ORDEN PÚBLICO

Así cayó Euclides Mora, el número dos de la disidencia de las Farc

Alfonso Lizcano Gualdron era el segundo al mando de la disidencia de las FARC y la mano derecha de Gentil Duarte. Fue abatido después de reunirse con Rodrigo Cadete, el hombre que se fugó de La Habana para unirse al crimen organizado.

28 de septiembre de 2017
Policía Nacional | Foto: Policía Nacional

Eran casi las 3 de la tarde cuando los comandos especiales de las fuerzas militares se encontraron de frente con el anillo de seguridad de Euclides Mora. A pesar de encontrarse en inferioridad numérica, los agentes abrieron fuego y una lluvia de balas rompió la calma de la selva del Guaviare. Al poco tiempo se supo que el segundo al mando de la principal disidencia de las Farc había caído muerto en el lugar, mientras que los soldados tuvieron que auxiliar a uno de sus escoltas que resultó herido y prefirió rendirse. Desde la vereda Itilla, ubicada en el municipio de Calamar, despegó un helicóptero con el hombre lesionado a  bordo.

En su cuenta de Twitter, el presidente Juan Manuel Santos trinó: "entréguense, de lo contrario les espera la cárcel o la tumba". No era para menos, en 30 días cayeron abatidos el segundo cabecilla del Clan del Golfo, alias Gavilán y a la mano derecha del Gentil Duarte, Luis Alfonso Lizcano Gualdron, mejor conocido como Euclides Mora.

Como suele suceder en estos casos, todo comenzó con una delación.

Yilder Alejandro herrera Calvo ha sido el hombre encargado de realizar los peores trabajos para la disidencia del frente séptimo de las Farc al mando de Gentil Duarte. Era el que tenía la orden de torturar y ejecutar a los que no pagaran las extorsiones exigidas por el grupo criminal, así como de reclutar menores en los municipios de la Macarena y Vistahermosa, en el Meta.

Esa sevicia fue la que lo perdió, después de que la fiscalía 50 antiterrorismo y la Dijin lo cercaran tras los descuartizamientos particularmente atroces de dos presuntos narcotraficantes que no quisieron pagar el "impuesto" sobre la droga de un cargamento.

Ante la imposibilidad de desmovilizarse, ‘Yin‘ se acogió a la figura de sometimiento y sus declaraciones fueron las que ayudaron a establecer con precisión la posición de Euclides Mora en las interminables selvas del Guaviare.

Los servicios de inteligencia de la policía y del ejército confirmaron la versión entregada por Yin con las que recolectaron durante seis meses de sus propios informantes y pudieron corroborar la veracidad de los hechos que dieron paso a la operación Victoria XVIII.

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En ese momento se conoció que Mora se encontraba en la vereda de Intilla porque acordó una reunión con alias Rodrigo Cadete, el vocero de las FARC que se fugó hace unas semanas para unirse a la disidencia y expandirla en Neiva, Arauca y el Caquetá, además de recuperar información de primera mano sobre los planes de las fuerzas públicas discutidos en La Habana para acabar con sus estructuras residuales.

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La indisciplina en las fuerzas de Cadete -varios de sus hombres usaron celulares y no cubrieron correctamente sus movimientos-, así como la información de una agente encubierta infiltrada en su grupo, fueron claves para acabar con Euclides Mora.

De acuerdo con lo que explican fuentes de inteligencia, hace tiempo que tenían claro el perfil de Alfonso Lizcano Gualdron y su papel en el corredor de drogas que están tratando de establecer las disidencias de las FARC desde los llanos hasta las fronteras de Brasil y Venezuela.

Lo siguieron por lo menos desde 1990, cuando era integrante del bloque oriental y sabían que bajo la fachada de operar políticamente, era el encargado de supervisar la cadena de narcotráfico, desde la colecta de las hojas de coca hasta las alianzas con narcotraficantes regionales e internacionales, bajo las órdenes de Gentil Duarte.

Con su muerte, la estructura residual derivada del frente 7 de las FARC (que a su vez agrupó al 7 y al 62) se queda sin su mando operativo y pierde conocimientos tanto en el manejo de la cadena de narcotráfico como en su relación con los frentes de John Cuarenta, Giovanny Chuspas y Julián Choll. A través de esa operación, el gobierno trata de frenar la estructuración de un frente común de disidentes de las FARC que podría convertirse en un verdadero enemigo si logra llegar a sus fines.

Por eso es que el director general de la Policía Nacional, Jorge Hernando Nieto, saludó la operación que todavía sigue su curso en el Guaviare tan rotundamente. "La impecable coordinación entre las Fuerzas Militares y la Policía Nacional de todos los colombianos, no solo en materia de inteligencia sino en la fase de ejecución operacional, fue determinante para el exitoso resultado de este golpe que es, sin duda, el más contundente que ha efectuado la fuerza pública contra el crimen organizado residual", dijo.