LOS ULTIMOS DIAS DE CHEPE

SEMANA revela la historia secreta de la labor de inteligencia que permidó ubicar y dar de baja al número tres del cartel de Cali y examana las dudas sobre el operadvo.

8 de abril de 1996


EL PRESIDENTE ERNESTO SAMPER SE ENcontraba en pijama y entre las cobijas cuando timbró el teléfono Falcon de Palacio. Eran las 11:30 de la noche y al otro lado de la línea estaba el general Rosso José Serrano. En tono pausado, el director de la Policía le dijo al Presidente que sus hombres acababan de dar de baja a José Santacruz Londoño. La conversación duró un par de minutos más, durante los cuales Serrano hizo un detallado relato sobre los pormenores del operativo. Antes de colgar, Samper le dijo que lo esperaba en la casa privada con los demás generales de la cúpula de la Policia para festejar la buena nueva noticia.
Una hora después el general Serrano y sus más inmediatos colaboradores llegaron a la casa privada. Al festejo se unieron el director del DAS, Marco Tulio Gutiérrez, y varios asesores del Presidente llamados de urgencia a Palacio. Durante un buen rato y al calor de algunos whiskies, departieron y brindaron por otro de los éxitos alcanzados por el gobierno en la lucha contra el cartel de Cali. En medio de la celebración uno de los funcionarios señaló que si el golpe se hubiera logrado una semana antes otro gallo hubiera cantado en lo referente al tema de la certificación. Pero agregó que de todas maneras era un gran triunfo y que servía de mensaje para quienes todavía estaban en la cárcel, pues ahora lo pensarían dos veces antes de tratar de volarse.
Se cerró así, hacia las tres de la mañana, el epílogo de esta historia que había empezado siete semanas antes cuando Santacruz Londoño se fugó de la cárcel La Picota en Bogotá. Desde ese día, 11 de enero, el grupo de inteligencia del Bloque de Búsqueda de la Policía inició sus labores para lograr dar de nuevo con el paradero del tercer hombre del cartel de Cali. En las dos primeras semanas de la fuga los hombres del Bloque concentraron su trabajo en Bogotá. Realizaron decenas de allanamientos a inmuebles y propiedades de Santacruz localizadas al norte de la capital.
Uno de esos allanamientos los condujo al edificio Altos del Chicó, localizado en la diagonal 91 N°4A-71. En el apartamento 101 hallaron una caleta equipada con nevera, cama, televisor y comida para varios días. Los agentes decidieron intervenir las líneas telefonicas del apartamento, labor que les permitió escuchar de nuevo la voz de Santacruz y conocer la identidad de sus interlocutores. Establecieron que la vivienda estaba ocupada por los hermanos Armando y Jairo Vélez, que de acuerdo con las investigaciones de las autoridades eran los dos más importantes testaferros de Santacruz.
Pero los agentes no sólo descubrieron ese nexo sino que establecieron que los dos hermanos Vélez habían participado en el diseño y la organización de la fuga. Frente a esta información, tomaron la decisión de seguir los pasos de los Vélez, pues tenían la convicción de que los llevarían al escondite de Santacruz Londoño. Los días pasaron y las comunicaciones telefónicas se cortaron. Los agentes encubiertos " no volvieron a tener noticias de Santacruz. "Perdimos el rastro en uno de los seguimientos a los Vélez. Ese día estábamos convencidos de que iba a producirse una reunión, pero después de 10 horas de dar vueltas por Bogotá regresamos al mismo punto de partida sin ninguna novedad", relató uno de los oficiales.

