MEDIOAMBIENTE
Los secretos detrás de la polémica salida de Julia Miranda de Parques
El retiro de Julia Miranda de la dirección de Parques Nacionales dejó un sinsabor y generó preocupación. Alrededor del papel del expresidente Uribe y los hoteleros del Tayrona giraron las especulaciones. ¿Qué pasó?
Durante años, hablar de Parques Nacionales era hablar de Julia Miranda. La abogada, siempre en su camisa con un oso de anteojos labrado en la manga, era el símbolo de la conservación de la naturaleza colombiana. Había ganado varios premios y ocupaba un lugar privilegiado en organismos internacionales del ramo. Por eso, su repentina salida, sin ninguna explicación, generó un estruendo en el país político y medioambiental. Aunque ella rechazó de plano toda especulación, quedó el sinsabor de que habían hecho a un lado a alguien muy incómodo.
Las posibles razones de su salida no se hicieron esperar. En su gestión, Miranda defendió a capa y espada los parques de cualquier intervención con fines económicos: la exploración petrolera, las ambiciones mineras, la ganadería extensiva, la ampliación de la frontera agrícola, las carreteras y puertos, los grupos armados ilegales con sus cultivos de coca y su interés de sacar el oro de la tierra.
Con sus funcionarios, ubicados en los territorios más inhóspitos, se había enfrentado a todos los poderes, los legales y los ilegales. “Muchos creen que ser guardaparque es romántico, pero la verdad es que tocamos los intereses de los criminales, de los terratenientes, de los políticos”, cuenta un guardaparque. “Julia siempre estuvo en el filo de la navaja, recientemente más. Su salida estaba cantada”, agrega.
El parque Tayrona era el eje más visible de esos conflictos que cruzan muchos intereses, pues confluye la presencia de grupos armados con el poderío de familias políticas dueñas de predios. Ante la justicia, Parques había librado una pelea para impedir los hoteles en esas playas paradisiacas.
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El Consejo de Estado le dio la razón a la posición de Miranda. En redes, el protagonista de la controversia terminó siendo Álvaro Uribe. En Twitter corrió un video de una reunión de mayo de 2019 en la que el exmandatario decía: “No puede ser que el presidente Duque dice que el turismo es el nuevo petróleo de Colombia y Parques Nacionales ponga todos los obstáculos que impiden el desarrollo de infraestructura turística en Tayrona (…) tienen que ayudar, hay que permitir que esos proyectos se instalen”.
La oposición señaló también al expresidente. “Ávido por hacer negocios turísticos, Uribe forzó la salida de Julia Miranda”, escribió el senador Iván Cepeda.
Ávido por hacer negocios turísticos, Uribe forzó la salida de Julia Miranda de la Dirección de Parques Nacionales. Ella es una de las lideresas de la conservación de la riqueza ecológica del país. La cambió por un funcionario que ni siquiera llena los requisitos del cargo.
— Iván Cepeda Castro (@IvanCepedaCast) December 17, 2020
“Sorprende la salida de Miranda de parques, funcionaria dedicada a su defensa y protección de propósitos desarrollistas y depredadores”, trinó el gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, después de compartir ese video de Uribe.
Sorprende salida repentina de Julia Miranda de Parques Nacionales, funcionaria dedicada a su defensa y protección de propósitos desarrollistas y depredadores. Con ella anhelábamos avanzar en la declaratoria de la Sierra Nevada de Santa Marta como patrimonio de la humanidad. pic.twitter.com/nR9Nw23p7h
— Carlos Caicedo (@carlosecaicedo) December 16, 2020
Miembros de la Farc también se pronunciaron. “Sacar a Julia Miranda no solo es una equivocación, es una señal de que van a arrasar con dichos parques”, agregó el senador Carlos Lozada. Rápidamente, el expresidente Uribe contestó a esas críticas. “En mi familia ningún interés hemos tenido ni tenemos en el Parque Tayrona... Nombré a la doctora Julia Miranda como directora de Parques. Siempre respeto los cambios de funcionarios que defina el presidente Duque, en lo cual no intervengo”, aseguró en un trino.
La funcionaria también se alejó de esa tesis. En entrevista con SEMANA, reconoció que nunca vio venir su despido. Relató que presentó la renuncia protocolaria, ante el nombramiento del nuevo ministro Carlos Correa, y que la llamada del actual jefe de gabinete la sorprendió. “Obviamente, no me quería ir. Estoy enamorada de este trabajo. Pero siempre he entendido que los funcionarios estamos de paso”.
