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Lujos y derroche: así eran las mansiones y otras excentricidades de Álex Saab
La vida de Álex Saab está llena de excentricidades. Casas con spas y piscinas, carros como Maserati, Rolls Royce y Porsche. Costosas obras de arte y sospechas de estar detrás del comercio ilegal del metal más precioso del mundo forman parte de las investigaciones en su contra.
En los años setenta, cuando los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein destaparon el Watergate, que al final le costó la presidencia a Richard Nixon, hicieron famosa una frase. Los dos decían que la clave de una investigación era seguir el dinero (follow the money). Por lo general, esos entramados se consolidan en complejas transacciones en paraísos fiscales a las que es difícil seguirles el rastro.
Muchas de tales operaciones las tiene hoy la trama que estremece a Colombia y Venezuela: la detención de Álex Saab en Estados Unidos y la posibilidad de que cante, lo que atemoriza a Nicolás Maduro. Pero en el caso del barranquillero hay algo que lo delató mucho más que el dinero: sus mansiones. Cualquiera que pasara hace unos años por la localidad de Riomar, en la Arenosa, sabía que algo no cuadraba. A pesar de ser un barrio lujoso, lo que sucedía sobrepasaba toda proporción. De repente, apareció una estrambótica mansión de 3.740 metros cuadrados que parecía albergar lujos de un sultán.
Una investigación de la plataforma periodística Connectas reveló que la mansión fue construida sobre cuatro predios comprados por Promotora Dubera SAS, empresa acusada por la Fiscalía de presuntamente lavar activos para legalizar recursos ilícitos. “Es la joya de Saab en Colombia. Ni siquiera las lujosas propiedades que ha tenido –directa o indirectamente– en Italia superan el valor de su mansión en Barranquilla”, señala Connectas.
La Fiscalía aseguró al pedir medidas cautelares sobre esta casa, en junio del año pasado, que “los inmuebles ocupados habrían sido adquiridos por una empresa fachada, con recursos provenientes de las actividades ilícitas de Álex Saab”.
Los miembros del CTI tomaron fotografías y videos que dejaban ver que era tan espectacular por dentro como parecía por fuera. La propiedad cuenta con cinco habitaciones, varias salas para compartir y un cine. El vestier es tan grande como la sala de una casa y tiene espacio para cientos de zapatos y carteras.
También hay un spa que envidiaría cualquier hotel de lujo. Se ve un espectacular jacuzzi, una sala de masajes para varias personas y sillas relajantes. El exterior de la casa es también impresionante. Cuenta con una enorme piscina, rodeada de bellos jardines. Y en el parque se levantaron juegos, como un saltarín en el que cabría toda una fiesta, y una casa de muñecas, igual que una real.
En esa casa de ensueño vivió Saab los últimos años que estuvo en Colombia con su esposa, Camilla Fabri. La llegada de la modelo italiana a la Arenosa, cuenta Gerardo Reyes en su libro Álex Saab: la verdad sobre el empresario que se hizo multimillonario a la sombra de Nicolás Maduro, revolucionó al personal del empresario, que intentó a toda costa tener el lugar listo y esplendoroso.
Saab quería tanto complacerla que, cuando el Country Club de Barranquilla les retiró el acceso, él levantó en el jardín una cancha de tenis profesional para que ella pudiera seguir jugando. Aunque no era el único bien de Saab, sí era el más preciado. Junto con la casa, la Fiscalía anunció en esa oportunidad que, además, habían pedido medidas cautelares de embargo y secuestro de otras siete propiedades. Entre estas, un apartamento de 379 metros cuadrados, dos casas y tres garajes, también en la ciudad de Barranquilla.
Si Saab quedó en evidencia por esa mansión en la Arenosa, Camilla Fabri terminó emproblemada por un apartamento en la muy tradicional Via Condotti, en Roma. Saab solía poner sus negocios y sus propiedades a nombre de su familia, lo cual hoy representa un duro revés en su defensa, pues todos tienen problemas judiciales.
