A la izquierda Luz Piedad Valencia y a la derecha Sandra Paola Hurtado, alcaldesa y gobernadora del Quindio.

DENUNCIA

Los dos poderes en el roscograma quindiano

En pocas regiones del país es tan evidente la pelea política con la que los dirigentes se reparten la burocracia como en Quindío, donde un par de mujeres se enfrentan por el poder.

18 de marzo de 2017

En Colombia hay numerosos ejemplos de ‘franquicias’ políticas por las que unas personas o familias se atornillan en el poder, incluso en cuerpo ajeno, para manejar los hilos de la burocracia. Pero lo que está pasando en el departamento del Quindío y en su capital, Armenia, tiene sorprendidos, incluso, a los propios cuyabros.

En los últimos años dos castas políticas se han repartido este pequeño departamento. Las cabezas visibles son Luz Piedad Valencia Franco, alcaldesa de Armenia entre 2012-2015 y Sandra Paola Hurtado Palacio, gobernadora del Quindío en el mismo periodo.

Estas dos mujeres, que viven y respiran política, provienen de las entrañas del carrielismo, una vertiente liberal liderada por Luis Emilio Valencia Díaz, padre de Luz Piedad y mentor de Sandra Paola. Además de concejal, diputado y representante a la Cámara, Valencia fue uno de los socios de Apuestas Ochoa, la polémica empresa que los quindianos consideran una fábrica de gobernantes, gracias a su amplia chequera.

Ahora las dos mujeres, que tienen una rivalidad visceral, aspiran a hacerse contar nuevamente, pera esta vez por una curul al Senado en las elecciones del año próximo. Pero detrás también hay un duro pulso entre el grupo político del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien apoya a Sandra Paola, y el liberalismo de la corriente del expresidente César Gaviria, que respalda sin miramientos a Luz Piedad. Por ser departamento, la batalla es a muerte pues los expertos creen que no hay suficientes votos para que estas dos mujeres salgan elegidas al Congreso.

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Sombras y dudas

Ambas tienen detractores. A la exgobernadora Hurtado le cuestionan que el verdadero poder detrás del trono, quien tuvo una gran injerencia en su administración, es su novio el controvertido empresario César Augusto Pareja, conocido como Toto. A la señora Valencia la acusaron porque una de sus primeras gestiones en la Alcaldía fue sacar adelante el nuevo estatuto tributario en el que, entre otras cosas, benefició al sector de los juegos de suerte y azar, gremio al que pertenece su familia. Pero las denuncias llueven de lado y lado.

Hace unas semanas estalló un escándalo relacionado con el cartel de los medicamentos en el Hospital San Juan de Dios de Armenia, el más importante del Quindío. Allí la Fiscalía capturó a dos empleados acusados de cometer 201 falsedades en documentos y 200 peculados. Semejante rosario de cargos se debió a que “falsificaron fórmulas médicas, historias clínicas, órdenes de pedido de medicamentos y hasta préstamos de insumos a la Red Salud, los cuales nunca se hicieron”, aseguró la Fiscalía. Lo más revelador de la investigación es que demostraría que la clase política del departamento estaría detrás de esa corrupción, con fines electorales. Varios testigos de la Fiscalía relataron que muchos medicamentos e insumos hurtados del hospital fueron a parar a las brigadas de salud en las elecciones de 2015. “Era normal en el hospital ver salir personal en horas hábiles, dirigidos por Óscar (el empleado capturado) a realizar reuniones políticas para apoyar a la candidata a la Gobernación Sandra Milena Gómez Fajardo”, relató bajo juramento uno de los testigos del caso.

En el Quindío es de público conocimiento que la gobernadora Hurtado pretendía dejar en el cargo a la candidata Sandra Gómez, pero al final la derrotó el sacerdote Carlos Eduardo Osorio, con el respaldo de su enemiga.

En cuanto al manejo de los dineros públicos, a la exgobernadora Hurtado le endilgan haber duplicado la planta de funcionarios y que antes de dejar su cargo orquestó una especie de ‘asalto’ a su sucesor y opositor, el sacerdote Osorio, quien no ha podido gobernar porque todos los cargos importantes y recursos están en poder de otras entidades o personas.

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A la exgobernadora Hurtado también le cuestionan la polémica puerta giratoria que existe entre funcionarios que trabajaron en su administración, que luego pasaron a ocupar cargos directivos en los órganos de control, como la Contraloría. Solo por citar un ejemplo, su pupila Sandra Gómez, luego de quemarse a la Gobernación resultó elegida contralora del Quindío el año pasado, aunque una demanda la suspendió del cargo.

