ENTREVISTA

“Leí 150 libros en los tres años y tres meses que estuve detenido”

A pocos días de que la Corte Suprema retome su juicio, el expresidente del Senado Luis Alfredo Ramos cuenta cómo fueron sus días preso, habla de Dios, de su proceso penal y de si volvería a lanzarse a la Presidencia.

25 de febrero de 2017
Luis Alfredo Ramos. | Foto: Juan Carlos Sierra

SEMANA: La Corte Suprema lo dejó en libertad hace apenas dos meses, después de tres años de detención preventiva. ¿Cómo ha sido este tiempo?

LUIS ALFREDO RAMOS: Volví a estar con mi familia. Me reintegré completamente. Pasé las festividades de Navidad y Año Nuevo en Rionegro, en una casa de campo. Y tuve la oportunidad de pasear en dos oportunidades: una al Eje Cafetero, otra a Providencia con toda la familia, la señora, los hijos, las nueras y los dos nietos. Entonces ha sido algo muy grato. Me alejé de todo.

SEMANA: Hablemos de su proceso. ¿Por qué termina usted detenido?

L.A.R.: Mi detención preventiva se dio en el mes de agosto de 2013. En la medida decía que se daba por presuntos vínculos con grupos al margen de la ley por cuenta de una reunión durante el proceso con los paramilitares que tuvo lugar entre 2002 y 2005 en el gobierno del presidente Uribe. Yo, en ese escenario, tuve comunicación con un miembro, vocero, representante de las autodefensas. Pero, adicional a esto, se sumaron a mi proceso una serie de falsos testigos. Los hemos ido desenmascarando.

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SEMANA: ¿Qué falsos testigos?

L.A.R.: El primero, Carlos Areiza Arango, que en este momento se encuentra condenado por el Juzgado Penal número 16 del Circuito de Medellín por falso testimonio. Él reconoció que todo lo que había dicho era falso. Aseguró que yo recibí dineros de los paramilitares en 2001 y que tenía pruebas en videoclips cuando en esa época no había celulares que pudieran grabar. Dijo que a él le habían dado 100 millones de pesos para dar esa declaración. Y hay otros tres más.

SEMANA: ¿Cuáles?

L.A.R.: Mauricio Palacio dijo que había sido mi conductor, pero yo jamás lo había visto. Esa persona hoy en día está huyendo de la justicia. Está en Antofagasta, Chile. Además, está Andrés de Jesús Vélez, que ya está demostrado que hace parte de un carrusel de falsos testigos. No me conocía, pero dijo que yo tenía nexos con grupos al margen de la ley. Él ya está en juicio dentro del proceso de la doctora Nancy Patricia Gutiérrez, expresidenta del Congreso, también por falso testimonio. Y el Tuso Sierra, a quien tampoco conozco. Él afirmó que me había dado recursos, pero cambió tres veces la declaración.

SEMANA: No tiene lógica que haya tantas personas que quieran decir mentiras sobre usted…

L.A.R.: Son los hechos y lo hemos demostrado. En Colombia los falsos testigos son un cáncer. En La Picota existe un pabellón al que llaman ‘la canasta de los falsos testigos’ porque usted ahí puede conseguir una declaración para cualquier proceso y arreglar el precio.

SEMANA: ¿Pero qué interés tendrían esas personas en ser falsos testigos en su contra?

L.A.R.: Hay políticos de por medio en mi caso. Tengo varias declaraciones que comprometen a un senador de la república que se contactó con ellos. Luego, ellos declararon y lo mencionan a él en mi proceso.

SEMANA: ¿Qué senador es?

L.A.R.: Voy a terminar mi proceso primero y luego hablaré con mis abogados para ver cuáles son las medidas que hay que tomar.

Contexto: "Víctima de falsos testigos"

SEMANA: ¿En este momento en qué va su proceso en la Corte Suprema de Justicia?