Según el libro de Reyes, la modelo está en la mira de las autoridades italianas, que la investigan por blanqueo de capitales, pues pasó de ser una sencilla vendedora de ropa a una multimillonaria dueña de propiedades inmuebles, arte y lujosos carros. Un año después de que declarara un salario de 1.800 euros mensuales, el Estado registró que importó un Range Rover Evoque por 54.500 euros y empezó a viajar por el mundo en lujosos aviones ejecutivos.
La explicación tenía nombre y apellido: Álex Saab. El barranquillero, según publica Reyes, “la registró como dueña de la firma inglesa Kinloch Investments Limited y la autorizó para recibir giros de Multibank de Panamá y del UBS de Suiza. También vinculó en su conglomerado a la hermana de Camilla y nombró a Lorenzo Antonelli, el novio de aquella, como administrador de Kinloch”.
Pero fue el apartamento en la Via Condotti el que despertó más suspicacias. El diario Corriere della Sera asegura que la transacción para su compra, calculada en casi 5 millones de euros, fue hecha con acciones en manos de un fideicomiso inglés y una empresa de Dubái.
El periódico narra cómo la Unidad de Moneda Financiera de ese país, liderada por el general Giovanni Padula, al indagar por el origen de ese patrimonio se encontró una enorme sorpresa: “Se identificó un lavado de dinero internacional complejo y conspicuo que comienza desde Venezuela, pasa por empresas en paraísos fiscales, se detiene en el centro de Roma y es bloqueado antes de llegar a Rusia.
Lo gestionaba la esposa del nuevo dueño de la casa, el colombiano de origen libanés Álex Nain Saab Moran, 23 años mayor que ella, con funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro, con quien el empresario es muy cercano. La riqueza provendría de los sobornos pagados por la supuesta distribución de alimentos en el país suramericano”.
La Justicia italiana emprendió acciones contra los dos jóvenes romanos, Camilla y el novio de su hermana. Se calcula que la incautación de bienes en este país asciende a 10 millones de euros. Además del apartamento, a Camilla le encontraron valiosas pinturas del artista pop Edward Spitz.
Italia, por cuenta de estas confiscaciones, entró en alerta. El país del Viejo Continente no quería ser parte de lo que para ellos era una red de blanqueo de capitales. El diario agrega que, fuera del lujoso apartamento y los cuadros, esa operación de lavar dinero también “se llevó a cabo a través de bancos en línea para garantizar el anonimato de las cuentas por las que habrían transitado al menos 1,8 millones de euros”.
Antes de vivir con Camilla, las historias de excesos ya eran conocidas en la familia Saab. De su paso por París con su primera esposa, Cynthia Certain, también se cuentan relatos de opulencia. La pareja vivía con sus hijos a las afueras de la Ciudad Luz. La mesada de los pequeños era de 500 euros, y Saab les regalaba tanto a su pareja como a su primogénito, de 16 años, costosos autos Porsche y Maserati. Por cuenta de esos excesos y del rol que ha cumplido frente al Gobierno de Maduro, el portal Armando.
Info, quizás el que más ha investigado a Saab, lo llama el Rey Midas. Este equipo ha logrado descubrir otra de las obsesiones del barranquillero: el oro. “Múltiples indicios sugieren que el colombiano participa en el opaco intercambio de metales preciosos por bienes de consumo que se ha establecido entre Venezuela y Turquía”, aseguran en una de sus últimas publicaciones.
Según relata este portal, Saab estaría detrás de la comercialización del oro sacado de las minas de Guyana, que lideran empresas estatales venezolanas. La transacción sería así: Turquía entrega a Venezuela el contenido de las cajas de alimentación Clap. A cambio, Venezuela le envía ese metal precioso. Armando.
Info recoge el pronunciamiento de Marshall Billingslea, subsecretario para el financiamiento al terrorismo del Departamento del Tesoro estadounidense, quien calificó esta semana el canje entre los dos países como un “saqueo” e informó que en los últimos meses salieron de Venezuela 21 toneladas métricas de oro. A Saab aparentemente le gustaba brillar en todo sentido. Sin embargo, esa vida de lujos y excesos se acabó el pasado fin de semana cuando la Justicia norteamericana logró enviarlo en un avión a este país y ponerle su uniforme naranja.