POLÍTICA

Los Rodríguez Orejuela dicen que carta en la que salpicaron a Samper fue un “chantaje” de Pastrana

Los exjefes del Cartel de Cali dieron su versión sobre la comunicación que presentó el expresidente conservador hace unos días ante la Comisión de la Verdad.

8 de septiembre de 2021
Ernesto Samper y Andrés Pastrana, expresidentes en esquinas distintas
Ernesto Samper y Andrés Pastrana | Foto: REVISTA SEMANA

Hace unos días, el expresidente Andrés Pastrana reveló una carta firmada por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, con fecha del año 2000, en la que ellos confiesan que Ernesto Samper “sí sabía” de la financiación del Cartel de Cali a su campaña presidencial.

Pastrana destapó dicho documento durante su comparecencia ante la Comisión de la Verdad, que explicó que originalmente la había publicado en su libro Memorias olvidadas, en 2003.

Sin embargo, este martes la historia dio un sorpresivo giro a raíz de una carta enviada por los Rodríguez Orejuela a Pastrana, en la que dicen que esa primera comunicación, en la que ellos involucraron al expresidente Samper, fue en realidad un “chantaje” del expresidente conservador. Así mismo, dicen que ellos financiaron la campaña de Pastrana a la Presidencia.

Esta es la explicación de los Rodríguez Orejuela en la carta:

“Hacemos este señalamiento porque de este se desprende la carta producto de su chantaje, origen de este escándalo que usted presentó en la Comisión de la Verdad. Le refresco la memoria señor expresidente: pasaba el año 1999 o 2000, Miguel y yo estábamos presos en la Cárcel la Picota. Eran las seis de la mañana cuando llegó el doctor Santiago Rojas, su médico en presidencia y también directivo de alguna Junta del Inpec, directamente a mi celda y me invitó a una celda en el mismo pabellón donde, después de un corto saludo me dijo: Gilberto, vengo de presidencia y lamento traerle malas noticias, el presidente está muy enojado y dispuesto a extraditarlos a usted y a su hermano a Estados Unidos, así sea por vía administrativa. Esperé unos segundos a que el doctor Rojas se tranquilizara y le dije: Doctor, ¿qué hemos hecho para merecernos el enojo del señor presidente y la extradición?; ¿Usted no sabe? me respondió el doctor Rojas. No, le contesté, no tengo ni idea. Ah, pues le explico, ya Miguel estaba en la reunión, el presidente dice, que tanto usted como su hermano están en una conspiración en compañía con Samper y Serpa para desacreditarlo ante la opinión pública por la corrupción que hubo en los contratos de Dragacol y Chambacú, y en represalia por haber sido él, el que denunció el proceso 8000, y eso él no se lo perdona a ustedes, que no duden por un segundo, que él antes de irse de la Presidencia los pondrá en Estados Unidos. Mi reacción fue temperamental, fue agresiva y hasta grosera con el doctor Rojas que solo, estaba haciendo un favor. Dígale al señor presidente que no sea mentiroso, que no busque disculpas para zanjar odios entre él y el doctor Samper, que hace muchos años no hablamos con el doctor Samper, que no estamos interesados en ningún escándalo, ni en tener problemas con nadie, ni menos con el presidente de Colombia. Que SÍ conocemos los hechos más importantes y los nombres de los corruptos de Dragacol y Chambacú, pero que no tenemos la culpa que él y tres de sus hombres más cercanos estén involucrados en ese escándalo de corrupción, que ni mi hermano ni yo estamos interesados en develar nada de lo que sabemos. Pero que no se equivoque, que no nos amenace porque podemos cambiar de opinión sin tener en cuenta que sea el presidente o no el que nos quiera chantajear. Nosotros no tenemos nada que ver en ese bochinche, le confirmé. Él está muy seguro de eso y está decidido a hacerlo si ustedes no buscan una solución, dijo el doctor Rojas. No tenemos solución porque no somos el origen del problema. Podemos responder por lo que hacemos, no por lo que no hacemos. Ahora bien, si él tiene una solución en la que nosotros podamos colaborar que la mande a decir y nosotros resolveremos. Nos despedimos del doctor Rojas y se fue, quedando de regresar en unas horas con alguna razón de Presidencia. Así fue, a las dos de la tarde estaba el doctor Rojas nuevamente en la Picota reunido con Miguel y conmigo. El presidente dice que la única solución que él ve posible es que ustedes escriban una carta contando cómo fue el apoyo de ustedes a la campaña de Samper involucrando también a Serpa. Nos miramos Miguel y yo y casi le contestamos al mismo tiempo al doctor Rojas, no podemos hacer eso, al doctor Serpa nunca le hemos dado un peso. No, no lo vamos a hacer dijimos Miguel y yo porque no es cierto. Gilberto, piénselo bien, este hombre puede extraditarlos y lo va a hacer, piensen en sus familias, además, él me comentó que la carta es para llamar a Samper y Serpa y mostrársela para que ellos desistan de hacer declaraciones públicas sobre Dragacol y Chambacú y ahí termina todo, no saldrá a la luz publica. Doctor Rojas esto es un chantaje, le dijimos Miguel y yo. Tómelo como quiera, pero de lo que se trata es que todos queden bien que nadie sufra consecuencias, especialmente ustedes que son los más vulnerables en este momento, dijo el doctor Rojas. Nos convenció, me puse a elaborar la carta, a las seis pm estaba terminada y a las siete pm llegó el doctor Rojas por ella. Antes de entregarle la carta al doctor Rojas lo concretamos: Doctor Rojas, usted nos tiene que garantizar que el presidente Pastrana va a cumplir la palabra que le está dando a usted. Se lo prometo, nos contestó. En pocas palabras, esa es la historia de la carta que usted entrego a la Comisión de la Verdad sin esta explicación”.