Investigación

Mafialand | Los Gnecco, el poder detrás del Ñeñe

En el segundo capítulo de la serie de investigación, la periodista María Jimena Duzán revela cómo, según la Dijín, detrás del ganadero José el ‘Ñeñe’ Hernández está el poderoso clan que manda en Cesar y La Guajira.

SEMANA
5 de noviembre de 2020
Mafialand, Ñeñe y Arturo Gnecco
Mafialand, Ñeñe y Arturo Gnecco | Foto: SEMANA

El escándalo de la llamada ñeñepolítica tiene como protagonista principal a José el ‘Ñeñe’ Hernández, de quien el país empezó a saber hace pocos meses, tras la revelación de unos audios en los que se habla de una presunta compra de votos para la campaña presidencial de Iván Duque. Tanto el mandatario como el uribismo lo han negado. Sin embargo, los focos no han mostrado cuál es el poder detrás del Ñeñe.

En el segundo capítulo de Mafialand, la investigación de la periodista María Jimena Duzán sobre la nueva élite criminal, se revela el poderoso clan detrás de este personaje, según la Dijín.

El Ñeñe tiene dos caras. Quienes lo defienden, aseguran que él era un fanfarrón: “Mi hijo era presumido, si se ganaba 100 millones, decía que eran 1.000 millones”, así lo recuerda su mamá Beatriz Aponte, quien además asegura que todos los bienes que tenía su hijo eran fruto de su trabajo como ganadero. Esta es también la versión de la exreina María Mónica Urbina, esposa del Ñeñe. “Él decía que tenía todas las mejores relaciones... y sí las tenía, pero él nada de eso hizo”, dijo en entrevista con la periodista Salud Hernández.

Pero del otro lado de la moneda están sus presuntos vínculos criminales, como supuesto testaferro del señalado capo Marcos de Jesús Figueroa García, alias Marquitos Figueroa. “En el bajo mundo de la mafia este ganadero, aparentemente inofensivo, formaba parte de una organización criminal dedicada al contrabando de gasolina, al trasiego de armas y de narcotráfico, liderada por Armando Gnecco, alias Mandarino, y en la que participaba Marquitos Figueroa”, aseguró Duzán.

Esta relación la encontró la Fiscalía luego de un operativo para dar con las finanzas ilegales de la estructura criminal de Marquitos Figueroa en junio de 2019. “Existían dos personas que de manera relevante surgían y en nombre de quien estaban estos bienes. Uno de ellos era el señor José ‘el Ñeñe’ Hernández, quien fue asesinado en Brasil, y la otra persona era Armando Gnecco”, aseguró Andrés Jiménez, jefe finanzas criminales de la Fiscalía.

Según la mamá del Ñeñe, su hijo no tenía relación alguna con Figueroa. Considera que el escándalo explotó porque pretenden tenderle una trampa para quedarse con las valiosas tierras de su hijo en Cartagena y afectar la imagen del presidente Iván Duque. “Creo que este escándalo sale para quitarle los bienes como el lote de Cartagena y pagarles a las víctimas, las víctimas de los muertos, como dicen que él es de la banda de Marquitos Figueroa”, dijo Aponte. Este lote de Cartagena, uno de los que se decomisó en el operativo, está localizado en el Distrito de Cartagena, donde se construirá el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad.

En esta historia en la que el Ñeñe sería ganadero de día y testaferro de una organización criminal de noche, la pieza clave es Armando de Jesús Gnecco Vega, alias Mandarino, quien forma parte del poderoso clan Gnecco que manda en el Cesar y La Guajira.

“Su padre fue Jesualdo Gnecco, hermano de Lucas Gnecco, quien fue gobernador del Cesar, condenado por corrupción a 24 años, la mayoría de los cuales pasó en casa por cárcel. Cielo Gnecco, su hermana es la actual baronesa electoral del Cesar. Ellos son hermanos de Pepe Gnecco, Nélson Gnecco y de Jorge Gnecco, el cerebro fundador de ese poderoso clan familiar que hoy gobierna el Cesar y la Guajira. Otro medio hermano de ellos y miembro de este clan, es Jorge Oñate el famoso cantante vallenato”, aseguró Duzán.

Vea el primer capítulo de Mafialand

La Fiscalía ha señalado a Armando Gnecco de ser el financiador de la estructura criminal de Marquitos Figueroa. Sin embargo, Armando Gnecco se encuentra libre, ha logrado esquivar la justicia pese a ser capturado en 2014 por el crimen del diputado Efraín Ovalle, cometido en el municipio de La Paz (Cesar) en 2012. Según los familiares de la víctima, los Gnecco necesitaban este municipio para controlar el trasiego de contrabando de combustibles y de droga, y Efraín se les había convertido en una piedra en el zapato. La Fiscalía judicializó a Mandarino como determinador de ese crimen y a Marquitos Figueroa como el autor material. Sin embargo, en enero de 2015 se revocó la medida de aseguramiento contra Mandarino.

El nombre del Ñeñe e incluso el de alias Mandarino habían pasado inadvertidos hasta que explotó el escándalo de la ñeñepolítica, gracias a la investigación de los periodistas Gonzalo Guillén y Julián Hernández, quienes revelaron el informe de la Dijín en el que se concluye que había evidencias suficientes para compulsar copias ante la Comisión de Acusaciones, a la Corte Suprema de Justicia, con el propósito de investigar si hubo una compra de votos en la campaña de Duque.

“El hecho de que un miembro de una organización criminal como el Ñeñe Hernández hubiera aparecido en unos audios alardeando de cómo financió la campaña a la Presidencia de Iván Duque demuestra como mínimo esa tenue línea que hay entre el poder y la política en Colombia”, señaló María Jimena Duzán.

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