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OPINIÓN

“Ganadores del plebiscito no deben dejar que los obnubile la victoria”

El premio Nobel Mario Vargas Llosa hace una reflexión sobre el resultado del plebiscito por la paz en la que propone más "esfuerzos".

16 de octubre de 2016

A dos semanas de conocidos los resultados del plebiscito por la paz se conocen reflexiones cada vez más sesudas sobre qué hacer y cómo superar el limbo en el que quedaron los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC.

Antes de la importante elección en la que más de 30 millones de colombianos estaban habilitados para votar, el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa sorprendió a sus seguidores y dijo que “si fuera colombiano, votaría por Sí”

Ahora el escritor peruano reconoce en una columna del diario madrileño El País lo desconcertante que resultó el desenlace en las urnas. “Conviene hacer un esfuerzo y juzgar aquel resultado con la cabeza fría. Es evidente que no hay ni puede haber tres cuartas partes de Colombia a favor de esa guerra que desde hace más de medio siglo causa estragos en el país, con los millares de muertos y heridos, los secuestrados y chantajeados, el terrorismo, el obstáculo que significa para la vida económica las vastas regiones paralizadas por las acciones armadas, la inseguridad reinante y la letal alianza de la guerrilla y el narcotráfico fuente de copiosa corrupción institucional y social”, escribe.

“En una democracia una mayoría puede acertar o equivocarse y el veredicto de una consulta electoral, si es legítimo, hay que aceptarlo, nos guste o nos disguste; en ello reside la esencia misma de la cultura democrática. ¿Significa esto que la guerra debe inevitablemente regresar a Colombia? En absoluto”, subraya el Nobel.

Para Vargas Llosa, “los partidarios del No, ganadores del plebiscito, no deben dejar que los obnubile la victoria y demostrar con hechos que, efectivamente, quieren la paz”, hecho que se ha pedido desde diferentes sectores políticos que creen que los acuerdos de paz están en un limbo insalvable.

“Una paz mejor que la que proponía el Acuerdo, pero la paz, no de nuevo la guerra. Eso implica negociar, hacer y conseguir concesiones del adversario, algo perfectamente realista, a condición de que no confundan el triunfo del No con unas FARC derrotadas a las que se puede humillar e imponer toda clase de exigencias”, reflexiona el escritor.

La columna ‘La paz posible’ la puede leer completa aquí