MEDIOAMBIENTE
Una década para cambiar la historia del río Bogotá
En 2030, el lastimado río de los muiscas será otro. La estampa de cloaca quedará atrás con las plantas de tratamiento Salitre y Canoas, megaobras que descontaminarán los vertimientos que recibe el afluente en su paso por la capital. Así avanza el renacer del alma de la sabana.
La carrera contrarreloj para salvar al río Bogotá entró en su fase definitiva. La sentencia histórica del Consejo de Estado puso a correr a 72 entidades para sacar del olvido al afluente sagrado de los muiscas, que solo en su paso por la capital recibe 690 toneladas diarias de carga contaminante, entre vertimientos, descargas tóxicas, basuras, arenas y grasas.
Un salvavidas cercano a los 6,5 billones de pesos servirá para hacer lo que muchos consideran imposible: convertir a una cloaca en un cuerpo de agua navegable, útil para la agricultura y en el que la biodiversidad mande la parada. Un río con cara de río, visto de frente por los 12 millones de personas que habitan en la cuenca.
El primer paso empezó en 2012, cuando la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) intervino 68 kilómetros de su tramo medio. Durante cuatro años, retroexcavadoras y dragas sacaron más de 8 millones de metros cúbicos de residuos del lecho, una carga menos que hizo fluir sus aguas y mermó un poco los olores.
El cauce quedó ampliado de 30 a 60 metros y la capacidad de transporte pasó de 100 a 200 metros cúbicos por segundo. “Para esta intervención adquirimos 198 predios y destinamos 230 hectáreas para humedales, meandros y zonas de amortiguación; 120.000 árboles nativos fueron sembrados”, dijo Aníbal Acosta, director del Fondo para las Inversiones Ambientales de la CAR.
Primer salvadidas del río Bogotá
La agonía del río Bogotá está concentrada entre Soacha y la capital, donde los tres ríos urbanos, Tunjuelo, Fucha y Salitre, lo ensucian con toda clase de desperdicios. El año pasado, le derramaron 118.561 toneladas de sólidos suspendidos totales.
Treinta por ciento de los vertimientos de la capital fluyen por el río Salitre, que recibe las descargas de 2,3 millones de habitantes del norte y centro. Cada segundo, al Bogotá le llegan 7 metros cúbicos de agua residual.
Con una inversión de 1,3 billones de pesos, la CAR decidió ampliar y optimizar la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) Salitre. Luego de tres años, la megaobra está ad portas de funcionar.
Fernando Sanabria, director general de la CAR, dijo que a finales de junio entrará en operación la primera fase. “Se iniciarán pruebas de la línea de agua, bombeo, pretratamiento y sedimentación primaria. Esperamos que en 2021 ya esté operando 100 por ciento”.
Salitre presenta un avance de 84,6 por ciento. Tratará con químicos 7 metros cúbicos por segundo de aguas residuales e impedirá que 450 toneladas de basura le lleguen al río Bogotá.
“Las obras estuvieron suspendidas en marzo por el aislamiento obligatorio del coronavirus. Sin embargo, desde el 22 de abril más de 180 operarios laboran confinados bajo un aislamiento inteligente para dar cumplimiento al cronograma establecido”, apuntó Sanabria.
Acosta indicó que Salitre hará un tratamiento secundario por desinfección, el cual arrojará aguas aptas para fines agropecuarios. “También aprovechará los lodos para producir energía con los gases”.
Canoas, obra decisiva para recuperar el río Bogotá
Setenta por ciento de los vertimientos que le llegan al río Bogotá en su tramo medio provienen de 7,3 millones de personas del sur de la ciudad y Soacha. Sin un salvavidas que subsane este impacto, Salitre sería en vano.
El año pasado se concretó el primer paso para construir la PTAR Canoas, cierre financiero de 4,5 billones de pesos por parte de la CAR, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y la Gobernación de Cundinamarca.
La EAAB adquirido un lote de 120 hectáreas en Soacha. Allí, Canoas tratará 16 metros cúbicos de agua residual por segundo y será la PTAR más grande de Colombia y la quinta de Latinoamérica.
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Canoas será licitada a finales de este año. “La obra cuenta con las vigencias económicas futuras aseguradas y entrará en operación hacia 2028, tratando 100 por ciento de las aguas residuales de Soacha y 70 por ciento de la capital”, dijo el director de la CAR.
Su funcionamiento dependerá de una estación elevadora, que recolectará los residuos grandes. Según Cristina Arango, gerente de la EAAB, la estación ha contado con una inversión de 372.000 millones de pesos y estará lista el año entrante. “Hemos construido varias obras de infraestructura de alcantarillado sanitario para recolectar y transportar las aguas servidas, un sistema de tuberías, túneles e interceptores que contribuyen con el saneamiento del río Bogotá a través de una inversión de 3,6 billones de pesos”.
Amaury Rodríguez, funcionario de la CAR, dijo que ya contrataron los diseños para el tratamiento secundario de Canoas: “Cuando estén listos, a finales de este año, se abrirá un proceso de adjudicación para la construcción. Todo apunta a que será una concesión”.
68 kilómetros del río Bogotá ya son navegables hoy. El retiro de 8 millones de metros cúbicos de basuras y residuos del lecho hizo fluir sus aguas y mermó los olores.
Pequeñas, pero necesarias
Desde 2004, a través de convenios con las alcaldías y empresas de servicios, la CAR inició la contratación de estudios y diseños para las PTAR de los 46 municipios que conforman la cuenca.
Martha Muñoz, de la Dirección de Infraestructura Ambiental de la CAR, afirma que 24 proyectos ya culminaron y actualmente 25 están en ejecución: once en la cuenca alta, ocho en la media y seis en la baja. “Con estas obras, el primer tramo quedará todo cubierto en términos de tratamiento de aguas residuales”.
La PTAR de Villapinzón, obra que demoró ocho años en destrabarse por embargos en el predio, está en diseño. “En 2021 abriremos el proceso de licitación y empezará su construcción”, manifestó Acosta. Girardot firmó convenio para el diseño de la planta con Empresas Públicas de Cundinamarca.
En 68 kilómetros de la cuenca media, la CAR construyó un parque lineal con senderos y puntos de avistamiento. “Tendrá dos embarcaderos en la calle 80 y puente de la Virgen, que estarán listos en diciembre de 2020”, informó Rodríguez. El ideal es que los 380 kilómetros del río Bogotá cuenten con este parque, el más grande de Latinoamérica. “Iniciaremos obras entre la Universidad de La Sabana y el hipódromo de los Andes en Chía”, complementó el funcionario.
En la cuenca alta, 42 kilómetros del río fueron sometidos a las obras de ampliación de cauce y 70 más serán intervenidos este año. “En 180 kilómetros, entre Soacha y Chía, pondremos en marcha un taxi fluvial para que la gente pueda navegar el río”, dijo Acosta.
El director de la CAR puntualizó que la recuperación definitiva del río Bogotá llegará en 2030, cuando el afluente se adapte a las nuevas condiciones que traerán las PTAR Canoas y Salitre. “Pero este esfuerzo no será suficiente sin la participación de la ciudadanía, que debe dejar de darle la espalda”.
Carolina Urrutia, secretaria de Ambiente de Bogotá, piensa lo mismo: “La descontaminación no puede centrarse en las obligaciones de la sentencia. Con pequeñas acciones podemos generar un cambio, como la separación de residuos, uso de detergentes biodegradables, ahorro del agua y no verter grasas y aceites al sistema de alcantarillado”.