Ruido, peleas, disparos y hasta streap tease se ven en los videos de estas acciones. Imágenes sensibles. | Foto: Redes sociales

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Los videos de la pesadilla de los piques ilegales en Bogotá

La acción de las autoridades ha sido inútil para evitar las carreras ilegales en las calles de la ciudad. Ruido, peleas, disparos y hasta streap tease se ven en los videos de estas acciones. Imágenes sensibles.

5 de marzo de 2019

La escena no es nueva: vehículos de todas las gamas, motos de alto y bajo cilindraje se reúnen todos los jueves en la noche para realizar carreras ilegales. Quienes participan, en su mayoría jóvenes, se citan a través de redes sociales en distintos punto de la ciudad y en su recorrido bloquean vías importantes de la ciudad para convertirlas en improvisadas pistas de carreras. 

Cuando se da la orden, más de cien carros y motos se movilizan a alta velocidad y se concentran en otro punto elegido por los “campaneros”, que por lo general son motociclistas que alertan sobre la presencia o no de la policía. Cuatro o cinco vehículos proceden a bloquear la avenida y sólo permiten el paso de quienes vayan a competir. 

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Hombres y mujeres bajan de los carros, de las motos, se hacen a lado y lado de la vía mientras uno o dos vehículos abren sus baúles donde hay instalados parlantes gigantes en los que suena música electrónica a todo volumen. Las botellas de licor pasan de mano en mano, se apuesta y se da la largada, muchas veces con disparos al aire. Los vehículos aceleran, suenan sus ruedas y se pierden veloces, una y otra vez, unos detrás de otros. Lo mismo, cada jueves.  

Los piques, que comienzan a las 11 de la noche y se extienden hasta las tres o cuatro de la mañana, están acompañados de licor, peleas, disparos, vidrios rotos, apuestas, drogas y otros actos criminales que están atentando contra la convivencia de las comunidades que viven sobre las vías y contra la seguridad de quienes transiten por esos puntos. 

En los videos que tienen las autoridades se observa cómo ambulancias, taxis, camiones con alimentos o gasolina, familias desprevenidas y buses del Sitp, quedan atrapados hasta por una hora hasta que los vehículos que participan de las carreras deciden abrir paso de nuevo. No hay otra salida que esperar por miedo a que rompan los vidrios con piedras o para que ataquen a quien descienda de ellos.   

Un video reciente muestra cómo de los vehículos que realizan el bloqueo, se bajan mujeres que bailan al ritmo estridente de la música y hacen “streap tease” hasta quedar completamente desnudas en una avenida de la ciudad. 

Autoridades no saben qué hacer 

Aunque las Secretarías de Seguridad y Movilidad, así como la Policía de Tránsito de Bogotá han informado que trabajan en medidas y operativos, en la práctica nada ha cambiado y el problema se le salió de las manos a la Administración Peñalosa. 

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Y es que cuando la Policía acude al llamado ciudadano, la misma patrulla o los motorizados son golpeados, agredidos y ponen su vida en riesgo, como se aprecia en algunos de los videos cuando más de 100 autos y el mismo número de motocicletas emprenden la huida. Ante la llegada de una patrulla se desata el caos, todos corriendo por entre los carros que aceleran, huyendo de la escena para ir a encontrarse en otro punto. 

Lo que resulta más sorprendente aún –dicen los vecinos- es que la misma Policía Nacional haya tenido que reconocer que no puede hacer nada al respecto. Como lo pudo comprobar Semana, la Dirección de Tránsito y Transporte Seccional Bogotá le respondió a la comunidad mediante un oficio que tomar medidas definitivas al respecto “no es procedente si somos conscientes que ni tan siquiera la ley de tránsito consagra esta actividad como una infracción al código debiendo acudir a la aplicación y control de otras medidas”. 

Pero aún más paradójico es que en la misma comunicación la Policía indique que a pesar de sus labores de inteligencia, no resulta sencillo intervenir “ya que para este tipo de controles no se hace con dos o tres uniformados por cuanto es ilógico que frente a la magnitud y número de participantes tanto de vehículos como de personas, se debe ejercer con un gran número de policiales”. En otras palabras, que no tienen la capacidad suficiente para atender la situación. 

Aunque tanto la Alcaldía Mayor como la Policía conocen la grave situación y las afectaciones sobre la comunidad, los líderes consultados coinciden en que ninguna entidad pública a querido recibirlos para buscar salidas al problema. 

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María Lucía Upegui, subsecretaria de Seguridad de Bogotá, dijo que están trabajando y que se han realizado operativos, hecho que desmienten ciudadanos de múltiples sectores consultados por Semana y que padecen la misma situación cada jueves. 

Vecinos al borde de una ataque de nervios 

“No respetan ni a las ambulancias, los conductores afectados no pueden siquiera bajar de sus carros por miedo a ser atacados, como ha sucedido varias veces. Tampoco los vecinos de los apartamentos se pueden arrimar a las ventanas porque les rompen los vidrios como acá en el conjunto al pensar que están siendo grabados”, explica Cristina Amaya. 

Una situación más dramática enfrenta la familia de un conjunto aledaño, quienes decidieron que los jueves en la noche no pasan la noche en su apartamento sino que van a casa de sus padres. “Tenemos dos niñas de cuatro y seis años en el colegio. Los carros llegan a la 1 de la mañana a correr, hay gritos, peleas, lanzan botellas, orinan en la puerta y en las rejas del edificio, se escuchan tiros y la música y el ruido de los carros nos tenían desesperados. Preferimos ir a casa de mi mamá”, señala Rosario de Londoño, que vive en la 155 con novena. 

John Nash, ciudadano estadounidense de visita en Bogotá, le contó a Semana que al llegar al Aeropuerto El Dorado y tomar un taxi, terminó atrapado durante treinta minutos por los piques de la calle 26 arriba de la carrera 30 y que nunca hizo presencia la policía. Cuenta que el conductor apagó el taxi, le recomendó guardar silencio, no grabar con su celular y esperar hasta que la vía se desocupara.   

 Como ellos, cada vez más son los ciudadanos que le piden a las autoridades y al Alcalde Enrique Peñalosa que tome medidas al respecto, porque ninguna entidad quiere hacerse cargo del tema. 

Recuadro

Estos son los puntos críticos de los piques ilegales

 Los puntos preferidos para los piques ilegales son:

-La Avenida 9 entre 153 y 170, 

-LaAvenida Boyacá a la altura de la 140, la Avenida la Esperanza

- La Avenida José celestino Mutis (calle 63) al costado norte del Aeropuerto El Dorado. 

-La calle 100 con autopista

-Los viaductos deprimidos de la calle 26 con 30, la carrera 30 con 92 y la calle 100 con carrera 15. 

Algunas de ellas han sido recientemente pavimentadas. 

Aunque las autoridades tienen identificados los puntos de reunión y toda la información de los participantes es pública en redes sociales, los escasos operativos han sido paños de agua tibia a una problemática que como en Bogotá, se  extiende por las principales ciudades del país.