RUMBO A MEDELLIN
Desde ese día el Bloque perdió por completo no sólo la pista de Santacruz sino la de los hermanos Vélez. El apartamento del Chicó fue abandonado y las pesquisas en los otros inmuebles no arrojaron resultado alguno. Las autoridades temieron que Chepe Santacruz se convirtiera en un fantasma como hasta ahora les ha ocurrido con Pacho Herrera.
Sin embargo la suerte estuvo de nuevo del lado de las autoridades. Una llamada a la línea caliente de la Policía hizo revivir las esperanzas. El informante, quien se identificó con un código especial, manifestó que tenía pistas sobre el verdadero paradero de Santacruz. Cuando contó su historia los agentes del Bloque no la creyeron. Para ellos era casi imposible que Santacruz estuviera escondido en Medellín, un territorio vedado para un hombre que en el pasado se había convertido en el archienemigo de Pablo Escobar. El extinto jefe del cartel de Medellín lo señalaba como el autor de la bomba al edificio Mónaco y del asesinato de varios de sus más allegados.
Escobar lo había sindicado además del asesinato del gobernador de Antioquia Antonio Roldán Betancur. La guerra entre estos dos hombres era a muerte y, a pesar de que Escobar ya no existe y de que la mayoría de sus lugartenientes están en la cárcel, Medellín no era el lugar más seguro para Santacruz.
La historia del informante comenzó a tomar fuerza cuando el general Serrano estuvo en Medellín el 13 de febrero. En esa oportunidad, un alto funcionario del gobierno departamental le dijo que había recibido información en el sentido de que Santacruz se encontraba desde hacía varias semanas escondido en el sector de Llanogrande. A partir de ese día el grupo de inteligencia trasladó sus equipos de rastreo a Medellín para reanudar los trabajos de intercepción telefónica. El informante continuó entregando pistas y fue así como el lunes 4 en la noche realizó una llamada al comando de la policía metropolitana en Medellín y preguntó por el general Alfredo Salgado Méndez, a quien le dijo que Santacruz se encontraba en ese momento en el centro comercial Oviedo en compañía de un hombre que manejaba un campero Samurai rojo de placas MLV953. En coordinación con el grupo de inteligencia, Salgado montó el operativo que finalizó tres horas más tarde.
Santacruz fue interceptado por una patrulla de la Policía en la transversal conocida como 'La Cola del Zorro', que une a El Poblado con la carretera a Las Palmas. Esta vía se hizo famosa hace varios años, pues los sicarios al servicio del cartel de Medellín la convirtieron en el 'botadero' de los cadáveres de los archienemigos de Escobar. En ese sitio fue dado de baja José Santacruz Londoño a las 11:10 de la noche del lunes pasado.

LA MISION
Durante las siete semanas en que los agentes de inteligencia le siguieron los pasos a Santacruz fueron muchas las cosas que descubrieron. En primer lugar, lograron establecer los motivos por los cuales el tercer hombre del cartel de Cali se había fugado de La Picota. De acuerdo con los informes de inteligencia entregados a los superiores del Bloque, Chepe Santacruz tenía entre otros objetivos el de garantizar el fortalecimiento de la estructura armada y terrorista del cartel. Según las autoridades, para ello contaba con la alianza entre un sector del cartel de Medellín y el cartel de Cali, la cual se consolidó una vez muerto Escobar. "El primer paso de ese acercamiento se dio cuando María Vistoria Henao de Escobar y sus hijos terminaron viviendo en un apartamento en el exclusivo sector de Santa Ana, al norte de Bogotá, de propiedad de los Rodríguez Orejuela", dijo a SEMANA una alta fuente de inteligencia.
Las autoridades sostienen que otra de las tareas que tenía el capo por delante era la de imponer severos controles a los grupos encargados del envío de mercancía al exterior y dejar en claro que el negocio seguía en manos de la gente que se encontraba en La Picota. Igualmente, en las labores de rastreo los agentes de inteligencia establecieron que Santacruz hizo contactos con el grupo subversivo Bateman Cayón, que está a punto de desmovilizarse. De acuerdo con la información lograda por el Bloque, "esos contactos fueron buscados por Santacruz con el fin de ofrecer 300 millones de pesos al grupo subversivo para que exigiera entre los acuerdos de desmovilización la caída de la justicia sin rostro".
Pero su tarea no sólo se limitó a eso. Las autoridades establecieron que Santacruz también tuvo contactos con bandas de sicarios, a las que les encomendó varias tareas. Entre ellas la ejecución selectiva de personas que trabajaron en el pasado con él y con el cartel. De acuerdo con las autoridades, durante las siete semanas que Santacruz estuvo fugado fueron asesinadas 27 personas que un día habrían podido atestiguar en su contra o en contra de sus socios. Otro de los trabajos supuestamente encomendados por Santacruz a las bandas de sicarios habría sido el de planear los asesinatos del general Rosso José Serrano y el fiscal Alfonso Valdivieso.