Agregó, sin embargo, que no cree que su salida obedezca al Tayrona. “Ese tema está zanjado. La sentencia del Consejo de Estado es completamente a favor de la conservación del parque. Está blindado”, explicó. Sin embargo, otros procesos que buscan demoler construcciones existentes o frenar el avance de cultivos de bananos en esos predios despiertan aún suspicacias.
Más allá del Tayrona, la salida de Miranda generó preocupación en el ambientalismo y en la cooperación internacional. Los parques son el gran orgullo en este frente del país. Colombia es un ejemplo para el mundo, pues cerca del 15 por ciento de su territorio está protegido bajo esa figura.
La Constitución dice que se trata de refugios “inalienables, inembargables e imprescriptibles” a perpetuidad. Gracias a esto, mientras que en otros países se habla de hidroeléctricas, minas y carreteras en el Amazonas, en el país esa discusión, al menos en la alta política, siempre había estado inclinada del lado de la conservación absoluta. Por cuenta de eso, Colombia recibe hoy cuantiosos recursos de Estados Unidos, Alemania, Holanda y Noruega para sostener la protección de esos lugares.
A pesar de que es una realidad que los parques sufren todo tipo de presiones y problemas, la gestión de Miranda era muy reconocida. Lideró la entidad con tres presidentes (Uribe, Santos y Duque) y durante este tiempo logró la creación de más de diez nuevos parques, la extensión de otros, como el Chiribiquete, y la consolidación de dos más como patrimonio mundial de la Unesco.
Parques colombianos fueron reconocidos en la Lista Verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) por la excelencia en su manejo. “Su liderazgo a nivel nacional, regional e internacional deja un gran legado”, escribió en un comunicado World Wildlife Fund (WWF).
El principal temor en el ambientalismo es que la salida de Miranda cambie este enfoque de conservación y le apueste a uno más flexible de desarrollo. “Sabemos que existían presiones de políticos que decían que la visión de Julia estaba jodiendo este país. Por supuesto que su salida nos preocupa”, cuenta un experto que administra los proyectos de uno de los donantes.
El nombramiento de Orlando Molano como su sucesor también causó revuelo. Sobre su llegada existen opiniones divididas. Por un lado, se trata del funcionario estrella de la administración de Enrique Peñalosa.
Quienes trabajaron con él destacan su profesionalismo y sus calidades humanas. El exalcalde defendió sus ejecutorias y se trenzó en una pelea por redes con Manuel Rodríguez. El exministro de Ambiente había calificado la designación como “lamentable” y una “vergüenza” por ser una cuota política. “Ahora resulta que solo la élite aprobada por una rosca clasista puede trabajar por el medioambiente en el Gobierno”, le contestó Peñalosa. Por el nombramiento de Molano, tanto Rodríguez como el ambientalista Germán Andrade renunciaron al grupo de expertos en biodiversidad y áreas protegidas creado el Gobierno.
Las críticas a la designación de Molano tienen mucho de cierto y algo de injusto. Por un lado, es verdad que durante los últimos 60 años la entidad había estado dirigida por ambientalistas de pura cepa y que ser el encargado de los parques de la capital, en donde el criterio es más la recreación que la conservación, no acredita los pergaminos para este enorme desafío. Existe también polémica, pues algunos sostienen que no cumple los requisitos para posesionarse.
Por el otro, también es verdad que, cuando Julia Miranda llegó al cargo hace 17 años, tenía una experiencia parecida en el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y como directora del Departamento Administrativo del Medio Ambiente de Bogotá en la alcaldía de Mockus.
En todo caso, Molano llegará a ocupar en pocos días una de las sillas con mayor poder para el futuro de Colombia. En un mundo asediado por el cambio climático y en un país extremadamente rico en recursos, pero asimismo vulnerable a las amenazas que se ciernen sobre estos tesoros, ser el director de Parques Nacionales entraña una responsabilidad enorme.
El país debe darle tiempo a Molano para demostrar que puede hacerlo, no solo para respetar el legado del trabajo de tantos guardaparques, sino para entregarle al país un compromiso que esté a la altura de este desafío.