POLÍTICA
Duque y Uribe, 50 días de desencuentros
La consulta anticorrupción, el salario mínimo y la reforma a la justicia son algunas diferencias que mantiene el presidente con el jefe de su partido político. Las posturas contrarias, sin embargo, se interpretan como una estrategia de doble discurso, más que como una fractura entre ambos líderes.
Hace 50 días, cuando Iván Duque se posesionó en la presidencia de la república, el imaginario que dominaba la opinión pública era que Álvaro Uribe iba a ser el poder detrás del poder. Más que criticas al joven presidente, a Duque lo rondaba la idea de que podría ser el ‘títere‘ del expresidente. Aunque desde su desempeño como senador, muchos reconocían el talento del nuevo mandatario, se dudaba de su autonomía frente a Uribe. No en vano el senador jefe del Centro Democrático había sido su mentor, y en buena medida, quien lo catapultó a la Casa de Nariño.
Pero desde el 7 de agosto a Iván Duque se le han contabilizado varias posturas que parecen contrarias a las de Álvaro Uribe. No había cumplido el primer mes de gobierno cuando ambos parecieron estar en orillas opuestas frente a la consulta anticorrupción. Ahí empezaron los desencuentros.
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Uribe, que en el Senado había votado a favor de la consulta anticorrupción, cambió de posición cuando esta llegó a las urnas. Públicamente le dijo no a la convocatoria que el Centro Democrático había apoyado en plena campaña política. Decirle no a la consulta antes de la primera vuelta sería contraproducente y le hubiera pasado factura a la candidatura de Duque. Pero pasadas las elecciones se libró de ese compromiso.
Duque parecía adoptar la misma línea. En su discurso de posesión del 7 de agosto no hizo mención alguna a la consulta.
Duque parecía adoptar la misma línea. En su discurso de posesión del 7 de agosto no hizo mención alguna a la consulta, a pesar de que en sus días de candidato le había pedido a sus compañeros del Centro Democrático aprobarla en el Senado. Lo que anunció fue un paquete de proyectos para combatir la corrupción que presentaría en el Congreso, mensaje que fue saludado por sus copartidarios pues se entendió como una postura en contra de la consulta anticorrupción.
Un elemento adicional generó malestar entre los promotoras de la consulta. Un video revelado por Noticias Uno mostró al ex presidente Uribe celebrando que Duque no mencionara esta iniciativa ese 7 de agosto. En la reunión, la senadora Paloma Valencia ya dejaba ver el malestar que se vivía en esas toldas. "Como dice la señora vicepresidenta: una cosa es el gobierno y otra el Centro Democrático", decía entre risas. Después, el ex presidente Uribe dice "siquiera el presidente Duque no mencionó a la consulta anticorrupción".
El malestar del uribismo con la consulta dejó a Duque en una posición díficil. Como Claudia López y los demás promotores de la consulta salieron a cuestionarlo, el presidente Duque no tuvo otro camino que comprometerse con ella. El domingo 26 de agosto, el presidente salió a votar la consulta, mientras su mentor Uribe permaneció en su casa de Rionegro sin asomarse a las urnas, y desplegando una andanada de trinos.
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La postura de Uribe frente a la consulta era entendible desde el punto de vista político, en cuanto era promovida por la exsenadora Claudia López, una de sus más duras contradictoras, y quien en su paso por el Senado no tuvo pelos en la lengua para descalificar al expresidente, incluso con duros agravios que terminaron por trazar diferencias irreconciliables.
Duque, a pesar de haberse comprometido a combatir la corrupción, no podría dar el mensaje de oponerse a la iniciativa popular, y haber adoptado la misma posición que Uribe también hubiera podido ser perjudicial en su primer mes de gobierno.
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Cuatro días después de la consulta, el 30 de agosto, Iván Duque convocó a todos los partidos con representación en el Congreso a la primera cumbre política contra la corrupción. El presidente no vetó a ningún sector, por el contrario fue anfitrión de Rodrigo Londoño ‘Timochenko’, jefe del partido Farc, y del senador Julián Gallo (Carlos Antonio Losada). Todo a pesar de que el uribismo se había rasgado las vestiduras por el hecho que los antiguos guerrilleros llegaran al Capitolio como congresistas.
La presencia de Rodrigo Londoño en la Casa de Nariño fue otro mensaje que marcó distancia entre el presidente y Álvaro Uribe. Foto: SEMANA.
Después de la firma del acuerdo de paz, hace dos años, Timochenko le había enviado cartas a Álvaro Uribe para que se reunieran. Nunca sucedió. Iván Duque, el que fuera candidato de Uribe, lo hizo apenas 23 días después de su posesión presidencial. En menos de cuatro días, estos dos hechos parecieron advertir que se desmarcaría del expresidente: el voto en la consulta anticorrupción y la reunión con el jefe de la Farc en la Casa de Nariño.
Timochenko le había enviado cartas a Álvaro Uribe para que se reunieran. Nunca sucedió. Iván Duque, el que fuera candidato de Uribe, lo hizo apenas 23 días después de su posesión presidencial.
Antes ya se había registrado un desencuentro entre el gobierno Duque y Álvaro Uribe. Después de que el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla anunciara una reforma tributaria que gravaría con el impuesto de IVA a la canasta familiar, el senador del Centro Democrático presentó un proyecto de ley que parecía ir en contra de la nueva postura del Ejecutivo.
Al recordar que su partido había propuesto un Estado austero y transparente y menos impuestos para los colombianos, propuso en el Senado una iniciativa para aumentar de forma extraordinaria el salario mínimo.
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Aunque a primera vista podría entenderse como una posición contraria a la del gobierno, el contexto que rodeó la propuesta fue asumido como un salvavidas de Uribe al presidente Duque, a quien le venían recordando que en campaña se había comprometido a no imponer más impuestos y había rechazado la posibilidad del IVA a los productos básicos de la canasta familiar.
