ESCÁNDALO EN LA JUSTICIA

"Que no extraditen a Moreno porque nos quedamos sin la prueba": Jaime Arrubla, expresidente de la Corte Suprema

El exmagistrado entrega su visión del mayor escándalo que ha sacudido a la justicia colombiana. Asegura que es oportunista revivir procesos que ya finalizaron en el alto tribunal y en los que no estuvieron involucrados los aforados cuestionados. Entrevista con SEMANA.

30 de agosto de 2017

SEMANA: Usted, como expresidente de la Corte Suprema de Justicia, ¿cómo ve la crisis en el alto tribunal?

Jaime Arrubla (J.A): Me parece muy grave lo que ha sucedido en la Fiscalía. ¡Cómo es que un muchacho de 30 años llega a ser el asesor del despacho del exfiscal y a la vez lleva negocios de políticos implicados en parapolítica y era asesor de la Comisión de Acusaciones y después llega a ser fiscal anticorrupción! Además, desde la Fiscalía arma el entramado de la corrupción al parecer con un magistrado o dos. Si no es porque la DEA informa no nos damos cuenta. Es decir, si la DEA no dice nada estaría ejerciendo su cargo y cometiendo delitos. ¿Cómo llegó a ese cargo? ¿Quién lo recomendó? ¿Qué criterios tuvo el fiscal para escogerlo? Además, ¿quiénes son sus actuales compañeros en este momento en la Fiscalía? ¿Qué tranquilidad tenemos los ciudadanos? ¡Es una situación totalmente macabra lo que ha pasado en Colombia! El país tiene que saber qué seguridad tenemos de que no lleguen otros. Ojalá que no extraditen al exfiscal Luis Gustavo Moreno porque sino nos quedamos sin la prueba. Ahí viene mi segundo llamado de atención. Ese señor no se puede extraditar, ni su compañero de oficina. La extradición tiene que estar condicionada a todo lo que sabe aquí en Colombia porque sino nos perdemos la posibilidad de saber la verdad.

SEMANA: ¿Usted comparte que la justicia tocó fondo en el país?

J.A.: El tema es muy grave y está hace mucho rato denunciándose. Mire lo que pasó en la Corte Constitucional, lo que sucedió en el Tribunal del Meta y mire ahora lo que está apareciendo en la Corte Suprema. Esta es una situación que está generalizada en el país, en el Congreso, en la Fiscalía y también en el Ejecutivo. Tenemos que buscar una decisión de fondo, una reforma de fondo al Estado colombiano.

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SEMANA: En ese sentido, ¿cuál es la solución?

J.A.: Yo creo que el diseño que trajo la Constitución del 91 no pasó la prueba. Creó unas conexiones entre política y justicia que son totalmente improcedentes. Las funciones electorales contaminaron a las cortes y le abrieron la ambición a magistrados y a titulares de entes de control para hacerse a mayor poder. Luego, yo creo que hay que empezar por reformar el poder en toda la estructura del Estado que tiene la Constitución. Cortar toda conexión entre política y justicia y quitar las posibilidades de elección de magistrados por parte del Congreso de cualquier corte y también que no haya elecciones y ternas elaboradas por las cortes. Incluso, hay que pensar por la revisión de las tutelas que eso también es un factor.  

SEMANA: ¿La solución sería el Tribunal de Aforados, que justamente el Gobierno con una proposición pretende meter en la reforma política que está en curso en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes?

J.A.: Lo que hay que hacer es suprimir el prejuicio que se hace en la Comisión de Acusación de la Cámara o en el Tribunal de Aforados. Eso es un privilegio absurdo. Primero era para el presidente de la república, después lo extendieron a magistrados, después al fiscal, después al procurador y al contralor. Eso no se justifica. Ellos deben ir de una vez a su juez natural que es la Corte Suprema de Justicia por ser aforados y ella los debe juzgar sin que haya talanqueras previas en el Congreso. ¿Para qué se hace un prejuicio en vez de empezar de una vez con el juicio? Eso es un privilegio absurdo que no se justifica. De pronto mantenerlo para el presidente de la república por una razón: por la dignidad de la república. Yo iría más allá, no tribunal de aforados y no Comisión de Acusación. 

