Justicia
Los intocables: la banda que escondía droga en sillas de ruedas y ventas de dulces en Bogotá
Los investigadores de la Policía Nacional señalaron que sus integrantes son de nacionalidad venezolana.
Los miembros de la organización Los intocables encontraron en la bondad de la comunidad la mejor fachada para delinquir. Mientras cientos de transeúntes que caminaban por las calles del centro histórico y turístico de Bogotá se solidarizaban con familias enteras que vendían dulces en chazas o silla de ruedas, ellos en realidad escondían estupefacientes que vendían a mínimo 2.000 pesos la dosis.
En el parque Santander un hombre que se trasladaba de lado a lado en su silla de ruedas, con un paquete de chupetas rosadas en medio de las piernas, acompañado siempre por su esposa, se convirtió en el primer sospechoso de las autoridades.
Tras varias horas de análisis de videos que investigadores de la Dirección de Protección y Servicios Especiales observaron, lograron identificar que él en realidad era el cabecilla de la banda de microtráfico.
Se hicieron llamar Los intocables considerando que su coartada sería efectiva para que la Policía no los detectara.
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En la estrategia delincuencial que utilizaban estaba el salir al parque con la familia, incluso niños y adultos mayores para generar la sensación de que estaban en un plan de esparcimiento, mientras en realidad se conformaba una red. Incluso en algunas oportunidades se hacían al lado de personas que cumplieran con esas características para camuflarse entre ellos.
Otra de las características de Los intocables era hacerse pasar como personas vulnerables que no generaban ningún tipo de riesgo, sino que por el contrario despertaban compasión, razón por la cual consideraban que las autoridades nunca llegarían a ellos.
Y una tercera razón para hacerle honor a su nombre era por su nacionalidad pues consideraban que por ser extranjeros sería más difícil su judicialización. Sin embargo, su plan se derrumbó con el plan de intervención en Bogotá que pretende desenmascarar a las organizaciones criminales.
Para el desarrollo de esta operación se hizo necesario adelantar vigilancias, entrevistas y contar con la participación de policías encubiertos, quienes en seis meses lograron reunir suficiente material probatorio para determinar que esta estructura delincuencial tenía como medio de financiación el tráfico de sustancias estupefacientes en menores cantidades y el hurto.
En el golpe contra Los intocables hubo dos diligencias de allanamiento y registro en predios ubicados en la localidad de Santa Fe, donde se logró materializar la captura de los ocho requeridos, entre los que se encuentra una mujer y el cabecilla de la organización, alias Miguel, de nacionalidad venezolana.
Este hombre quien se movilizaba en silla de ruedas y utilizaba su grado de discapacidad no solo para la comercialización de estupefacientes, sino que también maquinaba la comisión de otros delitos como el hurto, con la ayuda de los demás miembros de la organización que servían como patinadores, quienes eran los encargados de informar la presencia de las autoridades en la zona, dijo el coronel Jhon Alzate, director de Protección y Servicios Especiales de la Policía Nacional.
Otros miembros de la banda son los llamados “púlpitos”, responsables de entregar la sustancia y camuflarla en los parques, además estos hombres identificaban, escogían a clientes y posibles víctimas de hurto.
Según las autoridades, los delincuentes tenían identificados los puntos de mayor presencia de extranjeros y visitantes: el Chorro de Quevedo, el Museo de Oro, el parque Santander, la Plazoleta del Rosario, museos de la zona, centros religiosos, universidades y calles emblemáticas del centro de la capital del país. Las entregas de las sustancias se hacían sin problemas.
Un juez les imputó los delitos de concierto para delinquir y tráfico, fabricación y/o porte de estupefacientes, además se adelantan investigaciones con el fin de poder determinar su posible participación en el uso de menores para la comisión de delitos. Todos tienen ya medida de aseguramiento en centro carcelario.