Escuche el podcast de SEMANA con el análisis de la propuesta de incluir IVA en los productos de la Canasta Familiar
Escucha"Aumento del IVA en la canasta familiar: ¿Por qué sí y por qué no?" en Spreaker.
Otro de los desencuentros se produjo en la elección de contralor general. Ha sido tradición que el presidente haga un guiño a favor de algún candidato, y para esa elección Uribe respaldaba a José Félix Lafaurie. Se creía que el partido de gobierno recibiría el respaldo del presidente, pero eso nunca sucedió. Y como Duque prefirió mantenerse al margen, el uribismo perdió frente a los partidos de la antigua Unidad Nacional que eligieron a Carlos Felipe Córdoba. Paradójicamente, el hecho de que Duque no haya inclinado la balanza en esta elección, fue acogido por el uribismo para matizar la derrota.
Escuche el podcast sobre la derrota del uribismo en la elección de contralor
Escucha"Conservadores abandonan a Uribe; Felipe Córdoba virtual contralor" en Spreaker.
El más reciente desencuentro se registró este martes. Mientras Duque se encontraba en Estados Unidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Uribe y la senadora Paloma Valencia radicaron en el Senado un proyecto de reforma a la Justicia.
Una iniciativa que el gobierno Duque ya había presentado en el Congreso. El pasado 13 de septiembre, las ministras del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, y de Justicia, Gloria María Borrero, radicaron el proyecto sin proponer la eliminación de las cortes y la creación de la corte única, que el propio Duque había expuesto en sus días de candidato presidencial.
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En campaña, esa propuesta le había generado a Duque sus mayores desencuentros. En los debates presidenciales al ahora presidente lo acusaron de querer acabar con la tutela y con jurisdicción especial de paz por la derecha. El entonces candidato defendía ese modelo con argumentos diferentes. Aseguró que solo pretendía abrir un debate que le parecía necesario pues 146 de 195 países de Naciones Unidas tienen corte única, entre ellos los 14 países con mejor desempeño en el índice de imperio de la ley. La propuesta cayó tan mal que Duque, en un encuentro con las altas cortes, aclaró que era una idea en borrador y agregó que no era parte de sus propuestas fundamentales.
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Una vez en el gobierno Duque cumplió esa promesa, y por cuenta de esto el uribismo se vio obligado a presentar su propio proyecto. Y aunque el hecho se interpretó como un nuevo desencuentro, el propio Uribe lo negó: “El presiente Duque hablaba de ella como una de las opciones. No la única propuesta de reforma a la justicia, sino como una de las opciones (…) Nuestra prioridad será que el presidente Duque pueda sacar una buena reforma a la justicia del Congreso”.
La propuesta de la corte única parece un punto de honor para Uribe y su partido. Aunque nadie lo dice públicamente, la propuesta se cruza con el proceso contra el expresidente por falsos testigos (por el cual fue citado a indagatoria), y cuando se conocieron las interceptaciones que, por supuestamente por error, adelantó la Corte Suprema al teléfono personal de Uribe.
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Como el proyecto de Paloma Valencia, que Uribe respaldó con su firma, podría entenderse como un intento de debilitar la Corte Suprema, para el presidente Duque le resultaría poco favorable apoyar una iniciativa de esta naturaleza, entre otros por las repercusiones que podría tener sus relaciones con la cúpula del poder judicial. Por eso, el gobierno, a través de la ministra de Justicia, se declaró en contra de esta idea.
El jueves en la mañana, sin embargo, Uribe publicó otro trino para dejar claro que no estaba en desacuerdo con la propuesta de Duuqe. "Apoyaremos la Reforma a la Justicia del Gobierno, entendemos que no saldrá la magnífica idea de la senadora Paloma Valencia para que haya una sola Corte, pero seguiremos proponiendo la reflexión pública porque los partidos no se pueden agotar”.
Con todo y sus matices, estos desencuentros podrían interpretarse como el desmarque de Duque frente a Uribe, incluso recuerdan aquellos con los que Juan Manuel Santos empezó a marcar distancia de quien fuera su antecesor.
Como se recordará, en el año 2010, Santos en sus primeros días de gobierno recompuso las relaciones con las altas cortes y con la vecina Venezuela. Dos días después de su posesión se reunió con Hugo Chávez en Santa Marta, y hasta lo calificó como su nuevo mejor amigo. Antes los nombramientos de Juan Camilo Restrepo en el ministerio de Agricultura y el de Germán Vargas Lleras en el ministerio del Interior habían generado malestar en Uribe. Pero el rompimiento definitivo se produjo meses después cuando la ley de víctimas reconoció en Colombia la existencia de un conflicto armado y no de una amenaza terrorista como era la tesis del presidente de la Seguridad Democrática.
Como se recordará, en el año 2010, Santos en sus primeros días de gobierno recompuso las relaciones con las altas cortes y con la vecina Venezuela. Dos días después de su posesión se reunió con Hugo Chávez en Santa Marta, y hasta lo calificó como su nuevo mejor amigo.
Sin embargo no significa que los desencuentros entre Duque y Uribe se traduzcan en un rompimiento. Por el contrario, en el Congreso lo que se interpreta es que hay un doble discurso, una especie de estrategia política. Mientras sus ministros y su partido generan controversia con sus declaraciones y propuestas, el presidente se mantiene al margen para no comprometer su capital frente a la opinión pública.
Por el contrario, en el Congreso lo que se interpreta es que hay un doble discurso, una especie de estrategia política.
En todo caso, en los 50 días que Duque lleva en la Casa de Nariño, son más las expresiones de autonomía que de sumisión frente a Álvaro Uribe.