Disidencias

Márquez y su banda: un saludo a la bandera

La foto de los cuatro guerrilleros es impactante y efectista. Pero no está muy claro qué buscan los desertores al reaparecer.

3 de octubre de 2020, 4:02 a. m.
Reaparecieron Iván Márquez, el Paisa, Romaña y Jesús Santrich vestidos de guerrilleros y con fusil al hombro. ¿Son una amenaza real para la estabilidad política y el orden público?

Como era de esperarse, la aparición de una nueva foto de quienes en su momento fueron negociadores del acuerdo con las Farc causó gran revuelo en el debate nacional. Ver a Iván Márquez, a Jesús Santrich, a Romaña y a alias el Paisa vestidos de guerrilleros, con fusil al hombro y con insignias de las Farc-EP causó indignación y desasosiego. Aunque las fuertes reacciones en el país político y en el país nacional son entendibles, de este episodio surge una reflexión válida: ¿qué pueden de verdad buscar estos cuatro desertores?

La razón de ser de toda guerrilla siempre había sido tomar el poder por las armas. Hoy eso es un imposible. Con el fin del comunismo y la caída del muro de Berlín, las guerrillas ya no tienen sustento ideológico ni apoyo internacional. Corea del Norte y Cuba, los únicos países comunistas que quedan, tienen problemas de supervivencia y no están para exportar sus modelos. En esas circunstancias, unas disidencias guerrilleras solo pueden tener el único objetivo de ser bandas de delincuentes y narcotraficantes disfrazadas con el manto de la lucha social.

Los cuatro desertores volvieron a hacer noticia un mal día en que el país se levantó con el video en el que proclamaban la refundación de las Farc y hablaban de “la segunda Marquetalia”. En ese entonces, ver empuñando sus armas a los hombres que durante tantos años sembraron terror y muerte a lo largo y ancho de Colombia no era un asunto para menospreciar. En su diatriba anunciaron que esta vez atacarían a la oligarquía y a las estructuras políticas que le habían cerrado el camino a la paz.

En su momento las situaciones particulares de cada uno de estos hombres tuvieron un impacto profundo en el proceso, en su credibilidad o en los tropiezos de su implementación. Pero, a estas alturas del camino, Márquez y quienes lo acompañan no son el poder militar que pretenden proyectar con el efectismo visual de la foto ni son una amenaza real para la estabilidad política o para el orden público.

Porque los cuatro que aparecen en esa imagen ni siquiera controlan las disidencias. Las más grandes las dirige Gentil Duarte, un personaje menos conocido pero mucho más poderoso. Bajo su mando tiene 1.800 hombres, un ejército de narcotraficantes de verdad. Sin embargo, él técnicamente no es un disidente, pues nunca se sumó al proceso de paz. Tampoco está dispuesto a compartir su jerarquía con unos paracaidistas que en el fondo solo quieren no ir a la cárcel por narcotráfico. Así las cosas, los cuatro personajes en cuestión pueden estar protegidos por Nicolás Maduro, pero en realidad más que unos jefes militares, son las cabezas de unas cuadrillas de guerrilleros disidentes que se están armando y que buscan financiarse con el narcotráfico. Santrich se voló porque lo pillaron con las manos en la masa vendiendo cocaína; Márquez, debido a que su propio sobrino lo iba a delatar por esos mismos hechos. Y el Paisa y Romaña nunca creyeron mucho en el proceso de paz.

Pero sí tienen una retaguardia muy buena. Se trata, ni más ni menos, que del Gobierno de Venezuela. En ese país pueden vivir, tener a sus familias, no ser perseguidos y recibir tratamiento de personajes VIP. No obstante, eso en la práctica significa que más que un proyecto autónomo de subversión colombiana, son una ficha del ajedrez de Maduro. En términos coloquiales, se diría que el presidente de ese país los está protegiendo para sacarles la piedra a Duque y a Uribe. Y lo ha logrado. Pero, por más que los cuatro estén uniformados, protegidos en Venezuela y tengan fusiles Tavor israelíes al hombro, la foto logra su cometido de enviar un mensaje de poder cuando en realidad son un pequeño reducto criminal de lo que fueron las Farc con Manuel Marulanda.