L.A.R.: En que se terminaron todas las pruebas y el próximo 2, 6 y 7 son los alegatos de conclusión. El 2 habla la Procuraduría, el 6 intervengo yo y el 7 mi abogado para pedir mi absolución. Ahí quedo para fallo.

SEMANA: ¿Qué espera usted que suceda en la Corte Suprema?

L.A.R.: Yo espero que la Corte Suprema me otorgue la absolución total por la contundencia de las pruebas y porque soy una persona inocente. Soy una víctima de los falsos testigos.

SEMANA: Hablemos de esos tres años en los que estuvo detenido. Usted ha dicho que su captura tuvo algo que ver con sus aspiraciones presidenciales. ¿Por qué?

L.A.R.: Varios de los falsos testigos hacen sus declaraciones en la fecha en la que yo estaba anunciando mi candidatura presidencial. Todo se dio en agosto de 2013 y para mí y para mi familia fue un drama total. Lo que me pasó no se lo deseo a nadie. Para poder soportar algo así se necesita una gran fuerza interior que a mí me permitió estar al frente de los hechos. Siento que Dios me ayudó a soportar toda adversidad.

SEMANA: ¿Cómo eran sus condiciones de reclusión?

L.A.R.: Yo vivía como un soldado en una habitación muy modesta en la Escuela de Caballería. Allí yo me conseguí una mesa pequeña que me servía de comedor y escritorio. Tenía un pequeño televisor y un horno microondas. Me levantaba muy temprano y primero me hacía un desayuno muy frugal y luego casi una hora de caminata. Subía la parte alta del sitio de reclusión y me iba hasta el polígono. Luego bajaba, me arreglaba y me disponía a mis labores.

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SEMANA: ¿Cuáles eran sus labores?

L.A.R.: Unos días me dedicaba a estudiar todo lo relativo al proceso; otros días a leer. Alcancé a leer 150 libros de 500 que me regalaron. Tengo todavía al menos 350 pendientes. También me dedicaba a escribir. Estoy pronto a sacar un libro titulado La sombra de la felicidad, donde cuento mi vida, los cargos que he tenido y lo que hice en mis estudios, en mi carrera, en el sector privado cuando trabajé con el grupo Santo Domingo en cervecería Unión durante 13 años y luego en la vida pública. El libro termina con mi reclusión en la Escuela de Caballería durante tres años y tres meses.

SEMANA: ¿Quiénes eran sus compañeros durante estos tres años?

L.A.R.: Mis compañeros eran las personas con las que vivía: el doctor Alberto Velásquez, ex secretario general de la Presidencia de la República, y el doctor Diego Palacio, exministro de Protección Social. En otra casa estaban también el general Suárez Tocarruncho, que quedó en libertad más o menos en septiembre del año pasado, el general Rito Alejo del Río y el general Pauselino Latorre.

SEMANA: Usted dice que se mantuvo fuerte mentalmente en esos tres años. ¿Cómo hizo?

L.A.R.: Es un verdadero milagro. He sentido una fuerza interior inmensa. A pesar de que estuve tanto tiempo, nunca me dio depresión porque tuve siempre el respaldo de mi fe. Soy una persona creyente y le pedí a Dios que me ayudara. Esa fuerza vino del apoyo incondicional de mi familia. Mi esposa viajó más de 150 veces de Medellín a Bogotá para verme. Llegaba los viernes y se quedaba hasta el domingo por la tarde. Mis hijos también me visitaban. Uno que es senador me veía periódicamente y el otro que vive en Medellín terminó siendo el encargado de todo: la comunicación con mis abogados y la parte económica.

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SEMANA: Si la decisión de la Corte Suprema le es favorable, ¿piensa volver a la política? Hay quienes lo dan como un seguro candidato del uribismo.

L.A.R.: No quiero tomar una decisión antes de tiempo por respeto a la propia Corte Suprema. Lo que sí puedo decir es que yo ya perdoné a mis detractores y que si soy absuelto no tomaré ninguna medida ni interpondré ninguna demanda contra el Estado colombiano. Saldré con la frente en alto.