POLEMICA
Conocida la noticia de la muerte de José Santacruz Londoño y el parte de victoria entregado por el alto gobierno, que otra vez puso de presente que más allá de cualquier debate la administración Samper tiene un record impecable en la lucha contra el cartel de Cali, hubo nuevos desarrollos en la historia.
El primero fue la sorpresa que causó el que Nicolás Escobar Urquijo hijo de Roberto Escobar, quien está detenido en la cárcel de Itaguí, y sobrino de Pablo Escobar, fuera la persona encargada de reclamar el cadáver de Santacruz en Medellín y de llevarlo en un vuelo charter a la ciudad de Cali. Escobar Urquijo le dijo a los medios de comunicación que había recibido una llamada a su celular en la cual allegados a Santacruz le habían pedido que se hiciera cargo de esta diligencia. Pero más allá de la que él mismo llamó "acción humanitaria", las autoridades aseguran que la única explicación posible de ello es que efectivamente se había dado un acercamiento entre dos grupos otrora archienemigos. "Eso sin descartar otra idea aseguró una fuente investigativa =en el sentido de que la delación que perdió a Santacruz haya procedido de algunos de sus viejos enemigos en Medellín".
Pero la gente no tuvo tiempo de discutir mucho sobre lo anterior, pues a las pocas horas del golpe de la Policía el abogado de la familia Santacruz, el ex procurador delegado para la Polícia Judicial Guillermo Villa Alzate, lanzó atrevidas acusaciones en contra de quienes realizaron el operativo. Según Villa, la operación está llena de interrogantes que la Policía no ha podido explicar. El abogado señaló que "las órdenes de captura son sólo eso, órdenes de captura, y no son órdenes de ejecución". Dijo que su representante recibió los disparos de frente cuando, según la versión de la Policía, el enfrentamiento se dio porque él trató de huir por un barranco y lo lógico era que los disparos entraran por la espalda. Sin embargo las autoridades se defienden con el informe forense que contiene el acta de levantamiento del cadáver y las fotos que fueron tomadas en el lugar de los hechos. Las gráficas muestran que el cuerpo de Santacruz presenta un orificio en el costado izquierdo de su espalda.
El abogado también señaló que el cadáver de Santacruz presentaba una fuerte contusión a la altura de la ceja izquierda y que ese golpe no pudo haberlo recibido en la caida, pues ésta se produjo de espaldas una vez recibió los tiros. En el informe oficial del levantamiento los funcionarios de la Fiscalía señalaron que el cadáver presentaba un pequeño golpe a la altura de la ceja izquierda. La Policía señaló igualmente que en las primeras imágenes emitidas por un noticiero de Teleantioquia puede verse cómo las autoridades tienen que voltear el cuerpo de Santacruz para poder practicar las diligencias de levantamiento, lo que confirmaría que Santacruz cayó de bruces al pavimento.
Otro de los puntos de controversia tiene que ver con el arma que portaba José Santacruz. El abogado señaló que la pistola Pietro Beretta tenía una bala en la recámara y el proveedor estaba completo con las ocho balas. Aquí es claro que Villa se equivocó, pues una Pietro Beretta tiene capacidad para 16 balas =una de ellas en la recámara= y no sólo para nueve. De acuerdo con el informe del levantamiento del cadáver, la pistola fue disparada en siete oportunidades, había una bala en la recámara y ocho proyectiles más en el proveedor. Según las autoridades, este tipo de pistola tiene un proveedor de 16 balas. Una fotografía tomada en el lugar de los hechos muestra las vainillas de las balas disparadas por Santacruz y varias de las disparadas por la Policía.
Las autoridades aseguran además que, frente a las insinuaciones de que Santacruz pudo haber sido ejecutado, "las heridas de bala que presenta su cuerpo no tienen los rastros de pólvora que quedan cuando se le dispara a alguien a quemarropa". Para las autoridades, estos elementos de juicio justifican la indignación del general Serrano ante las acusaciones de Villa, de quien dijo que desde cuando se desempefiaba en la Procuraduría había sido un "mandadero" del cartel de Cali.
Pero más allá de estas discusiones que posiblemente sólo concluirán cuando terminen las investigaciones, lo cierto es que el golpe dado por la Policía es un punto en favor del gobierno en momentos en que la descertificación del gobierno de Bill Clinton le había propinado un duro golpe. De ahí que, como dijo a SEMANA un colaborador del Presidente, "el miércoles en la madrugada había muchos motivos válidos para festejar".