981, avalado por el Nuevo Liberalismo (el movimiento del inmolado Luis Carlos Galán Sarmiento), llegó al Concejo de Bojacá (Cundinamarca). Pero en 1990, casi un año después del asesinato del jefe de esta fracción liberal, hizo gala de su recién recuperado carné de militancia oficialista liberal y se hizo elegir en el Concejo de Bogotá.
En 1994 llegó al Senado, también agitando ‘el trapo rojo’, hasta que en 1998 se volvió a reelegir por tercera vez, pero a nombre de la disidencia conocida como Movimiento Colombia Siempre y que posteriormente sirvió de base para lo que hoy es Cambio Radical. Para el 2002, ya había renunciado al liberalismo y se alió con Álvaro Uribe, otro disidente de la colectividad roja. Desde aquí su historia ha sido de amores y odios con este partido.
El otro aspirante por firmas que también agitó ‘el trapo rojo’ es Carlos Caicedo Omar. Su trayectoria política ha estado ligada a la izquierda, desde una breve militancia en una fracción del ELN, aspiraciones por la Unión Patriótica y hasta la conformación de su propio movimiento, Fuerza Ciudadana. Sin embargo, en el 2011 fue elegido Alcalde de Santa Marta -el principal logró electoral que ha obtenido- con el aval del Partido Liberal. Claro que con el fin de su mandato, también se acabó la vigencia del carné liberal.
La exsenadora Piedad Córdoba también fue por muchos años una liberal de pura sepa. Se hizo elegir concejal de Medellín a nombre del Partido Liberal en 1988, y tras varios acontecimientos salta a la Cámara para ocupar en esta ala del Legislativo una curul entre 1992 y 1994.
Córdoba, ligada a la corriente de la socialdemocracia que hay en ese partido y cuyo líder es el expresidente Samper, en 1994 llega al Senado de la República y se mantiene en su curul hasta el 2010, cuando sale destituida -y años después restituida- por una supuesta relación con las Farc.
Tras 16 años de liberalismo puro en el Senado, Piedad Córdoba no solo sale del Capitolio, sino también de la colectividad. Conforma su movimiento Poder Ciudadano, muy ligado a temas de paz y posconflicto. Recientemente le preguntaron por la colectividad y respondió que, entre sonrisas, “por allá hace rato que no voy”.
La aún senadora Viviane Morales también hace parte de este abanico de ahora exliberales. Si bien su trayectoria pública ha estado especialmente ligada a los movimientos cristianos, religión que profesa, igualmente ha estado ligada a la colectividad roja.
En el periodo de 1994 a 1998 fue elegida representante a la Cámara (ya había estado aquí por un movimiento cristiano) por el Partido Liberal por 11.447 votos. En este periodo se le recuerda por lograr ante las altas cortes la inviolabilidad del voto parlamentario, luego de haber sido parte de los 108 representantes que en su momento absolvieron a Samper del escándalo del proceso 8.000.
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Luego pasó por diversos cargos, incluyendo el de Fiscal General, pero en 2014 regresó a las toldas rojas para ocupar una curul en el Senado que logró con 53.838 votos. De hecho, comenzando este 2018, renunció a su militancia liberal -en un proceso cargado de mucha polémica- para poder aspirar a la Presidencia por la ASI.
Y el abanico ya lo cierran quienes conforman la actual fórmula del Partido Liberal: Humberto de la Calle, candidato a la presidencia, y Clara López, la llave vicepresidencial. Al exjefe negociador solo se le conoce la camiseta roja desde la Constituyente de 1991 y la presidencia de César Gaviria (1990-1994), actual jefe de la colectividad. Sin embargo, ha pasado por todos los gobiernos, fue vicepresiden te de Samper, ministro del conservador Andrés Pastrana, asesor en en el proyecto de reelección presidencial de Álvaro Uribe, negociador de paz de Santos.
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Y López, por su parte, ocupó la secretaría económica de la Presidencia durante el Gobierno de su tío Alfonso López Michelsen (1974-1978), otro liberal de pura sepa. Luego, pasó a la vida electoral de la mano del Nuevo Liberalismo, una época en la que compartido tendencia ideológica con Vargas Lleras. Con este movimiento fue concejal de Bogotá y Contralora, pero luego saltó a la izquierda para militar en la Unión Patriótica, el Polo Democrático, ser Ministra de Trabajo en el segundo mandato de Juan Manuel Santos y ahora regresar al liberalismo como fórmula de De la Calle.
El Partido Liberal es uno de los partidos tradicionales del país, ha tenido momentos de gloria y otros más recientes de frustraciones, pero siempre ha tenido militantes para permanecer vigente en el panorama electoral. Ahora, como lo reconocen sus directivos y sin estas figuras en sus toldas, están enfocados en no reducir sus representación parlamentaria.