A los tentáculos burocráticos de Hurtado le agregan fortines políticos como la Corporación Ambiental, la universidad y las Empresas Públicas del Quindío, “donde se manejan jugosos presupuestos y burocracia”, explicó Alejandro Rodríguez, vocero del Comité Junta Ciudadana Armenia.

Cuando esta revista contactó a la exgobernadora para preguntarle por los cuestionamientos, ella fue en enfática en precisar que muchas de las acusaciones “son malquerencias políticas porque los dueños del poder local siempre la vieron “como una niña pobre que no podía tener una carrera sola”. También defendió a su novio Toto y dijo que a él “lo han investigado desde todo punto de vista sin ningún resultado”. Por su parte, las denuncias no paran contra la exalcaldesa Valencia. A la heredera del carrielismo le cuestionan querer mandar en cuerpo ajeno no solo en la Alcaldía de Armenia sino en la Gobernación.

Lo cierto es que la presión que estas mujeres ejercen sobre esos mandatarios llevó a que se presentara un hecho muy atípico en la política local: simultáneamente tanto el alcalde como el gobernador declararon crisis de gabinete para deshacerse de las cuotas burocráticas del carrielismo.

En la Alcaldía se calcula que el actual mandatario Carlos Mario Álvarez Morales, ahijado político de la exalcaldesa Valencia, reemplazó 12 de los 16 secretarios por funcionarios de su confianza. Mientras tanto, en la Gobernación al menos cuatro secretarios considerados fichas de la señora Valencia salieron del gabinete.

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En los mentideros políticos de Armenia explican que ese ‘golpe de Estado’ ocurrió porque los mandatarios titulares “estaban ‘mamados’ de actuar como marionetas de lo que dijera Pacho Valencia (esposo de la exalcaldesa)”, aseguró el exconcejal Néstor Herrera, que ahora lidera otra veeduría llamada En Defensa de la Gente. Los habitantes están a la espera de la reacción que puedan tener las baronesas por semejante atrevimiento.

Las veedurías ciudadanas de Armenia también tienen sus ojos puestos en las dos concesiones que la señora Valencia dejó amarradas antes de culminar su mandato, para desarrollar las famosas obras por valorización. Se trata de un megaproyecto de reorganización vial de la ciudad que incluye 12 obras, entre avenidas, puentes y andenes, de un valor total calculado en 140.000 millones de pesos.

Si bien aún no se puede hablar de corrupción, a los veedores les parece curioso que dos consorcios paisas conformados por las mismas empresas ganaron las licitaciones. En efecto, al revisar los certificados de Cámara de Comercio se advierte que las mismas firmas, Constructora Diez Cardona, Furel S.A. y Construcciones Lezo S.A.S. integran tanto las uniones temporales Puentes de Armenia como Vías de Armenia, que ganaron los contratos por 80.000 y 30.000 millones de pesos.

Cuestionan además que esas concesiones se firmaron pese a que en el proceso licitatorio otros aspirantes demostraron que las propuestas ganadoras tenían sobrecostos por cerca de 11.000 millones de pesos, “cosas tan simples como comparar que cobraban el bulto de cemento a 34.000 pesos, cuando en el mercado estaba a 26.000; o un galón de pintura lo facturan a 73.000 pesos, cuando su precio real es de 60.000”, denunció Aurelio Mejía, ingeniero contratista de Armenia.

Uno de los negocios que estaría en la mira de los políticos es el sistema de transporte público de Armenia, que es modelo del país para ciudades intermedias, tiene respaldo de Planeación Nacional y un Conpes. Aunque la concesión no está ni en la mitad del tiempo estipulado, la Alcaldía anterior empezó a estructurar un nuevo modelo que el actual mandatario quiere imponer. Hay denuncias de que empresas cercanas a la exalcaldesa Valencia quieren quedarse con este negocio, lo que dejaría a la ciudad desprotegida a eventuales demandas y con un modelo que los técnicos consideran está mal diseñado.

Más allá de todo este ruido alrededor de la clase dirigente del Quindío, llama la atención que pese a las denuncias y escándalos, pocas investigaciones avanzan y el roscograma político sigue intacto. Como dicen en las calles, a estas mujeres no les pasa nada porque detrás están dos pesos pesados de la política. Lo cierto es que en Armenia las elecciones parlamentarias empezaron hace largo rato.