PANDEMIA
"Los rancheros pringamos a toda la cárcel": alerta de recluso en Villavicencio
Un interno que pidió reservar su identidad reveló a SEMANA que lo obligaron a cocinar estando agripado; ahora hay 28 personas de la cocina infectadas con el virus.
SEMANA: ¿Cuándo se dio cuenta que había casos positivos de coronavirus en la cárcel?
Recluso: Vinimos a darnos cuenta hace como tres semanas, pero nosotros ya estábamos enfermos. Ya teníamos síntomas de gripa. Yo duré 12 días agripado y pedíamos que nos llevaran al médico, pero no había uno que nos atendiera. Yo trabajaba en el rancho y nos obligaban a trabajar agripados. Hablamos con los encargados y les decíamos. Y nos respondían: usted no es sino flojo. Yo les decía que con esta gripa no podíamos manipular alimentos, no podemos.
"Yo trabajaba en el rancho y nos obligaban a trabajar agripados. Hablamos con los encargados y les decíamos. Y nos respondían: usted no es sino flojo".
SEMANA: ¿Por qué dice que lo obligaron a trabajar en el rancho estando enfermo?
R: A mí no, a todos. Pero le cuento mi caso: cuando nos enteramos del primer positivo, yo ya me sentía enfermo. Dolor de huesos y en los músculos, diarrea; iba a coger una vasija y no podía del dolor, tenía mucha fiebre. Duré 12 días con una fiebre que todos los días me hacía tomar dos tabletas de acetaminofén completas para mantenerla calmada. Les decíamos a los guardias y nos respondían que fuéramos a sanidad. Como allá no había médico para que lo atendiera a uno, no había de otra que irse a trabajar. El día que no bajé pusieron un volante con el memorando. Yo lo tengo allí. Dice que tenemos que llevar la incapacidad médica, pero cuál incapacidad médica si no nos atienden. A mí me hicieron pruebas porque aproveché que vino un médico a la cárcel y me le metí. Le expliqué mis síntomas y él ordenó la prueba ese mismo día. Y salí positivo.
SEMANA: ¿Cuántos son los rancheros?
R: Somos 28.
SEMANA: ¿Y todos están contagiados?
R: Sí, a todos los trajeron hoy al patio donde nos tienen aislados. Y lo lógico es que si estamos nosotros que somos los que manipulamos alimentos, obvio que vamos a contagiar a toda la cárcel.
"El día que no bajé a trabajar pusieron el volante con el memorando. Yo lo tengo allí. Dice que tenemos que llevar la incapacidad médica"
SEMANA: ¿Cuáles eran sus funciones en el rancho?
R: Yo preparaba alimentos en general, esos días estuve en las sopas, estuve empacando la comida para la URI. Empacando comida para el patio de los internos enfermos. A mi me pusieron exclusivamente a llevarle la ‘coca‘ a todos los que tenían coronavirus, que eran como 12.
En contexto:
SEMANA: ¿Tuvo contacto directo con ellos?
R: El primer viaje sí tuve contacto con ellos, después no. Yo igual ya venía enfermo hace días.
SEMANA: ¿Qué protecciones tienen para el manejo de alimentos?
R: Usamos tapabocas, guantes, gorro. Lo normal.
SEMANA: Con lo que usted está diciendo, las fallas en materia de prevención fueron todas…
R: Lógico que sí. Les decíamos: hay personas con gripa, cómo nos van a poner a cocinar. Nosotros los rancheros nos encargamos de pringar a toda la cárcel, perdón por la expresión. Cuando uno alertaba, nos decían ‘eche, usted no es sino flojo‘.
A mi me faltan dos meses para domiciliaria, acá nos da una recaída y esto es una pena de muerte. El Gobierno nos está dando una pena de muerte a nosotros. La pena de muerte no existe en Colombia, pero acá sí nos están clavando una facilito.
Le dije a la ingeniera: necesito por favor que tengamos seguridad social. Nosotros tenemos solo ARL y estábamos en el primer puesto de batalla porque éramos los que le poníamos la cara a todos los internos.
"Nosotros los rancheros nos encargamos de pringar a toda la cárcel".
SEMANA: ¿Han hecho cuentas para intentar establecer cómo contrajeron el virus?
R: Es difícil decirlo porque nosotros estamos de arriba para abajo. En el rancho la guardia entra y sale. Los enfermeros entran y salen. Los ingenieros entran y salen. Hay mucho personal que circulaba desde antes de irnos a cuarentena.
SEMANA: ¿Quién está cocinando ahora?
R: Todos los que cocinan estamos enfermos, acá nos trajeron. Ahora otros internos entraron a reemplazarnos.
SEMANA: ¿Dónde lo tienen a usted? ¿Cómo es el patio?
R: Estamos en el patio que llamaban antiguamente de “reclusión”. El centro de penitenciario tiene el patio Colombia, el Santander y el de reclusión. Hasta este miércoles eramos 22 y llegaron 30 más. Lo que están haciendo está muy mal porque acá hay gente que está pasando la cuarentena y resulta que llegan las otras personas. Con eso se tiran la cuarentena. Una recaída que tengamos nosotros no la superamos porque el cuerpo ya no tiene defensas.
SEMANA: ¿Tienen elementos de protección en este patio?
R: Acá no. Acá nos metieron y sálvese como pueda salvarse. Estamos solamente aislados.
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SEMANA: ¿Qué les dice la guardia?
R: La guardia nos ha dado un trato bueno, nos colaboran. El problema es que no viene el médico para nada. Nosotros con la guardia no tenemos ningún problema porque están pendientes, el director, los dragoneantes. Hoy vino el director a explicarnos las cosas como eran. Nosotros le dijimos: director, por favor, trata de hacer las cosas bien, pero en el mismo afán de aislarnos y aislar a todo el mundo cometen errores. La comida tienen que mejorarla muchísimo porque necesitamos coger defensas y una papa y un pedazo de carne no es comida para un enfermo. Quiero darles las gracias al dragoneante Camacho, a la guardia en general, a la cabo Elizabeth. Ellos han estado pendientes de nosotros.
"La pena de muerte no existe en Colombia pero acá sí nos están clavando una facilito".
SEMANA: ¿Cuál es el estado de salud de los internos que vienen de la cuarentena desde antes?
R: Nosotros ya estábamos pasando la cuarentena cuando nos revolvieron con los otros buscando una recaída. Una recaída para nosotros es mortal, es volver a recuperarse de un virus cuando el cuerpo ya ha luchado contra la enfermedad. Solicitamos que a los 22 que estamos acá nos saquen a algún sitio donde el Estado nos pueda tener. Acá en ningún patio nos quieren porque creen que les vamos a contagiar el virus. Además, que no nos boten a dormir al suelo porque el frío también lo mata a uno. La mayoría de los que estamos somos de la tercera edad. Yo creo que soy el más joven y tengo 53 años. Acá hay gente que ya está prácticamente recuperada. A mí, por ejemplo, no me volvió a dar fiebre. Pero no aguantamos una recaída, nos mata. Varios somos diabéticos. Donde me dé otra recaída, ahí hasta luego. Apague y vámonos.