Investigación
Mafialand: ¿qué es el apunte? La estrategia de los narcos para atraer “inversionistas de bien” al negocio de la droga
La periodista María Jimena Duzán explica cómo se mueve la nueva ‘generación fantasma’ de mafiosos en Colombia, menos ostentosa y más mezclada con el poder. Primer capítulo de la serie Mafialand.
En Colombia, la nueva élite del crimen organizado es distinta a la de los años 80 y 90, conocida por sembrar terror y mostrar su ostentación. Los nuevos mafiosos tienen un bajo perfil, no son conocidos públicamente, como sí lo fueron en su época Pablo Escobar, del Cartel de Medellín, o Gilberto Rodríguez Orejuela, del Cartel de Cali. ¿Quiénes son los mafiosos que nadie considera como tal?
Vea el primer capítulo de Mafialand
Esa nueva generación de narcotraficantes es prácticamente invisible tanto para las autoridades como para la sociedad, fueron capaces de mezclarse y ser parte de la élite. El general Carlos Buitrago, exdirector de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), asegura que esta se convirtió en una estrategia para crear un emporio criminal tanto en Colombia como en la región.
Asegura que en las épocas de los carteles de la droga había un término clave que los narcotraficantes usaban para invitar a los empresarios y a políticos a invertir en el negocio ilícito, sin necesidad de involucrarlos directamente y sin tener consecuencias judiciales.
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“Hoy en día esos invisibles del narcotráfico los vemos como grandes inversionistas, que era lo que en alguna oportunidad los carteles de Medellín y Cali realizaban con el término que acuñaron de “El apunte”, que era la invitación que se le hacía a empresarios muy serios y a políticos de la sociedad para que se apuntaran a grandes inversiones del narcotráfico. Esto ocurrió y muchos de ellos lograron ser imperceptibles y quedar en completa impunidad, nunca fueron investigados”, dijo Buitrago, quien estuvo hasta marzo pasado al mando de la Polfa.
La conexión entre los poderosos, los narcos y los contrabandistas no es nueva. El general Buitrago explica que en Colombia existe desde la época de la bonanza marimbera, es decir, desde los años 70, cuando en el país la marihuana generó millones y millones de dólares. De los frutos de esos negocios ilícitos quedó una segunda y tercera generación que continuó gestando grandes imperios.
“Hay varias familias. No quiero mencionar nombres, pero algunas de ellas están vigentes, especialmente en la costa Atlántica. Usted encuentra empresarios del fútbol, empresarios de grandes cadenas de supermercados. Encuentra, igualmente, algunas entidades financieras que hoy están en manos de una segunda o tercera generación de aquellos líderes regionales que en su momento eran las cabezas, los gamonales, tanto de la marimba, como del contrabando”, señaló el experto.
Los nuevos mafiosos no se untan de cocaína directamente, tampoco jalan el gatillo para matar a sus enemigos. Como explica la periodista María Jimena Duzán, la nueva élite del crimen organizado se encarga de “facilitar movimientos financieros al bajo mundo ilegal, convirtiéndose en una extensa red fantasma, por la que se mueven en Colombia la mayoría de los dineros producto del contrabando, del narcotráfico y de la evasión de impuestos”.
Esa nueva ‘generación fantasma’ es menos violenta en apariencia, pero mucho más enfocada en lograr poder económico y político, teniendo así un pie en la legalidad y otro en la ilegalidad. Tal como lo ha explicado Insight Crime, fundación que realiza investigación sobre el crimen organizado, el perfil de los narcos ha cambiado por lo que se mantienen ocultos. Ellos los denominaron “los invisibles”.
“Los capos de hoy no tocan nunca un kilo de cocaína, y mucho menos una pistola 9 mm chapada en oro. Sus armas son un teléfono móvil encriptado, una variada cartera de negocios establecidos legalmente y un íntimo conocimiento de las finanzas mundiales”, señala Insight Crime.