SEMANA: Pero si a los magistrados de la Corte Suprema los juzgan también los mismos magistrados, ¿no estaríamos hablando de lo mismo que sucede con la Comisión de Acusación, que la clase política no se juzga a sí misma y por ende la justicia no lo haría?

J.A.: Es que la Corte no se juzga a sí misma, estaría juzgando a un magistrado que cometió un error. El que sea amigo de él entonces que se declare impedido. Eso es como si un juez comete un delito, ¿entonces el juez que lo va a juzgar se está juzgando a sí mismo? ¡No es así!

SEMANA: ¿Cuando usted estuvo en la Corte Suprema conoció a los exmagistrados Leonidas Bustos, Francisco Ricaurte y Camilo Tarquino?

J.A.: ¡Sí, claro que los conocí!

SEMANA: ¿Qué impresión le dieron?

J.A.: Me tocó compartir con ellos en la Sala Plena, porque la sala no toma decisiones jurisdiccionales. Son decisiones administrativas, nombramientos, impedimentos del fiscal, conflictos de competencia. Cada sala tiene las funciones jurisdiccionales. Yo compartí con ellos y nunca tuve noticia de que hubiera algún caso de corrupción de ellos ni de los demás compañeros.

SEMANA: Por eso es que se sorprende frente a todo esto...

J.A.: Sorprendido, triste y con dolor de patria.

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SEMANA: Otro tema es que un sector político del país está pidiendo que se revisen fallos anteriores de la Corte por escándalos como la parapolítica, la yidispolítica y demás. ¿Qué opina?

J.A.: No se pueden confundir peras con manzanas. La Corte Suprema la fundó el libertador Simón Bolívar hace 200 años y ha sido la columna de hierro de esta democracia. Vivió todo el Proceso 8.000, la parapolítica, en la toma al Palacio de Justicia sacrificó a 11 de sus magistrados. Esa corte ha sido redentora de la democracia. Ahora, porque fallaron dos de sus miembros, de cientos que ha tenido, no se puede decir que los fallos que ha cometido son irregulares. ¡Es una desfachatez! Yo estoy de acuerdo que se revisen los expedientes donde intervinieron estas personas que hoy están en entredicho y queden abiertos al público y a una posibilidad de revisión amplia. Pero de ahí a sostener que hay que echarlos a bajo es oportunista. El país debe poner mucho cuidado en eso. ¿Acaso fueron condenados por esos exmagistrados, uno de la penal y el otro de la laboral? No se puede provechar el mal momento para ganar indulgencias.

SEMANA: ¿O sea que para usted los uribistas están siendo oportunistas?

J.A.: Yo no me refiero a ningún grupo político en general. Lo digo para el que sostenga esa tesis sea el que sea.

SEMANA: ¿Pero ellos no tienen razón cuando cuando casos como el de los senadores Musa Besaile y Hernán Andrade están nuevamente en entredicho y fueron ya fallados por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia?

J.A.: No, los que están en entredicho son un fiscal corrupto, que todos sabemos quien es, y él ha dicho que le entregó una plata a unos exmagistrados de la Corte. Entonces, si eso lo logra probar, hay que revisar todos los casos en los que ellos hayan intervenido, es lo lógico. Pero usted ponerse a rebujar casos de la parapolítca de hace años, donde ninguno de ellos tienen que intervenir, eso no tiene ningún sentido.

SEMANA: ¿O sea que para usted en esos casos la Corte falló con total apego a la ley?

J.A.: ¡En todos! Es que las decisiones en la Sala Penal son de nueve miembros.

SEMANA: ¿Qué responsabilidad tiene el fiscal Néstor Humberto Martínez en este caso y en el de Luis Gustavo Moreno?

J.A.: El fiscal debe explicar por qué nombró a ese señor allá para que todos estemos tranquilos, qué criterios tuvo. El desacierto fue total. Insisto: si los gringos no nos dan información, ese señor estaría campante en su puesto y seguiría extorsionando.