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JUSTICIA

Los motivos del juzgado para dejar a Yara Malo en libertad

Por considerar que la hija del magistrado Gustavo Malo no representa peligro para la sociedad ni para la investigación, la juez 72 con funciones de garantías le permitieron seguir defendiéndose en libertad.

6 de noviembre de 2017

Durante la medida de aseguramiento de Yara Malo que tuvo lugar en estos días en Paloquemao, hubo dos momentos álgidos. El primero, al inicio de la audiencia de este lunes, cuando la imputada se levantó de su asiento y salió del recinto lleno e periodistas y agentes del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) por el dolor de cabeza que le produjo la presión mediática -de acuerdo con los términos de su abogado-; y el segundo, cuando la juez 72 con función de Control de Garantías decidió rechazar la petición de la fiscalía de cobijar a Yara Malo con medida de aseguramiento intramural.

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En sintonía con el concepto emitido por la Procuraduría, la juez consideró que la fiscalía no había presentado los elementos materiales probatorios suficientes para evidenciar que Yara Malo representara un peligro para la víctima o fuera capaz de obstruir el buen desarrollo de la investigación en este momento.

Sin embargo, sí sentenció en su contra una prohibición de acercarse a Angélica Padilla, su presunta víctima, durante el desarrollo del proceso.

La génesis del caso

El caso de Yara Malo empezó el 20 de diciembre de 2016 cuando la hija del cuestionado magistrado Gustavo Malo, fue sorprendida en los pasillos del edificio Manuel Gaona de la fiscalía con el carnet de identidad de la agente del CTI Katia Elena Espitia Negrette, sin poder explicar su presencia en el lugar ni el motivo de su visita.

En ese momento inició la investigación del fiscal Daniel Cardona, quien reunió pruebas durante un año para presentar la hipótesis según la cual Yara Malo habría ido a ese lugar para extorsionar a la fiscal Angélica Padilla.

En su versión, Yara Malo habría sido la encargada de llevar a Padilla -su amiga de infancia- a un cargo en la fiscalía, y a cambio del puesto habría solicitado 20 por ciento de su salario. En el momento en el que solicitó ese pago y amenazó en chat con “mandarla al Chocó” si no obedecía, se habría configurado la extorsión.

“Era como una agencia de empleos que desde el exterior manejaba la nómina de la Fiscalía”, dijo Cardona.

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Sin embargo, el abogado de Yara Malo, Antonio González Navarro, también aprovechó la audiencia de medida de aseguramiento para presentar su teoría de los hechos, a pesar de los regaños de la juez.

En su versión de la historia, Yara Malo efectivamente recomendó a su amiga de infancia para un puesto en la fiscalía y esta, a modo de agradecimiento, se comprometió a pagar la publicidad de la empresa de productos cosméticos de Malo, Lypo Secret.

“Todos sabemos que en la fiscalía, en el 2009, sólo estaban 500 personas de carrera de 22.000 funcionarios, los otros estaban por palanca”, explicó. 

Pero el hecho de que Angélica Padilla la denunciara, pese a haberse comprometido voluntariamente a responder económicamente por el acuerdo, respondió -según él- a amenazas exteriores en contra de la fiscal que buscaron aprovechar el momento de debilidad del magistrado Malo para atacar a su hija.

Si bien ambos lados presentaron como pruebas chats recurrentes entre la acusada y su presunta víctima, todavía quedan numerosas zonas grises que esclarecer en el proceso que apenas arranca.

Primero, porque la justicia tendrá que decidir si realizar un pacto con un amigo de infancia para solicitar un porcentaje de su salario a cambio de una ‘palanca’ y exigirle ese pago es o no un acto de extorsión. Y luego porque el propio abogado dejó al aire la hipótesis de que personas cercanas a “una fiscalía seccional” estaban amenazando a Padilla para que se volteara en contra de su “benefactora”. En tanto que el fiscal trató de demostrar que Yara Malo había conformado un grupo de poder con varios sujetos que introdujo en entidades públicas para controlar el acceso a puestos y que permanecen allí a la fecha, incluyendo el ente acusador.

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De hecho, la decisión de la juez pareció sorprender al fiscal Cardona. En particular porque el funcionario demostró que Yara Malo se había reunido con Angélica Padilla en el centro comercial Colina después del episodio del Manuel Gaona para pedirle que cambiara su versión de los hechos. Y porque en los chats que mostró se mencionaron abiertamente los nombres de el antiguo juez 13 Romel Arevalo -quien luego saltó a la fiscalía de Cartagena-, de Carlos Bula Dumar -adjudicante del magistrado de Gustavo Malo- y de Osvaldo Madariaga- a quien el magistrado José Reyes Rodríguez aparentemente nombró como presunto intermediario entre el senador Musa Besaile y Gustavo Malo- como posibles fichas activas de Yara Malo.

Pero esos argumentos no convencieron a la juez ni al procurador, quien si bien afirmó que existía una inferencia razonable de culpabilidad en los hechos reprochados, consideró que no se había allegado los elementos probatorios para demostrar que Yara Malo todavía representaba un peligro para la víctima y la sociedad.

Por el momento, la hija del magistrado Gustavo Malo tendrá la oportunidad de defenderse en libertad del caso de extorsión agravada que le fue imputado, mientras se esclarecen los hechos que la tienen en el banquillo de acusados.